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¿Es seguro que California reabra los negocios? Está ocurriendo rápidamente, a pesar de que persisten los riesgos

An educator receives his first COVID-19 vaccine.
Rowel Salvador, subdirector de la escuela secundaria John Muir de Los Ángeles, en su motocicleta, recibió el lunes su primera vacuna COVID-19 de manos de la enfermera Susan Domingo.
(Al Seib / Los Angeles Times)
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El aire libre ya no es la única opción para comer en los restaurantes de San Francisco.

En Silicon Valley, los residentes pueden hacer ejercicio dentro de un gimnasio.

Y el condado de Los Ángeles, junto con el resto del sur de California, está más cerca de lo que ha estado en meses de quitar el ya prolongado candado a su economía.

A medida que los casos diarios de coronavirus descienden, California se dirige hacia lo que sería la más amplia reapertura de negocios, escuelas y espacios públicos desde la horrible oleada de COVID-19 del otoño e invierno.

Pero incluso con la disminución de los casos y los esfuerzos de distribución de vacunas ganando cada vez más impulso, hay preguntas sobre si el estado se está moviendo demasiado rápido.

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Los próximos meses siguen siendo inciertos debido a la aparición de nuevas variantes del coronavirus, que tienen el potencial de propagarse más rápido de lo que las vacunas pueden aplicarse.

Esta misma semana, la Dra. Rochelle Walensky, directora de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU, dijo que está “realmente preocupada por los informes de que más estados están haciendo retroceder las medidas de salud pública que hemos recomendado para proteger a la gente del COVID-19”.

En California, los casos diarios de coronavirus siguen disminuyendo, pero a un ritmo más lento que el mes pasado. El estado registra actualmente unos 5.200 casos diarios, lo que supone un descenso del 23% respecto a la semana pasada. A mediados de febrero, el descenso semanal fue del 37%.

La paradoja ha persistido a lo largo de la pandemia: ¿cómo puede ser seguro abrir cuando se sigue pidiendo a los residentes que se resguarden en sus casas?

“Si pudiéramos aprender de estas cosas y practicar la moderación, es decir, no pasar directamente del ‘no’ al ‘sí’ total en todos los frentes, entonces tal vez podríamos mitigar la transmisión”, dijo la Dra. Shruti Gohil, directora médica asociada de epidemiología y prevención de infecciones de la UC Irvine. “Pero es difícil”.

Cuando se trata de COVID-19, no siempre es cuestión de “se abre o no se abre. Tal vez se tenga que abrir con restricciones”, dijo el martes.

Sin embargo, esos matices corren el riesgo de convertirse en un mensaje contradictorio, especialmente para los californianos cansados de la pandemia y deseosos de liberarse de los grilletes tras casi un año de preocupaciones, trastornos y limitaciones.

Rita Burke, epidemióloga y profesora adjunta de medicina clínica preventiva en la Facultad de Medicina Keck de la USC, dijo que “tiene que quedar muy claro que, sí, nos estamos abriendo, pero eso no significa en absoluto que podamos a empezar a bajar la guardia”.

No sirve de nada, dijo el martes, si “la gente solo oye la primera parte y ya está saliendo por la puerta, y se pierde esa segunda parte realmente importante”.

Dieciocho condados -donde viven más de 5 millones de californianos, el 13% de la población del estado- han salido del nivel púrpura, el más estricto del plan de reapertura de cuatro categorías, liberando a los negocios para que abran sus puertas y a los residentes para que caminen por esas puertas para cenar, hacer ejercicio o ver obras de arte.

Los condados de Santa Clara, San Francisco, San Luis Obispo, El Dorado, Napa, Lassen y Modoc han sido los últimos en incorporarse a la lista. Nueve más -Alameda, Solano, Placer, Santa Cruz, Butte, Imperial, Tuolumne, Calaveras y Mono- podrían unirse a ellos ya la próxima semana.

Y, sobre todo, los condados de Los Ángeles y Orange están a escasas décimas de hacer lo mismo.

