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Mientras las cifras de coronavirus de Los Ángeles mejoran, el condado alcanza un ‘terrible récord’

People in masks walk on a pedestrian roadway surrounded by shops' goods.
Los compradores caminan por Santee Alley, en el centro de Los Ángeles, el viernes por la tarde.
(Robert Gauthier / Los Angeles Times)
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Los Ángeles ha superado las 20.000 muertes por COVID-19, anunció el martes el departamento de salud pública, incluso cuando el recuento diario de contagios de coronavirus está cayendo.

El martes se reportaron 157 decesos adicionales, lo que eleva el número de muertos a 20.057. Estados Unidos superó las 500.000 defunciones el lunes.

“Hoy nos acercamos al terrible récord de las 20.000 muertes”, señaló el martes la directora de Salud Pública de Los Ángeles, Bárbara Ferrer, durante una reunión de la Junta de Supervisores. “Este es un recordatorio para todos nosotros de que hay acciones colectivas que debemos seguir haciendo. Estas marcan la diferencia y salvan vidas”.

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El condado también informó 2.091 nuevos casos de coronavirus, lo que eleva el total desde el inicio de la pandemia a 1.183,378.

A pesar de lo que Ferrer llamó un “día desgarrador”, se mostró cautelosamente optimista sobre la mejora de las cifras de COVID-19.

En una conferencia de prensa el lunes, Ferrer señaló que los recuentos diarios de casos de coronavirus en Los Ángeles están alcanzando mínimos no vistos desde antes del aumento invernal. El condado registró un promedio de 1.900 contagios diarios durante la semana hasta el lunes, un 88% menos que a principios de enero, cuando hubo más de 15.000 casos nuevos por día.

“Seguimos avanzando en la reducción del número promedio de nuevos casos diarios de COVID-19”, comentó Ferrer.

Los Ángeles también está experimentando una disminución en las muertes. A principios de enero, el condado registró un promedio de 241 decesos por COVID-19 al día durante el lapso de una semana; en el período de siete días más reciente, se registró una media de 116 defunciones diarias, una disminución del 52%.

Además, la tasa de resultados positivos en las pruebas del condado, que superó el 20% alrededor del 1 de enero, ha caído por debajo del 5%, informó Ferrer.

La tasa de transmisión en Los Ángeles se redujo de 0.81, hace una semana, a 0.76, lo que significa que, por cada 100 personas infectadas, el virus se transmite a 76 individuos.

Las cifras también están mejorando a nivel estatal. La tasa de resultados positivos en las pruebas de California, que alcanzó su punto máximo el 7 de enero con un 14.3%, ha caído a un 3.1%, una cifra que no se había visto desde el 1 de noviembre, según un análisis del Times. El estado está registrando alrededor de 7.000 nuevos casos de coronavirus por día, frente a los 45.000 diarios hace solo seis semanas.

La Dra. Christina Ghaly, directora de servicios de salud de Los Ángeles, señaló que las cifras son “muy buenas noticias”, y que las tasas de hospitalización también están disminuyendo constantemente.

Hasta el domingo, había 2.146 pacientes ingresados en nosocomios del condado con COVID-19, una caída del 73% desde el pico de 8.098 el 5 de enero. De ellos, 660 estaban en una unidad de cuidados intensivos (UCI), una disminución del 62% en comparación con el máximo de 1.731 el 8 de enero.

Aun así, los funcionarios del condado advierten que los hospitales siguen ocupados.

La cantidad de personas en los hospitales de Los Ángeles con COVID-19 es aproximadamente la misma que durante el Día de Acción de Gracias, después de que comenzara el último aumento.

Los nosocomios públicos del condado tenían un 72% de ocupación el lunes, dijeron funcionarios locales en un correo electrónico enviado al Times el martes. Los hospitales públicos tienen alrededor de 150 pacientes con COVID-19, el 40% de los cuales están en las UCI.

“Todavía estamos viendo una gran cantidad de pacientes con estadías muy largas en la UCI”, indicó Ghaly a la Junta de Supervisores el martes.

Los efectos del aumento repentino todavía se resienten en todo el sistema de salud pública del condado.

De las cinco clínicas ambulatorias para pacientes que cerraron durante la última oleada para liberar personal y ayudar a los hospitales, solo una ha vuelto a abrir. Y aunque cientos de enfermeras que habían estado apoyando temporalmente en nosocomios durante el aumento han regresado a sus trabajos normales, algunas todavía están laborando en los hospitales. Todos los miembros del personal del Departamento de Defensa de Estados Unidos que habían estado ayudando a las clínicas administradas por el condado se han ido.

El condado está reprogramando activamente cirugías y procedimientos no urgentes que se pospusieron durante el aumento.

Tanto Ghaly como Ferrer cubrieron su optimismo, señalando que esta semana podría traer aumentos a partir de los casos resultantes de las reuniones durante el fin de semana del Super Bowl.

“Un incremento en los comportamientos que facilitan la transmisión aún puede conducir muy fácilmente a un aumento en el número de pacientes hospitalizados en solo un par de semanas”, señaló Ghaly. “Esto puede suceder muy rápido y, como todos sabemos, es muy difícil cambiar las cosas y comenzar a reducir esa cifra”.

Lo que ha contribuido a la mejora de las cifras es el lanzamiento continuo de la vacuna contra COVID-19. Hasta el lunes, se habían administrado casi 1.771,000 dosis en Los Ángeles, según el Departamento de Salud Pública. De los vacunados, poco más de 513.500 han recibido una segunda dosis.

