La relación de amor y odio de Estados Unidos con los inmigrantes

PRIMERA ERA

Las ‘personas blancas libres’ y los ‘coolies’ asiáticos

Inmigrantes pobres y sin habilidades especiales del norte de Europa y Asia llegaban a Estados Unidos a mediados de los 1800. La mayoría de los inmigrantes europeos eran alemanes e irlandeses, y ante la ley, eran considerados “personas blancas libres” capaces de alcanzar la ciudadanía estadounidense.

La ciudadanía no era una opción para el creciente número de inmigrantes chinos y asiáticos que se asentaban en la costa oeste del país. Los chinos se convirtieron en una fuente de mano de obra barata para trabajos en minería, agricultura y transporte ferroviario; a ellos les llamaban “coolies”. La palabra “coolie” originalmente significaba “trabajador no calificado”, pero se convirtió en una ofensa para referirse a aquellos trabajadores que laboraban por bajos salarios, o aquellos que llegaron al país como trabajadores bajo contratos acordados para el pago de deudas. Las mujeres chinas, por su parte, eran en gran medida consideradas prostitutas.

En Los Ángeles, las reacciones en contra de los asiáticos culminaron con la "Masacre China" de 1871. Una multitud de más de 500 hombres blancos mataron a por lo menos 18 hombres y niños chinos cerca del centro de la ciudad. Nunca nadie fue condenado por las muertes.

La creciente animadversión en contra de los asiáticos en el país llevó a que se aprobaran leyes que estarían en vigencia por décadas.

“[Los chinos] fortalecieron la infraestructura de nuestra nación, solo para ser procesados cuando su labor fue vista como competencia y cuando el trabajo sucio ya estaba hecho” — Representante Mike Honda (D-San Jose), durante un debate en 2012, antes de la aprobación de la Resolución 683, que expresaba el arrepentimiento por el trato a los inmigrantes chinos

Durante la siguiente ola de inmigración, desde finales de los 1800 hasta los 1920, las leyes de inmigración continuaron teniendo como objetivo a los asiáticos, aunque también trataron de disuadir la inmigración que venía desde el sur y el este de Europa.

Roger Waldinger, profesor distinguido de sociología de UCLA, dijo que las leyes que se aprobaron durante esta era “fijaron un bajo límite en la inmigración total del hemisferio oriental y virtualmente pararon la migración procedente de Asia”.

A los pobres, los enfermos y aquellos que apoyaban ciertos pensamientos políticos, se les prohibió la entrada a EE.UU. bajo otras nuevas leyes. Las leyes que disuadían la inmigración desde Europa del sur — en su mayoría desde Italia — reflejaron el sentimiento generalizado anti-católico que había en ese momento. Los italianos fueron un blanco frecuente de abusos y víctimas de uno de los linchamientos más infames en la historia de Estados Unidos. Esto sucedió en Nueva Orleans, donde 11 italianos fueron atacados y murieron a manos de una multitud en 1891.

Luego de la Primera Guerra Mundial, la inmigración se redujo dramáticamente con la aprobación de una legislación más restrictiva. Las concesiones de estatus de residencia permanente bajaron de 1,2 millones en 1914, a un poco más de 110.000 en 1918.

El sistema de control de inmigración vigente actualmente comenzó a tomar forma con la aprobación del Acto Hart-Celler en 1965, el cual eliminó el sistema de cuotas basado en país de origen.

Reflejando las condiciones globales, nuevas leyes fueron dirigidas a los refugiados, la seguridad en la frontera o la inmigración ilegal. La ley más ambiciosa fue el Acto de Reforma y Control de Inmigración de 1986, una ley que que, dependiendo del punto de vista, es aclamada como pionera o denunciada como un error gigantesco. Adicional a las leyes migratorias aprobadas por el Congreso, dos órdenes ejecutivas firmadas por el ex-presidente Obama han provocado elogios y críticas.

El presidente Trump, que hizo el combatir la inmigración ilegal un eje central de su campaña, ha incrementado los esfuerzos de deportación y continúa su llamado a construir un muro en la frontera con México.

En una serie de órdenes ejecutivas, Trump también ha tratado de evitar temporalmente la reubicación de refugiados y ha intentado prohibir que personas de seis países mayoritariamente musulmanes puedan viajar a Estados Unidos. La motivación detrás de estos esfuerzos, según él, es la seguridad nacional.

Las órdenes ejecutivas de Trump continúan siendo desafiadas en cortes y la forma en cómo se van a resolver es incierta para todos.

Pero una cosa es segura. La demografía del país va a continuar cambiando y la inmigración va a seguir siendo parte del tema nacional, sin lugar a dudas.

De acuerdo con el Centro de Investigaciones Pew, en menos de 40 años, no va a existir ningún grupo étnico mayoritario en Estados Unidos, y para el 2065 se prevé que los asiáticos serán el grupo inmigrante más grande del país.