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En la era del ‘Me Too’, las mujeres diplomáticas de América Latina rompen paradigmas en Los Ángeles

Después 25 años en el servicio exterior mexicano, Marcela Celorio, cónsul general en Los Ángeles, se convirtió en la segunda mujer que ocupa ese cargo en esta oficina que lleva operando 133 años.
(Raul Roa/Staff Photographer)
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Desde que el movimiento #MeToo se hizo viral en 2017, las voces de las mujeres latinoamericanas se han amplificado en la política, la cultura y la sociedad en general.

Ahora las mujeres latinas están haciendo sentir su presencia en otra área donde históricamente han estado subrepresentadas y desatendidas: la diplomacia internacional.

Ese cambio es muy visible en Los Ángeles, donde los consulados de siete de los 16 países que conforman el Grupo de Cónsules Latinoamericanos (GRULAC) están dirigidos por mujeres, siendo la primera vez que tantas mujeres latinas tienen simultáneamente esa posición aquí. En el caso de Ecuador, el nombramiento de una mujer en 2018 terminó con 122 años de dominio masculino en ese puesto.

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“Es una conquista, refleja la posición de las mujeres en nuestras sociedades latinoamericanas”, dijo Marcia Loureiro, cónsul general de Brasil, quien desempeña ese cargo desde hace dos años.

Cuando Loureiro llegó a Los Ángeles, solo tenía dos contrapartes latinas: las cónsules generales de El Salvador y Costa Rica. En 2018, se les unieron las representantes de la República Dominicana y Ecuador.

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En el 2019, entre junio y octubre, llegaron más mujeres diplomáticas al sur de California. En el consulado de El Salvador, se fue una mujer y otra tomó su lugar. Mientras que en los consulados de México y Honduras fueron nombradas dos mujeres para reemplazar a cónsules hombres.

Marcia Loureiro, cónsul general de Brasil, se desempeña en ese cargo desde el 2017.
(Tim Berger/Los Angeles Times En Español)

Celia Lacayo, profesora de Sociología en UCLA, dijo que estos cambios son una respuesta a un impulso global debido a la presión por la igualdad de género.

“Ahora que las noticias son globales, el movimiento de la mujer es también global”, dijo Lacayo. “Estamos viendo que las sociedades [latinoamericanas] finalmente están entendiendo la importancia de la representación”.

Los Ángeles es un centro neurálgico para la diplomacia internacional, sede de 103 consulados, solo le supera la ciudad de Nueva York. El nombramiento de un cónsul general lo realiza el ministro de Relaciones Exteriores o canciller con la aprobación del presidente de cada país.

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El bulevar de los diplomáticos de la ciudad es el Wilshire Boulevard, en donde se agrupan varios consulados latinoamericanos. Paraguay, Bolivia, Nicaragua, Honduras y Ecuador están cerca de la intersección con la avenida Normandie.

En cambio, El Salvador se encuentra a dos cuadras al oeste de la avenida Vermont. Más al oeste, a lo largo de Wilshire, se encuentran los consulados de Costa Rica, Argentina, Colombia, Chile y Brasil, en el área de Beverly Hills.

El consulado latino más grande es el de México, el cual cuenta con un edificio de cinco pisos a un costado del Parque MacArthur, donde trabajan 150 personas. El más pequeño es el de Costa Rica, con solo tres empleados, incluida la cónsul general.

Martha Lara Alatorre (2001-2003) fue la primera mujer que ocupó el cargo de cónsul general de México en Los Ángeles.
(Raul Roa/Staff Photographer)

Varios factores además del movimiento #MeToo explican por qué tantas diplomáticas latinoamericanas están aterrizando en Los Ángeles. Uno es un mejor acceso a la educación superior para las mujeres en algunas partes de América Latina. Otro es el rostro cambiante de la inmigración a los Estados Unidos; en lugar de los hombres predominantemente solteros, los rostros de los inmigrantes en los últimos años son los de las madres y sus hijos.

Otro factor importante es que, en todo el hemisferio, más mujeres han ido acumulando poder como Jefes de Estado. Laura Chinchilla se convirtió en la primera mujer presidenta de Costa Rica en 2010. En Argentina, la presidenta populista Cristina Fernández de Kirchner ocupó el poder de 2007 a 2015, y recientemente se convirtió en vicepresidenta de su nación.

