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A pesar de las secuelas, el abuso sexual de una maestra a una alumna no se toma ‘muy en serio’

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El arresto de Camryn Zelinger, de 32 años de edad, por actos lascivos contra una niña de 14 años causó alarma en Riverside. La exprofesora de la escuela Encore for the Arts tuvo una “relación inapropiada en los últimos meses” con su alumna, según la investigación.

El caso salió a la luz después de que la madre alertara a la policía, agencia que reveló que “hubo contacto físico inapropiado”, actos que Zelinger realizó pidiéndole a la niña que eventualmente se ausentara de otras clases para que la pareja estuviera a solas, se detalló.

“La gente no está tomando muy en serio estos casos porque es de mujer a mujer, lo que dicen es que son lesbianas”, valoró Elisa Jiménez, terapeuta y directora ejecutiva de California Mental Health Connection. “Las secuelas aparecen hasta que son adultos”.

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A juicio de Rosa Posada, residente en Los Ángeles, los hijos buscan refugio en sus mentores cuando tienen baja autoestima; en ese caso, los depredadores se aprovechan de su vulnerabilidad. En vez de ayudarlos, llenan el vacío de forma inapropiada.

“La responsabilidad de los padres es controlar quienes son las amistades y observar los cambios”, comentó la mujer, madre de cuatro hijos y seis nietos.

“No hay que pasar inadvertido lo que hacen, porque con los cambios de comportamiento nos están diciendo que algo está pasando”, agregó Posada.

Una de cada 9 niñas y 1 de cada 53 niños menores de 18 años sufren abuso sexual o asalto a manos de un adulto, según el reporte titulado “The Lifetime Prevalence of Child Sexual Abuse and Sexual Assault Assessed in Late Adolescence” (2014).

Por otro lado, el 82% de todas las víctimas menores de 18 años son mujeres, de acuerdo a estadísticas del Departamento de Justicia sobre casos de asalto sexual en jóvenes.

Aunque no se detalla que cifra de los perpetradores son mujeres, la terapeuta Jiménez sostiene que estos casos cada vez son más comunes, y se diferencia de los abusos que cometen los hombres porque “no dejan daños fisiológicos, no desgarran la vagina, no dejan moretones”.

Debido a esas características, explica la especialista, de forma frecuente “se escucha a la gente decir: ‘no hubo penetración, no fue violación’”.

La terapeuta sostiene que mientras las víctimas son de menos edad, es más fácil a los acosadores seducirlas.

“Estas seducciones no dejan un desgarramiento, pero si provoca una estimulación de la que no pueden separarse, luego empiezan a jugar así con otros de su edad y dependiendo de como fue la relación de control [de sus perpetradores] las relaciones sociales se ven dañadas”, señaló Jiménez.

“Muchas secuelas no aparecen hasta que empiezan a tener relaciones sexuales siendo adultos, ahí es cuando se manifiestan las disfunciones extrañas, que solo se notan en la intimidad”, agregó.

Cecilia Iglesias, miembro del Distrito Escolar de Santa Ana, considera que lo mejor es hablar con los hijos a diario, mantener esa comunicación y ganarse la confianza de ellos, de modo que si en algún momento se enfrenten al acoso sean capaces de hablar del tema con naturalidad.

“Hay que tener esa conversación: ‘si alguien te toca, si algo te pasa’ decirles que uno va a estar ahí para protegerlos, que no se sientan que son vulnerables, sino que están seguros”, aseveró Iglesias.

Lo importante, aseguran los especialistas, es observar cuidadosamente el comportamiento de los menores y buscar ayuda a tiempo.

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