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Mujer transgénero se convierte en la voz inmigrante y LGBT a nivel estatal

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A mediados de los 90, Mariana Marroquín no podía seguir escondiendo que su identidad sexual era la de una mujer, pese a haber nacido en un cuerpo de hombre.

Sin embargo, en Guatemala, en aquel entonces las máximas autoridades de su país llevaban a cabo una “limpieza social”, donde la ola de asesinatos y linchamientos de personas por su identidad u orientación sexual estaba a la orden día.

Hubo un incidente donde Marroquín fue atacada, y aunque no revela lo que le sucedió, esto cambió su destino para siempre.

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“Si me quedo me matan. Si me voy, tengo la oportunidad de vivir y realizar mis sueños”, se dijo Marroquín cogiendo su pocas pertenencias para llegar a Estados a la edad de los 20 años.

Hoy en día, otros 20 años después, la inmigrante se destaca en el teatro y en la pantalla chica en Los Ángeles.

También se ha convertido en la voz de la comunidad gay, lésbica, bisexual y transgénero a nivel local y nacional; al mismo tiempo, que aboga por los derechos de la comunidad inmigrante en puestos de alto rango.

“En aquel entonces ni sabía qué era la palabra transgénero, solo sabía que era una mujer, pero la sociedad se encargaba de decir lo diferente y atacar”, dice Marroquín.

“Como víctima del crimen de odio en mi propio país me vi orillada a salir huyendo, tras haberme graduado de la carrera de arte dramático”, sostiene.

Al llegar a El Monte como indocumentada, la joven encontró discriminación, crimen de odio y una comunidad transgénero sin servicios de salud, educación o empleo, con el sector forzado a trabajar en la prostitución para sobrevivir.

La fábrica de costura en la que Marroquín trabajaba tenía 150 trabajadores, de los cuales nadie le hablaba por ser “diferente”.

“Solo una persona me alentó a seguir adelante y eso fue lo que hice”, afirmó.

Un año después empezó de voluntaria, contestando teléfonos en la organización sin fines de lucro Bienestar, la cual aboga por la comunidad LGBT.

Al paso de los años, la joven obtuvo otros puestos logrando trabajar con mujeres transgénero latinas, realizando pruebas de VIH, con indigentes y jornaleros en Pomona y Willmington, así como con jóvenes de Boyle Heights drogadictos.

“Trabajé por unos 8 años en Bienestar, pero luego hubo la oportunidad de trabajar para Los Ángeles LGBT Center, otra organización no lucrativa que ofrece servicios a este sector”, dice Marroquín.

“Ahí me desempeñé en el departamento de servicios legales, donde tenía la oportunidad de ayudar a los inmigrantes e ir a la corte para ayudar a las víctimas de crimen de odio, entre otras tareas”, agrega.

El trabajo de la activista se disparó a nivel estatal cuando hace dos años la procuradora del estado, en aquel tiempo Kamala Harris, la invitó a formar parte de su panel de 18 miembros para ayudar a poner fin a los perfiles raciales en la aplicación de la ley.

El panel se reúne en diferentes ciudades del estado, para asegurarse de que las autoridades no están discriminado a las minorías inmigrantes por cómo se ven.

Los panelistas recaudan la información para conocer las prácticas de cada autoridad local, y hacer cambiar las tácticas de los agentes a través de educación.

Así también, Marroquín se convirtió miembro de la Coalición Nacional de Programas en Contra de la Violencia y gerente del primer Trans Wellness Center en Los Ángeles.

“Al huir de mi país, pensé que nunca volvería a ver los escenarios, pero ese sueño también se logró”, agrega.

Recientemente, Marroquín participó en la obra teatral “Un tranvía llamado deseo”. Y en su lista se agregan más de 15 montajes y cuatro cortometrajes.

“También actué en la tercera temporada de la serie de televisión Transparent, en la que interpretó a Carmen. Mi próximo proyecto será la película Sister”, dice.

Además, Marroquín es portavoz de The Happy Hippie Foundation, de la cantante Miley Cyrus.

“Veo la responsabilidad que llevo al abrírseme las puertas, sabiendo que allá afuera hay personas más calificadas que yo. Recuerdo cómo crecí entre una sociedad diciéndome que todo lo que yo hacía estaba mal y me entra la inseguridad”, recalca.

“Pero al final estoy ahí por una razón… para mostrar que mi comunidad LGBT e inmigrante es una comunidad trabajadora y llena de talento. Estoy aquí para abrirles las puertas a ellos”, dice Marroquín.

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