Dilma Rousseff se desempeñó como la primera mujer presidenta de Brasil desde 2011 hasta que fue destituida de su cargo en 2016. Michelle Bachelet, de Chile, ocupó el cargo de presidenta en períodos no consecutivos, de 2006 a 2010 y de 2014 a 2018.

Las diplomáticas latinoamericanas de Los Ángeles aportan una amplia variedad de antecedentes y habilidades a sus trabajos. Antes de ingresar al cuerpo diplomático, Ivonne Guzmán fue una reconocida periodista que escribía sobre cultura, arte e historia para el periódico ecuatoriano El Comercio, en donde trabajó durante un cuarto de siglo como reportera, editora y columnista.

Ivonne Guzmán conversa con dos usuarios, ella es la primera mujer que ocupa el cargo de cónsul general de Ecuador en Los Ángeles.
(Raul Roa/Staff Photographer)

Pero en septiembre de 2018, el presidente Lenín Moreno nombró a Guzmán, de 45 años, como la primera mujer a cargo del consulado de Los Ángeles, que ha operado en la ciudad desde 1896, después de 122 años de control masculino. Ella no ve su nombramiento como algo fortuito o como una decisión aislada.

“Creo que tiene que ver con lo que he hecho, con lo que he contribuido a la sociedad”, dijo la oriunda de Guayaquil, quien ahora dirige las relaciones diplomáticas, elabora poderes, firma cheques y visita centros de detención, entre otras tareas. “Quiero aprovechar que soy mujer, puedo desempeñar un buen papel y dejar un precedente para que vengan más mujeres”.

Las funciones de los cónsules generales varían, pero se adhieren a ciertos principios básicos. La Convención de Viena sobre las Relaciones Consulares, firmada el 24 de abril de 1963 por los miembros de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), establece que la función principal de un consulado es proteger a sus nacionales ya “sean personas naturales o jurídicas, dentro de los límites permitidos por el derecho internacional”.

Las oficinas consulares fomentan el desarrollo de relaciones comerciales, económicas, culturales y científicas entre la nación emisora y la nación receptora; los consulados también tienen derecho a emitir pasaportes y documentos de viaje, entre otras funciones.

Algunos analistas creen que la presencia de más mujeres en la diplomacia, y en particular en el puesto de cónsul general, es más simbólica que sustantiva.

Suyapa Portillo, profesora de Historia y Estudios Transnacionales en el Pitzer College, dijo que tener un grupo de mujeres como cónsules generales tiene poca importancia, porque su trabajo es simplemente implementar las políticas de sus gobiernos de origen, no dirigen las relaciones diplomáticas.

“Ser mujer [en ese puesto] es solo la mitad de la batalla; a mi criterio no tienen poder, solo están movilizando la política de un país, no están negociando relaciones de un país con otro”, señaló Portillo.

“El punto de tener a una mujer en una posición de poder es para hacer cambios, queremos respuestas a los abusos que están viviendo los inmigrantes y de eso se está escuchando muy poco. Es bueno que son mujeres, pero la representación no es todo”, añadió la académica.

Raúl Hinojosa, una autoridad en inmigración que ha enseñado Ciencias Políticas en el Departamento de Estudios Chicanos de UCLA, tiene una opinión diferente. Él cree que tener a siete mujeres al frente de las oficinas consulares latinoamericanas en el sur de California “definitivamente indica un cambio muy profundo”.

El investigador piensa que ese cambio se debe en parte a las variaciones en los patrones de inmigración que presionan a los países latinoamericanoss para reclutar más mujeres en la administración pública, incluida la diplomacia.

“Interesantemente, no vemos estos cambios en Estados Unidos”, dijo Hinojosa.

Según el Departamento de Estado, los funcionarios diplomáticos estadounidenses que dirigen embajadas y oficinas consulares en América Latina son en su mayoría hombres (75%). Hay 20 embajadores y encargados de negocios que representan los intereses de los Estados Unidos en la región, de ellos solo el 25% son mujeres.

