‘¡Esto podría haber sido prevenido!’: Reacciones ante muerte de salvadoreño por coronavirus detenido por la ‘Migra’
La muerte de Carlos Ernesto Escobar Mejía a raíz del coronavirus causó indignación y malestar en la comunidad, cuestionando las condiciones del centro de detención de Otay Mesa, en San Diego, en donde se han reportado más de un centenar de contagios, entre ellos el de este inmigrante.
Este es el primer fallecido por covid-19 que se conoce de un detenido bajo custodia del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE), el cual ocurrió en la madrugada del miércoles en Paradise Valley Hospital, en National City, en donde se encontraba desde el 24 de abril pasado.
“¡Esto podría haber sido prevenido! Sabían sobre sus condiciones médicas”, lamentó Gabriella en Twitter, recordando que cuando se solicitó ser puesto en libertad, las autoridades se lo negaron a pesar de que padecía de diabetes. “Esto me pone muy triste”, agregó.
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En el centro de Otay Mesa, hasta la tarde del martes, habían dado positivo al coronavirus 202 personas bajo custodia, informó San Diego Union-Tribune. Es decir, 136 de ellos estaban detenidos bajo la agencia ICE y 66 reclusos en manos del Servicio de Alguaciles de Estados Unidos.
Escobar Mejía, oriundo de El Salvador, estaba detenido desde enero. A raíz de las complicaciones con la diabetes, había tenido varias operaciones que provocaron la amputación de su pie derecho.
“Sabíamos que vendría (el fallecimiento) y que esos lugares están plagados de muerte negligente incluso en el ‘mejor’ de los tiempos”, comentó en Twitter el periodista y escritor Daniel Alvarenga, quien ha producido materiales audiovisuales sobre la muerte de inmigrantes detenidos.
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De acuerdo a las últimas estadísticas de ICE, al menos 705 detenidos han dado positivos al coronavirus de un total de 1.460 que han sido examinados.
En entrevista con CNN, el oficial sénior de inmigración en Otay Mesa confirmó que Escobar Mejía contrajo el coronavirus en sus instalaciones.
“Tan pronto como dio positivo, lo enviaron al hospital”, indicó el funcionario que no fue identificado.
A raíz de una demanda, presentada por la Unión Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU), un juez federal ordenó a ICE que revisara los casos de los detenidos que se encontraban médicamente vulnerables al coronavirus; asimismo, exigió que los pusiera en libertad.
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Cuando ese mandato fue girado, ICE colocó el nombre de Escobar Mejía en la lista, pero entonces ya estaba hospitalizado.
“Esta noche encendimos velas para la gente perdida. Los seres queridos luchando contra covid-19. Los camaradas que se resisten a la violencia estatal desde adentro”, publicó anoche la activista Amber Akemi Piatt en su cuenta de Twitter.
En medio del conflicto civil salvadoreño, Escobar Mejía, de 57 años, llegó a Estados Unidos en 1980, junto a su madre y una hermana, quienes llegaron a reunirse en California con otra hermana, Maribel Escobar.
Maribel recuerda a su hermano como muy amable, alguien que ayudaba a la gente, en particular haciendo todo lo posible para apoyar a su hermana Rosa, con quien vivió en el área de Los Ángeles.
“Mi hermano era una persona única”, dijo al Tribune.
En esta familia, integrada por cinco hermanos, Carlos Ernesto era el único que no había obtenido la tarjeta de residencia. De acuerdo a su familia, ese proceso se detuvo porque en su juventud se metió en problemas por la bebida.
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El exabogado del fallecido confirmó que Escobar Mejía tenía un par de condenas que aparecen en su historial desde hace tres décadas, incluyendo un DUI. En el 2012, fue arrestado por posesión de una sustancia controlada, que luego fue eliminada de su récord.
“Adoraba a su madre cuando estaba viva y a su hermana. Vivía para ellas”, dijo el abogado Joan Del Valle en declaraciones al San Diego Union-Tribune, quien representó por un tiempo a Escobar Mejía. “Era el centro de su vida”, agregó.
En enero, fue detenido en Chula Vista, cuando iba de acompañante en un vehículo.
“Si eso no hubiera pasado, mi hermano estaría aquí conmigo”, concluyó Rosa con mucho pesar.
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