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Caos en reunión de emergencia para calmar los ánimos tras la muerte de un joven a manos de agentes

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Una reunión de emergencia convocada por el ayuntamiento después de que un joven de 16 años fuera muerto por agentes dl Sheriff, terminó en un caos el miércoles por la noche cuando la familia y las amistades del adolescente, exigieron respuestas al departamento del Sheriff del condado de Los Ángeles.

Los agentes dispararon y mataron a Anthony Weber durante una persecución el domingo por la noche. Dijeron que vieron una pistola metida en sus pantalones, pero los investigadores nunca encontraron un arma.

La Comisión de Supervisión Civil del Sheriff, una junta de nueve personas nombrada por la Junta de Supervisores del Condado de L.A. para supervisar el Departamento del Alguacil, convocó la reunión de emergencia para calmar las tensiones entre la comunidad y el Departamento del Sheriff.

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John Weber, padre del adolescente, llevó una fotografía ampliada de su hijo tirado en el suelo.

“¿Dónde está el arma?” preguntó. “Sé dónde están las balas, están justo en la espalda de mi bebé”.

Los oficiales del sheriff guardaban silencio.

Al menos 150 personas se presentaron al foro, que tuvo lugar en New Congregational Missionary Baptist Church en South L.A.

“¡Mataron a un chico de 16 años!”, gritó un hombre.

El hermano del niño, también llamado John Weber, se dirigió a los agentes del sheriff. “¿Fue asesinado mi hermano? ¿Sí o no?” preguntó.

“¡Sí!”, gritó la multitud

En un momento, el joven Weber le preguntó a un capitán de un sheriff si la familia o la comunidad habían hecho algo o si su hermano era “un peligro”.

“Absolutamente no”, respondió el capitán Christopher Bergner.

Luego, un grupo de miembros de la comunidad, muy enojados, se reunió alrededor del panel, lo que provocó que las autoridades finalizaran la reunión antes de tiempo. La respuesta de Bergner no le cayó bien a los que estaban en el panel de supervisión.

“Estamos tan indignados por esa respuesta como la comunidad”, dijo el comisionado Xavier Thompson.

Patti Giggans, otra comisionada, dijo que la reunión terminó antes de tiempo porque la familia de Weber y la comunidad no fueron tratadas con respeto.

“No está bien la forma en que se trata a las familias después de un tiroteo”, dijo.

El tiroteo ocurrió alrededor de las 8 p.m. del domingo en el vecindario Westmont de South L.A.

Dos agentes respondieron al informe de que un joven con pantalones de mezclilla y una camisa negra se encontraba apuntando con una pistola a un automovilista en la cuadra 1200 de la calle 107. La persona que llamó, según el audio de la llamada de despacho, dijo que temía por su vida.

Los agentes que respondieron a la llamada se encontraron con un niño de 16 años que coincidía con la descripción. Según su versión, vieron una pistola metida en sus pantalones, de acuerdo con declaraciones del Departamento del Sheriff.

Cuando le ordenaron que no se moviera, el adolescente ignoró las órdenes de los agentes y salió corriendo hacia un complejo de apartamentos conocido por ser un refugio pandillas, dijo Bergner previamente.

Después de entrar a un patio, el joven se volvió hacia los agentes y uno de ellos disparó unos 10 tiros. El adolescente fue golpeado “varias veces” en la parte superior del cuerpo, dijo el departamento en un comunicado.

Las autoridades dijeron que el arma que traía el joven, podría haber sido tomada por alguien entre la multitud que juntó en la escena.

Después del tiroteo, los vecinos inundaron el patio y los dos agentes pidieron ayuda adicional para controlar a la multitud, que aumentó a 30 o 40 personas. Los agentes creen que el arma desapareció durante la conmoción, dijo Bergner.

En la reunión del miércoles, el jefe del sheriff Joe Gooden dijo que los agentes involucrados no llevaban cámaras corporales, pero señaló que el departamento está trabajando en un programa de cámara corporal.

“No es tan simple como darle a cada agente una cámara”, dijo.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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