Actualmente, solo los trabajadores de la salud, los residentes y el personal de las instalaciones de enfermería y de atención a largo plazo, así como las personas de 65 años o mayores, son elegibles para el antígeno en el condado. Sin embargo, incluso cuando los problemas de suministro plagan los esfuerzos de vacunación en todo el estado, tres sectores adicionales serán elegibles para ser inoculados el 1 de marzo: trabajadores de educación y cuidado infantil, personal de alimentos y agricultura, así como agentes policiales y de otros servicios de emergencia. Juntos, suman alrededor de 1.3 millones de individuos en el condado.

El grupo de elegibilidad se ampliará aún más el 15 de marzo, cuando los californianos de 16 a 64 años que estén discapacitados, o en alto riesgo de morbilidad y mortalidad por COVID-19, puedan recibir vacunas.

Más del 90% de las dosis que recibe Los Ángeles están “en los brazos de las personas que son elegibles” dentro de cinco días, explicó Ferrer, pero los niveles de suministro fluctuantes están creando desafíos. Aunque hubo 500.000 citas disponibles esta semana, el condado solo tenía 209.000 vacunas.

“En todos los sectores, hay mucha más capacidad para vacunar”, comentó Ferrer, “pero simplemente no tenemos el suministro de dosis para ofrecer más citas”.

Mientras tanto, los datos de salud pública publicados la semana pasada revelaron que las tasas de vacunación entre los residentes negros y latinos estaban muy por detrás de las de los residentes blancos. Aunque el 32.7% de los habitantes blancos del estado han recibido al menos una dosis, solo el 3% de los residentes negros y el 16% de los habitantes latinos del estado han recibido una.

Ferrer abordó las inequidades y se disculpó con las comunidades que han tenido acceso limitado a las vacunas.

“Ofrecemos nuestras disculpas”, señaló. “Sin embargo, no se trata de hablar en este momento. Realmente se trata de cambiar nuestra capacidad para asegurarnos de que estamos mejorando el acceso en esas comunidades”.

Los funcionarios de salud pública tanto del condado, como del estado, han reafirmado sus planes para abordar los problemas de inequidad y llegar a las personas en las áreas más afectadas a través de esfuerzos de divulgación comunitaria y vacunación móvil, pero algunos sienten que no es suficiente.

Durante la reunión de la Junta de Supervisores de Los Ángeles el martes, la supervisora Hilda Solís dijo que estaba disgustada por el comportamiento de los residentes, en gran parte de los vecindarios ricos, que usaron códigos de acceso que se suponía iban a ir a los residentes negros y latinos para registrarse para obtener la vacuna.

Solís explicó que se sorprendió al ver a residentes de vecindarios acomodados acudir a una clínica alojada en un sitio de vivienda pública en Boyle Heights para vacunarse, donde se suponía que lo harían los habitantes locales, muchos de los cuales “viven en la pobreza” y son en su mayoría latinos, negros y asiáticos.

“La gente no suele entrar y visitar comunidades externas como Beverly Hills o Westside u otras partes, pero en esta ocasión, vi a personas que sé que no viven ni residen allí”, señaló.

Solís dijo que el programa “My Turn” del estado no brinda acceso a la vacuna a las comunidades de color, y ha escuchado de residentes cuyas llamadas se cortan cuando marcan al número de teléfono de My Turn.

Solís calificó el martes como un “día de ajuste de cuentas” y señaló que el abuso del sistema de códigos era una marca negativa para el estado y el condado.

“Amigos, esto es mucho más que saltar la línea”, indicó Solís. “Esto significa que nuestra comunidad está siendo expulsada”.

Durante la misma reunión, Ghaly señaló que estaba preocupada por las barreras que enfrentan los 450.000 pacientes que buscan atención en los hospitales y clínicas del condado para ser inoculados. Muchas son personas de color, de bajos ingresos y con seguro público, incluido Medicaid, o no tienen seguro. Ghaly indicó que su institución necesita un mejor acceso para reservar citas de vacunación.

“Si no podemos reservar citas de vacunación para nuestros pacientes, nos preocupa mucho que sean expulsados por aquellos con más tiempo libre, más recursos, la capacidad de sentarse frente a su computadora todo el día y de conducir a cualquier parte del condado para obtener una vacuna”, señaló Ghaly.

Dijo que las estrategias que los funcionarios han discutido para abordar las inequidades, incluidos los códigos de acceso, “simplemente no son soluciones aceptables o suficientes”.

“Esos sistemas pueden ser utilizados fácilmente por personas con mejor acceso”, añadió.

La supervisora Janice Hahn indicó que, para garantizar la equidad, es posible que el condado deba ir de puerta en puerta para proporcionar el antígeno o, una vez que esté disponible la vacuna de dosis única de Johnson & Johnson, focalizarse en los lugares de reunión de la comunidad, como los centros religiosos y proporcionarles a todos ahí una inyección.

“Cuando decimos focalizado, nos referimos a ir de puerta en puerta, o en la comunidad, en un lugar en particular para que podamos mitigar a las personas de afuera que toman esas vacunas”, señaló Hahn.

Además, mientras los funcionarios trabajan para abordar los problemas de equidad dentro de la aplicación del antígeno, también se están preparando para el aumento de variantes más transmisibles del virus, incluida una cepa de California que parece cada vez más peligrosa.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

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