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Advierten sobre suplementos dietéticos, consumidores podrían estar en peligro

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Con la idea de cuidar la salud y con los propósitos del año nuevo de bajar de peso, la población es víctima de productos como suplementos dietéticos y alimentos, como té y café, que no cumplen lo que prometen; al contrario, ponen en riesgo su salud y algunos terminan en salas de emergencia.

Flor Callejas cuida su peso con la alimentación; sin embargo, esta joven residente en el Valle de San Fernando, por un tiempo utilizó los denominados suplementos nutricionales, los cuales en vez de mejorar su condición física, le hizo aumentar varias libras y se vio obligada a dejarlos.

“La gente cae por la manera en cómo se venden, nos hacen creer que una pastillita ayudará a perder de peso; a mi me dio más hambre y a otras personas les ha complicado la salud”, aseguró la joven, quien trabajó tres años como modelo en eventos de promoción.

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La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) ha descubierto suplementos para adelgazar contaminados con sibutramina, un ingrediente retirado del mercado en octubre de 2010 por causar problemas del corazón y derrames cerebrales.

Además, en el 2014, esta agencia federal emitió 30 notificaciones y retiró 7 productos contaminados; asimismo, ha incautado productos y encausado penalmente a las personas que los comerciaban, ya que este tipo de suplementos dietéticos no cuentan con la aprobación de la FDA.

De acuerdo a Brian Johnston, médico y jefe del Departamento de Medicina de Emergencia del hospital White Memorial, se observa con cierta regularidad que pacientes ingresan por complicaciones en los tratamientos que establecen para adelgazar.

“Esos productos los toman especialmente mujeres, pero al llegar no dicen lo que están tomando”, aclaró el especialista, advirtiendo que la reducción de peso se debe realizar despacio. “Les dicen que es para ayudar, pero [los suplementos] causan ansiedad, vómitos y afecta el corazón”.

El médico explica que cuando se adelgaza y no se si sigue una dieta, al dejar que consumir los productos nutricionales lo que genera es un aumento de peso.

Los promotores de salud, por su parte, tratan de revertir la automedicación al momento de educar a la comunidad. Leticia Polanco, con 20 años en este campo, le insiste a la gente que es importante consultar con su doctor, cuando se le acercan a preguntarle por algún producto alimenticio.

“Lo preocupante es que los suplementos son promovidos por vendedores y ellos no son expertos en anatomía; por eso le digo a la población que tome una decisión informada”, enfatizó Polanco, fundadora de Concejo Internacional para el Desarrollo de la Mujer y la Familia (CIDMYF).

Entretanto, la nutricionista Gisele Hernández señala que no es necesario padecer un desmayo o ir a pasar una noche en un hospital para realizar cambios, destacando que mientras se esté consumiendo productos que alteran el metabolismo el cuerpo pagará las consecuencias tarde o temprano.

“Muchos dejan las pastillas cuando se desmayan”, aseveró la experta. “La obesidad se puede resolver si aprendemos a comer frutas, verduras y hacemos ejercicio; en un mundo de pesticidas y químicos lo más importante es comer saludable y hacerlo en casa, antes que el cuerpo te pase factura”.

Según la ley federal de Alimentos, Medicamentos y Cosméticos, en la que se hizo una enmienda en 1994, las empresas que elaboran suplementos dietéticos no necesitan la previa aprobación de las autoridades federales para comercializar sus productos, siempre que cumplan con lo que ofrecen.

No obstante, para las personas que desean controlar el peso a largo plazo, pueden utilizar medicamentos autorizados por la FDA como Belviq, Qysmia y Contrave, los cuales son aptos para consumidores mayores de 18 años.

Denuncias y Advertencias

Un consumidor puede denunciar una enfermedad o lesión que crea esté relacionada con el uso de un suplemento dietético al 1-800-332-1088.

En el portal fda.gov se enfatiza en poner atención en señales de advertencia como:

  1. Promesas de una solución rápida, por ejemplo, “perder 10 libras en una semana”.
  2. El uso de las palabras “garantizado” o “descubrimiento científico”.
  3. Productos etiquetados o comercializados en un idioma extranjero.
  4. Productos comercializados a través de correos electrónicos de distribución en masa.
  5. Productos comercializados como alternativas herbolarias a un medicamento aprobado por la FDA o como si tuvieran efectos similares a los de medicamentos de prescripción médica.
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