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De reos a rockeros; ‘Contrabando’ legal en la cárcel del Sheriff de Los Ángeles

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Intercambiaron las drogas y los actos delictivos por el rock. Ahora los reos de la cárcel del condado de Los Ángeles se dopan con los sonidos de las notas musicales y no les interesa inducir a otros reclusos a su vicio.

Contraband o Contrabando, es el nombre de la banda en la que cinco reos a la vez tienen el privilegio de dar conciertos dentro las cárceles.

Según los presos rockeros que por ahora forman parte de la banda, el tocar música los hace reflexionar acerca de los crímenes que cometieron, los rehabilita y los hace sentir “libres” en un ambiente donde la libertad no es una opción.

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Cada que un reo de la banda del Centro de Detención Pitchess, en Castaic, cumple sentencia máxima de dos años, otro recluso llega para formar parte del programa de rehabilitación que ofrecen las autoridades del sheriff.

No son cualquier banda

Detrás de las rejas de alambre reforzado y vigilancia de 24 horas, los músicos reclusos tocan desde jazz hasta rock clásico y heavy metal.

No obstante los participantes solo pueden practicar un par de horas a la semana, por lo que deben aprovechar cada minuto.

“Justo antes de que un reo es puesto en libertad. Nosotros hacemos audiciones para reemplazarlo. El nuevo miembro es escogido por su talento en leer la música, tocar cierto instrumento y su habilidad de interactuar con otros miembros”, dijo Paul Palumbo, agente del Sheriff encargado de la banda.

Y no es broma, enfatizó Robert Reyes, el actual baterista que lleva 45 años tocando el mismo instrumento.

“Entrar aquí no es fácil, yo me siento bendecido de estar en la cárcel y poder hacer lo que más de 2 mil reos en total, no pueden hacer”, dijo Reyes.

“Tocar música me hace aguantar la cárcel. Me da alas para volar. Yo digo que estoy aquí por un propósito porque aquí me he vuelto a encontrar para bien”, sostuvo el baterista.

A través de los años y sin cambiar el uniforme azul que los reclama como reos de “Los Ángeles County Jail” en letras blancas en la espalda y las piernas, Contrabando ha tocado para miles de presos así como la procuradora del estado Kamala Harris y el Sheriff Jim McDonnell.

Cada recluso admite que las presentaciones les proporcionan un sentido de libertad que viene de la música y la alegría de crear música en un ambiente sano, Así también, el mismo grupo decide colectivamente qué canciones aprender y componer.

“Estos presos son estrellas de rock que por desgracia, no han conseguido las oportunidades que los grandes han tenido”, declaró Palumbo.

La banda, sus raíces

Contrabando es una opción más del programa MERIT (Maximización de Alcance Educacional para Alcanzar la Transformación Individual) establecido en el 2006 como parte del programa del centro Pitchess, que tiene como finalidad despertar la creatividad y el arte entre los reclusos.

“Educar a los encarcelados les permite mejorar su calidad de vida y se convierten en arquitectos de su futuro mediante la presentación de oportunidades para la transformación espiritual, educativa y económica”, dijo Palumbo.

MERIT ofrece a los presos varios servicios como cursos de preparatoria, entrenamiento vocacional como soldadura, carpintería y habilidades de paternidad y manejo de la ira.

“Contrabando es otro complemento, ya que al salir de la cárcel, estas personas se llevan sus habilidades y sentido de logro con ellos”, apuntó Palumbo.

Las experiencias

Mark Méndez, un latino de 26 años de edad y uno de los miembros que lleva más tiempo en Contrabanado, con casi ocho meses tocando el bajo.

“Yo fui encarcelado hace 18 meses por posesión de drogas y robo, pero desde que empecé a tocar en Contrabando mi vida cambió”, dijo Méndez.

“Primero que todo, el tocar música dentro de la cárcel es un escape, no sientes las rejas. Segundo, me di cuenta que las drogas no dejan nada bueno, simplemente te hacen tomar acciones estúpidas”, sostuvo Méndez.

El recluso que cumple su sentencia en tres meses, dijo que ahora para él la música lo es todo.

“Me sigo drogando, pero ahora es en música. Tengo una niña de cuatro años de edad que se llama Melody y por ella cuando salga de aquí, me iré a un centro de desintoxicación. Quiero mejorar mi vida”, aseveró el joven.

A su lado, Joel Carpenter, otro reo sentenciado por posesión de drogas, compartió que lleva 20 años de su vida cantando y un mes como reo vocalista.

“La música es un lenguaje universal. Te levanta el alma, te hace reflexionar y te da un propósito en la vida”, dijo Carpenter, de 47 años.

“Inclusive cuando damos conciertos, otros reclusos nos ven como famosos. Nos preguntan que cuándo tocaremos de nuevo y eso nos motiva a dar lo mejor”, agrega.

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