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‘Necesitas hablar inglés’: Los videos y las redes sociales muestran la polarización que el español está provocando en Estados Unidos

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Natalia Meneses estaba de compras en un Walmart en Georgia, cuando su hija de 3 años comenzó una conversación que desencadenó una experiencia desagradable.

La niña no soltó una blasfemia ni dijo algo inapropiado. Ella simplemente señaló unas pinzas de flores para el pelo y dijo a su madre: “¡Mira, Mami!”

Escuchando por casualidad la conversación que siguió en español entre madre e hija, una mujer le gritó a Meneses, una ciudadana estadounidense que nació en Colombia: “Necesitas enseñarle a esa niña a hablar inglés, porque esto es Estados Unidos y los niños necesitan aprenderlo. De lo contrario, debes salir de este país”.

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Meneses respondió en tono molesto que tanto ella como su hija eran estadounidenses y hablaban inglés.

El español, la primera lengua europea arraigada en América del Norte, se ha establecido como el idioma que ha polarizado más a los Estados Unidos. Hace dos décadas desencadenó un debate en California entorno a la prohibición de la educación bilingüe, un tema que incluso dividió a las familias latinas.

Durante un periodo de fuerte inmigración a California y otros estados fronterizos, el español fue el idioma preferido en todos los vecindarios.
Ahora, la presidencia de Donald Trump ha vuelto a encender la brecha lingüística. Trump ha criticado la inmigración ilegal, atacó a los que cruzan la frontera y dijo una vez que “este es un país donde hablamos inglés, no español”.

Al mismo tiempo, el español está incursionando en la cultura pop estadounidense. El éxito global de Luis Fonsi, “Despacito”, batió numerosos récords en las listas pop y se convirtió en el primer video de YouTube en llegar a los 5 mil millones de visitas.

“Cuando vivimos en un mundo donde los símbolos se convierten en líneas divisorias, el lenguaje puede ser uno de ellos”, dijo Brian Levin, director del Centro para el Estudio del Odio y el Extremismo en Cal State San Bernardino.

En este entorno, dos incidentes recientes enmarcaron la larga tradición de reprender a las personas por hablar español, al tiempo que ilustraron el poder del video y las redes sociales para lanzar un contraataque.

En un de estos caso, Aaron Schlossberg, un abogado de Nueva York, repredió a gritos a los trabajadores de un restaurant en Manhattan por hablar en español y amenazó con denunciarlos ante el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE).

“Creo que no tienen documentos, mi próxima llamada es a ICE para expulsar a cada uno de ellos de mi país”, dijo Schlossberg en el incidente grabado. “Pago por los servicios que obtienen aquí. Lo menos que pueden hacer ... es hablar en inglés”.

Después de una avalancha de críticas que incluyeron una irónica serenata de una banda de mariachis, Schlossberg se disculpó en Twitter y dijo que no es racista.

La misma semana de ese incidente, se registró a un agente de la Patrulla Fronteriza deteniendo a dos mujeres en Montana y pidiéndoles su identificación.

“Señora, la razón por la que le pedí su identificación es porque vi que ustedes están hablando español, algo que no es común en esta zona”, se puede escuchar al agente decir en el video.

Un portavoz de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE.UU. dijo que el incidente “se está revisando para garantizar que se siguieron todas las políticas apropiadas”.

Es difícil saber si ha habido un aumento de confrontaciones debido a que la gente habla español. Dichos incidentes han sido reportados por décadas, y la proporción de latinos que hablan español ha disminuido en la última década, con el 73% de los hispanos hablando español en casa en 2015, frente al 78% en 2006, según un análisis del Pew Research Center basado en los datos de la Oficina del Censo.

Muchos latinos crecieron en hogares donde solo se habla inglés.
Desde las elecciones presidenciales, docenas de latinos han denunciado agresiones verbales por hablar en español a través de Documenting Hate, un proyecto que documenta incidentes de prejuicio y crímenes de odio en todo el país.

Los reportes incluyen insultos para un conductor de un camión en un canal de radio, un enfrentamiento en una sala de cine y en la piscina de un hotel.

“El prejuicio contra el español no es sobre el idioma, sino sobre las personas que lo hablan”, dijo Carmen Fought, profesora de lingüística en Pitzer College. “Quienes tienden a ser personas de color de un nivel socioeconómico más bajo y que, no siempre, pero a veces, son inmigrantes que están en el centro de una óptica negativa en la arena política”.

Aunque la mayoría de la gente habla inglés en EE.UU., no hay un idioma oficial designado para el país. Se hablan al menos 350 idiomas en hogares de todo el país.