Con la primavera a la vuelta de la esquina, ha surgido una nueva esperanza en el Estado Dorado: que, con un flujo creciente de vacunas y semanas de descenso de las tasas de transmisión, California puede acercarse cada vez más a algo parecido a la vida prepandémica.

“Estamos en un lugar increíble”, dijo una jubilosa alcaldesa de San Francisco, London Breed, en una conferencia de prensa al aire libre el martes. “No nos encontramos completamente donde queremos estar, pero sí mejor de lo que hemos estado desde octubre del año pasado”.

El gobernador Gavin Newsom dijo el martes que los avances logrados por el estado en las últimas semanas son un mérito de los californianos que tomaron las medidas necesarias para frenar el contagio, como llevar mascarillas en público y mantener la distancia física con los miembros de otros hogares.

En el plan de reapertura de California, los condados se asignan a uno de los cuatro niveles codificados por colores en función de tres criterios: las tasas medias diarias de casos de coronavirus, ajustadas en función del número de pruebas realizadas; la tasa de positividad de las pruebas; y una métrica de equidad sanitaria destinada a garantizar que la tasa de positividad en las comunidades más pobres no sea significativamente más alta que la cifra global del condado.

Los condados deben cumplir los criterios del siguiente nivel durante dos semanas para poder avanzar.

En el nivel púrpura, muchas empresas e instalaciones públicas tienen que suspender o limitar severamente sus operaciones en el interior.

Los condados del nivel rojo, sin embargo, pueden permitir que los restaurantes y cines de interior vuelvan a abrir al 25% de su capacidad o a un máximo de 100 personas, lo que sea menor. Los gimnasios de interior y los estudios de danza y yoga pueden reabrir al 10% de su capacidad. Los museos, zoológicos y acuarios pueden abrir sus actividades en interiores al 25% de su capacidad, y las tiendas y bibliotecas no esenciales pueden reabrir al 50% de su capacidad, frente al 25%.

El condado de Los Ángeles, durante mucho tiempo el epicentro del brote de coronavirus de California, cumple ahora dos de los tres criterios para avanzar. El único punto de fricción es la tasa de casos ajustada.

Para avanzar, el condado de L.A. necesita que esa cifra no sea superior a 7.0 casos nuevos al día por cada 100.000 personas. El martes, fue de 7.2. La semana pasada de 12.3; la anterior, de 20.

En una declaración al Times, los funcionarios del Departamento de Salud Pública del Condado de Los Ángeles dijeron que tienen la esperanza de que la región pueda entrar en el nivel rojo en dos semanas. Junto con la ampliación de las operaciones comerciales, esto permitiría a los grados 7 a 12 reanudar las clases presenciales.

El condado de Orange también está esperando que su tasa de casos, calculada recientemente en 7.6, disminuya lo suficiente como para pasar al nivel rojo. La tasa de casos del condado la semana pasada fue de 11.9, por debajo de los 20.7 de la semana anterior.

A pesar de los avances, algunos expertos en salud temen que se produzca un nuevo aumento antes de que se haya vacunado a un número suficiente de personas para detenerlo.

“Tenemos la capacidad de detener un potencial cuarto aumento de casos en este país. Por favor, manténganse firmes en su convicción. Sigan llevando la mascarilla bien ajustada y tomando las demás medidas de prevención de salud pública que sabemos que funcionan”, dijo Walensky.

California ha sido mucho más cautelosa en la reapertura de los negocios que los otros estados más poblados del país. Pero algunos expertos dicen que una reapertura más amplia aquí no puede ser pospuesta por mucho tiempo más.

“En algún momento, hay que tomar la decisión -basada en la evidencia, en la ciencia, en lo que sabemos- de que es seguro pasar al siguiente nivel”, manifestó Burke.

Gohil también dijo que no se trata de “aislarnos para siempre”. Pero, señaló, “si jugamos nuestras cartas correctamente ahora, realmente podremos hacer mucho bien para numerosas personas”.

Money informó desde Long Beach; Lin y Dolan desde San Francisco.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

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