“En cierta medida, los cambios más bruscos están ocurriendo en los países expulsores de migrantes, quienes han movilizado una transformación más fuerte”, agregó Hinojosa. “En general es una señal muy positiva, es un reconocimiento a la habilidad de la mujer, no solo de su intelectualidad, sino también de su compasión, algo que es muy importante en la diplomacia”.

Cualquiera que sean las razones, la transición está cambiando el equilibrio del poder de género. México, Brasil y Ecuador, han revertido décadas de historia en las que sus consulados de Los Ángeles estaban dominados por hombres. La primera mujer mexicana en servir como cónsul general en esta ciudad fue Martha Lara Alatorre, quien ocupó ese cargo entre el 2001 y 2003, después de un añejo control masculino desde que esta oficina inició operaciones el 2 de agosto de 1886.

Para Brasil, la espera fue de 66 años, hasta que Thereza María Machado se convirtió en la primera cónsul general en 2005.

La actual cónsul general de Brasil, Marcia Loureiro, es la segunda mujer en ocupar ese puesto desde que se abrió la oficina en 1939. Originaria de Río de Janeiro, se graduó en 1986 del Instituto Rio Branco en Brasilia, y ha ocupado varios cargos diplomáticos. Pero ella tuvo que esperar más de 30 años antes de ser nombrada cónsul general.

Ahora, otras mujeres están igualando su ejemplo.

“Cada avance es resultado de una movilización y es importante que la percepción de los avances no haga que se pierda de vista lo que hay todavía por conquistar y que no se reduzca el impulso a ese proceso de movilización”, apuntó Loureiro.

El Instituto Rio Branco, fundado en 1945, es la segunda academia diplomática más antigua de América Latina, en donde se capacitan y forman los embajadores y cónsules brasileños. En los últimos cinco años, en promedio, el 29% de su matrícula de estudiantes han sido mujeres, según las cifras proporcionadas por el consulado local. En línea con ese patrón, solo el 23% de los diplomáticos de Brasil y el 19% de sus embajadores son mujeres.

Mabel Segura, cónsul general de Costa Rica en Los Ángeles
(Soudi Jiménez/Los Angeles Times en Español)

Esos porcentajes han persistido incluso a medida que aumenta el acceso académico de las mujeres. Un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), presentado en Perú en agosto, destaca que, entre las mujeres trabajadoras nacidas en 1990 en América Latina y el Caribe, el 40% tiene educación universitaria, mientras que en los hombres solo es el 25%.

Sin embargo, según ese informe, titulado “Mujeres en el mundo del trabajo. Retos pendientes hacia una efectiva equidad en América Latina y el Caribe”, las mujeres aún ganan un 17% menos que los hombres.

Miguel Tinker Salas, profesor de Estudios Latinoamericanos en el Pomona College, dijo que existe un sistema patriarcal que sigue dominando en las diferentes esferas y por eso aún mantienen a las mujeres, incluidas las diplomáticas, en desventaja en el lugar de trabajo.

“Se desprecia el valor del trabajo de la mujer y se establece el predominio del trabajo del hombre como la base contra el cual se juzga a toda persona que está empleada”, apuntó Tinker Salas. “Las personas que hacen las decisiones todavía siguen siendo hombres y, por lo tanto, la discriminación continúa”.

Pero el cambio se está acelerando en consulados como el de Costa Rica, en donde los tres últimos cónsules generales han sido mujeres y diplomáticas de carrera: Sylvia Ugalde, Xinia Vargas y, actualmente, Mabel Segura.

Segura, de 53 años y abogada de profesión, dijo que la creciente presencia de las mujeres en el trabajo diplomático costarricense refleja “una política de apertura y no discriminación”.

“Ha ayudado mucho que el país haya tenido una democracia muy sólida durante años”, continuó. “Los cambios presidenciales, los cambios políticos, han sido tranquilos”.

Alicia Villamariona, cónsul general de El Salvador en Los Ángeles, asumió ese cargo el 1 de octubre.
(Soudi Jiménez/Los Angeles Times en Español)

México también está abriendo las puertas diplomáticas a las mujeres bajo su presidente izquierdista-populista, Andrés Manuel López Obrador, quien ha colocado a las mujeres al frente del 50% de las secretarías de gabinete en el gobierno federal.