Hubo 40 millones de residentes de EE.UU. que hablaron español en casa en 2016, según los datos del censo. Más de la mitad - 57.5% de hispanohablantes- hablaba inglés “muy bien”.

El español ha inspirado durante mucho tiempo reacciones contradictorias. Por un lado, muchos blancos de la clase media y con recursos han inscrito a sus hijos en escuelas chárter bilingües para que puedan aprender español, creyendo que podría darles una ventaja en el mercado de trabajo. Pero el lenguaje también ha inspirado iniciativas para que se instituya la reglamentación de “Solo inglés” en todo el país.

En un tweet, la estratega republicana Ana Navarro escribió: Permítanme aclarar esto. Hace apenas unos meses, todos en América y en el resto del mundo, andaban cantando cada palabra de ‘Despacito’. Pero ahora, ¿quieren reprendernos y detenernos cuando nos escuchan decir unas palabras en español?

En opinión de Levin, desde las elecciones, ha habido un aumento en los crímenes de odio y la aparición de intolerancia en los espacios públicos capturados y ampliamente compartidos en las redes sociales.

La actitud hacia el español es un reflejo de los sentimientos hacia el alemán en los siglos XIX y XX, cuando los alemanes fueron criticados por supuestamente no asimilar la cultura estadounidense. En algunos estados, como Nebraska y Iowa, se promulgaron leyes para prohibir el alemán en las escuelas públicas.

El lenguaje puede hacer que se “sospeche automáticamente de alguien que tiene inclinaciones nativistas”, dijo Heidi Beirich, directora del Proyecto de Inteligencia del Southern Poverty Law Center, que rastrea a los grupos de extrema derecha y de odio.

“Los hispanohablantes y la idea de la expansión del español en los Estados Unidos han sido un desastre para la extrema derecha durante mucho tiempo”, dijo Beirich.

El incidente de Manhattan llevó a Meneses, de 40 años de edad y madre de dos hijos a romper en llanto cuando narró lo sucedido a los empleados de la tienda, quienes se enfrentaron a la otra mujer.

“Solo le estaba haciendo un favor”, recordó haber dicho Meneses a la mujer. “Esa niña necesita aprender inglés. Va a ser una desventaja para ella, y no quiero pagar mis impuestos para que aprendan inglés”.

“¿Qué pasaría si fuera blanca y hablara en francés a mi hija en un Walmart. ¿Esa mujer me atacaría? Claro que no”, dijo Meneses, que está estudiando un doctorado. “¿Y si tuviera un niño rubio y hubiera estado hablando español, iba a decir algo? Por supuesto que no”.

Ana Suda no puede recordar lo que ella y su amiga estaban discutiendo mientras caminaban por una tienda en Havre, Montana, cuando el agente de la Patrulla Fronteriza les preguntó dónde habían nacido.

Después de tomar sus identificaciones, Suda grabó un video preguntándole al agente por qué había solicitado su identificación.
Suda preguntó si se les estaba haciendo un perfil racial. El agente dijo que no.

“No tiene nada que ver con eso”, dijo. “Es el hecho de ustedes hablaban español en la tienda, en un estado donde predominantemente se habla inglés”.

Suda, quien nació en El Paso y se crió en Juárez, México, dijo que a menudo habla español en la ciudad, sin incidente y que suele hablar español con sus dos hijos para que puedan comunicarse con su familia en México.

La madre narroó que después de que su hija de 7 años viera un video de la interacción en la estación de gasolina, se acercó a ella con una mirada de tristeza y le preguntó: Mami, ¿ya no puedo hablar español?

“Por supuesto que puedes”, dijo Suda. “Tienes que estar orgullosa. Hablas dos idiomas. Eres inteligente”.

En el otoño de 2016, Jobana Townsend estaba en el pasillo de un Walmart en Susanville, California, cuando un par de mujeres la escuchó hablando español con sus dos hijos. Townsend, nacido en Hermosillo, México, es un ciudadano estadounidense naturalizado.
Al principio, una de las mujeres simplemente dijo en voz alta que odiaba cuando las personas hablaban español. Townsend la ignoró y siguió hablando con su hijo y su hija.

Luego, la mujer se volvió y lo hizo directo: Necesitas hablar inglés. Esto es América. Hablamos inglés.

Townsend no dijo nada hasta que ella estaba en su automóvil con su familia y les dijo que nunca se avergonzaran de quiénes son. “Su padre, es un ciudadano nacido en Estados Unidos y un veterano militar y luchó para que todos tengan el derecho de hablar cualquier idioma”, recuerda que haberles dicho.
“No vamos a dejar de hablar español solo porque a otras personas les incomoda”, dijo Townsend. “Quizás, cuanto más nos escuchen, más verán que somos como ellos. Simplemente hablamos un idioma diferente”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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