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Luchando contra la fatiga del encierro, California transmite esperanza y miedo. ¿Funcionará?

Protesters call for an end to coronavirus social distancing measures
Los manifestantes piden el fin de las medidas de distanciamiento social del coronavirus.
(Christina House / Los Angeles Times)

En años pasados, el condado y la ciudad han luchado para comunicarse eficazmente con el público durante las emergencias. Esta vez, se están centrando en un mensaje consistente.

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Cuando estalló la gripe española en Los Ángeles en el otoño de 1918, los oficiales de salud tenían pocos medios para alertar a medio millón de residentes de la ciudad.

Con la prohibición de los radios civiles en tiempos de guerra, los funcionarios confiaron en periódicos, carteles y reuniones públicas llenas de gente para instar a los angelinos a mantener a sus hijos fuera de la escuela, la iglesia y quedarse en casa.

Ahora, mientras el mundo lucha contra una pandemia completamente nueva, los funcionarios de la ciudad y el Condado tienen muchas más formas de comunicarse con una población de aproximadamente 10 millones. La televisión, la radio, las vallas electrónicas, el correo electrónico, las redes sociales y las alertas de teléfonos celulares se están utilizando para ofrecer la línea oficial sobre distanciamiento social, cierre de negocios y refugio en el hogar.

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Pero este panorama mediático puede resultar en una pesadilla de mensajes mientras California ingresa en su segundo mes de encierro. Si bien las autoridades dicen que la adhesión del público a los mensajes de salud ha mostrado resultados cuantificables para “aplanar la curva” de los nuevos casos de COVID-19, advierten que no estamos cerca del final de esta emergencia y que no podemos ser complacientes.

Sin embargo, algunos residentes están perdiendo la paciencia. Varios grupos pequeños de manifestantes se quejan de la fatiga del encierro y han exigido el fin de las medidas restrictivas de salud, mientras que los condados de Ventura y Riverside han anunciado planes para relajar las restricciones de quedarse en casa. Para confundir aún más las cosas, el presidente Trump ha pedido a algunos estados que se “liberen” del aislamiento del coronavirus.

“En este momento hay una minoría muy pequeña pero con voz”, dijo Kate Hutton, portavoz del Departamento de Manejo de Emergencias de Los Ángeles. “La gran mayoría de nuestra gente está en casa... y les agradecemos profundamente porque eso está salvando vidas”.

En años pasados, tanto el Condado como la ciudad han tenido problemas para comunicarse efectivamente con el público durante emergencias.

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Durante el incendio de Woolsey en 2018, el condado de Los Ángeles confió demasiado en las redes sociales y dejó a muchos residentes mayores en la oscuridad sobre el incendio que se aproximaba. Un año después, un error de codificación de una computadora impidió que el personal de la ciudad usara un software de notificación de emergencia para advertir a las personas sobre el incendio de Saddle Ridge.

Ahora, ante un desastre mucho más lento, los funcionarios están trabajando para mantener al público escuchando. Deben equilibrar las sombrías noticias de muertes e infecciones con semillas de esperanza, pero sin transmitir resultados demasiado prometedores.

“La gente tiende a desconectarse, especialmente si infundes miedo sin una solución. Entonces, ¿para qué escuchar?, dijo Wändi Bruine de Bruin, profesora titular de políticas públicas, psicología y ciencias del comportamiento en USC. “Pero si transmites a las personas demasiado optimismo, entonces esperan grandes resultados rápidamente. Y si esos resultados no suceden, sienten que sus esfuerzos fueron un desperdicio y se preguntan: ‘¿por qué seguir haciendo esto?’”.

En marzo, el Condado contrató a dos empresas de comunicación a un costo de $400.000 y reorganizó su plan de manejo de emergencias para que lo que el público escuche sea coherente en todos los departamentos. También creó una campaña en anuncios espectaculares digitales y un sitio web COVID-19 y organizó sesiones informativas semanales con organizaciones de medios que sirven a las comunidades minoritarias, expuso Helen Chávez, portavoz del Centro de Información Conjunta del Condado.