En el exterior, nombró a Martha Bárcena como embajadora mexicana en Estados Unidos. López Obrador también envió mujeres a varios de los consulados más importantes, en Los Ángeles, Chicago, Houston, Sacramento, Denver y Filadelfia, entre otros.

Marcela Celorio, de 54 años, es una abogada que ha enseñado Derecho Internacional Público en la Universidad Iberoamericana (UIA). Ella asumió como cónsul general de México en Los Ángeles el pasado 24 de junio, después de desempeñarse como cónsul en San Diego.
(Raul Roa/Staff Photographer)

Después de 25 años en el servicio exterior mexicano, Marcela Celorio, cónsul general en Los Ángeles, se convirtió en la segunda mujer en ocupar ese puesto en una oficina que ha estado operando durante 133 años.

“Lo que significa es que [el presidente] reconoce la capacidad, el profesionalismo y el compromiso de los funcionarios de carrera como yo, pero también de las mujeres”, dijo Celorio, de 54 años, una abogada que ha enseñado Derecho Internacional Público en la Universidad Iberoamericana (UIA).

“Esta situación no era así hace 25 ó 30 años, cuando yo me titulé de la carrera y empecé a buscar trabajo”, rememoró la diplomática mexicana. “[La gente] te veía y pensaba que eras secretaria, una asistente, no pensaban que tu podías ser una profesionista y sentarte a la mesa a negociar”.

En el caso de El Salvador, el presidente Nayib Bukele designó a una mujer, Alexandra Hill Tinoco, para que encabezara su cuerpo diplomático. De igual forma, 12 de los 21 consulados de El Salvador que operan en Estados Unidos están a cargo de mujeres.

Abrir estas puertas no ha sido fácil, dijo Alicia Villamariona, cónsul general de El Salvador en Los Ángeles, que es la oficina consular cuzcatleca más grande en el mundo.

“Las mujeres tienen ahora más protagonismo”, dijo Villamariona, de 52 años. En su opinión, el gobierno de Bukele “no es que esté dando preferencia a las mujeres, pero sí es inclusivo”.

Por su parte, Honduras, tiene una embajadora en Washington, D.C., María Dolores Agüero, y nueve de sus 13 consulados en Estados Unidos son dirigidos por mujeres.

Según María Fernanda Rivera, cónsul general de Honduras en Los Ángeles, el aumento de mujeres en estos cargos comenzó en 2014, poco después de que entrara en vigor una nueva ley de servicio exterior que era más favorable para las mujeres.

“El 60% de los empleados de la Cancillería son mujeres en este momento”, indicó Rivera, en el cargo en Los Ángeles desde el 1 de agosto pasado, quien tiene una licenciatura en Comunicaciones y Publicidad.

Aunque Rivera, de 33 años, es la cónsul general latinoamericana más joven en Los Ángeles, ha trabajado en diplomacia durante una década, comenzando con un puesto de asesor económico en Atlanta en 2010. Al año siguiente fue ascendida a vicecónsul y, en 2014, a cónsul general en esa ciudad.

En cierta medida, los cambios más bruscos están ocurriendo en los países expulsores de migrantes, quienes han movilizado una transformación más fuerte. En general es una señal muy positiva, es un reconocimiento a la habilidad de la mujer, no solo de su intelectualidad, sino también de su compasión, algo que es muy importante en la diplomacia

— Raúl Hinojosa, profesor de Ciencias Políticas en UCLA

Al principio, cuando fue nombrada cónsul general, dijo la oriunda de Tegucigalpa, estaba rodeada de hombres, pero ahora se siente parte de una familia con seis colegas mujeres.

“Creo que todos merecemos las mismas oportunidades”, dijo la cónsul hondureña. En el pasado, señaló, las mujeres a menudo tenían que trasladarse para acomodar las carreras de sus maridos. Ahora, cada vez más, ocurre lo contrario.

Emiliana Guereca, fundadora de la Fundación Marcha de Mujeres en Los Ángeles, cree que la presencia de siete mujeres en el cargo de cónsul general es algo trascendental que motiva e inspira a las jóvenes.

“Tuvimos que esperar 100 años”, dijo, y agregó que es importante presionar a más mujeres para que participen en la política y la administración pública. “Ayuda a las mujeres jóvenes a verse en esas posiciones. Pueden alcanzar la igualdad y tener voz en la vida política”.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí.

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