Mientras tanto, la ciudad ha enviado una docena de mensajes a más de un millón de direcciones de correo electrónico, teléfonos celulares y teléfonos fijos con orientación y reglas sobre la cuarentena y el uso de mascarillas para las salidas esenciales y dónde hacerse la prueba. El 27 de marzo, la ciudad envió un mensaje estilo Amber Alert a todos los teléfonos celulares del Condado, y prácticamente todos los días, el alcalde Eric Garcetti y los funcionarios de salud del Condado organizan conferencias de prensa diarias transmitidas en vivo en la televisión y las redes sociales.

“Debes comunicarte con la gente utilizando lo que usan... Se necesita un enfoque multimedia para llegar a las personas, y un mensaje constante de los líderes de las comunidades locales” dijo Craig Fugate, quien se desempeñó como gerente de emergencias para el gobernador de Florida Jeb Bush y luego como administrador de la Agencia Federal de Manejo de Emergencias bajo el presidente Obama.

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Cuando ese mensaje se ve socavado por una voz disidente dentro del grupo, se registra en la psique del público, dicen los expertos.

“Hay un gran impacto en términos de cómo las personas interpretan estos mensajes”, dijo José Rodríguez, profesor de estudios de comunicación en la Universidad Estatal de California en Long Beach. “Vi que en Florida, hubo [un] mensaje incoherente e inconsistente. Cuando recibes una señal mixta, la gente hace una de dos cosas: piensa que eso no es importante o entra en confusión, lo cual es un comportamiento humano comprensible”.

La empatía también ayuda a que un mensaje resuene, apuntó Rodríguez, como cuando la cirujana general de California, Dra. Nadine Burke Harris, en una conferencia de prensa desechó un rumor pernicioso de que el coronavirus no infectaba a las personas negras y siguió alentando a los californianos a mantener conexiones humanas, incluso si son sólo en línea.

“La gente está hambrienta de conectarse con otras personas, por más atención, relaciones. De esta manera confirman lo que los individuos ya sienten en sus cuerpos”, señaló Rodríguez. “Y así mostramos una gran empatía colectiva. Todos nos sentimos solos, con miedo, y ahora nuestro gobierno estatal ha dicho: ‘Te escuchamos’”.

Los Ángeles y el estado en general han tenido cierto éxito en frenar la propagación del virus, dicen las autoridades. Aunque el número de nuevos casos y muertes reportados cada día continúa aumentando, el gobernador Gavin Newsom dijo que el distanciamiento social ha sido exitoso para ayudar a aplanar la curva.

Según una encuesta de Loyola Marymount, alrededor del 95% de los residentes del Condado respaldaron la orden existente de quedarse en casa a principios de abril.

Pero desde esa encuesta, la retórica del gobierno federal y las comunidades aledañas ha demostrado que la paciencia pública está disminuyendo. El alcalde de Los Ángeles, Eric Garcetti, dijo la semana pasada que la ciudad no considerará enmendar sus restricciones de cuarentena hasta al menos el 15 de mayo.

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Pero cualquier alivio de las restricciones tendrá que hacerse con extrema precaución, según los expertos.

“Continuamos progresando y la propagación de COVID-19 se ha nivelado, pero la relajación de las medidas de distanciamiento físico de forma muy repentina anularía y revertiría todo ese progreso que hemos realizado hasta la fecha”, advirtió la Dra. Christina Ghaly, directora del Departamento de Salud de Los Ángeles, en una conferencia de prensa el jueves.

Tal fue la experiencia de la ciudad en 1918.

Los Ángeles fue una de las pocas ciudades metropolitanas importantes que canceló sabiamente su desfile del Día de la Libertad ese año. Pero los cierres de la ciudad tampoco fueron tan estrictos como los de hoy o tan duraderos, expuso Alex Navarro, subdirector del Centro de Historia de la Medicina de la Universidad de Michigan.

Después de que los funcionarios locales pensaron que habían soportado lo peor del brote, relajaron las reglas.

“No puedo decir si salir en público era más o menos popular entonces, pero sí puedo decir que leímos numerosas historias en muchas ciudades estadounidenses donde hubo una avalancha de personas que salieron tan pronto como se eliminaron las órdenes sociales, se formaban líneas alrededor de la manzana para entrar a los teatros”, relató Navarro. “Esto condujo a otro aumento de casos... que fue más mortal que el primero”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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