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L.A. puede convertirse en la ciudad más grande de EE.UU con una segunda orden de permanecer en casa

Gente con mascarillas de protección compran a lo largo de la calle Alvarado en el parque MacArthur en Los Ángeles.
(Genaro Molina / Los Angeles Times)
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Los Ángeles fue una de las primeras grandes ciudades de la nación en imponer una orden de permanecer en casa cuando se desató la pandemia de COVID-19.

Ahora, L.A. puede tener pronto la dudosa distinción de ser la mayor ciudad de EE.UU en recibir una segunda orden de quedarse en casa, en medio de una oleada de casos de coronavirus y hospitalizaciones que hasta ahora muestra pocos signos de desaceleración.

Durante dos semanas, el alcalde Eric Garcetti ha advertido que la ciudad está a punto de volver a recibir algún tipo de orden de permanencia en el hogar debido al incremento -que se hizo evidente en junio después de que los negocios comenzaran a reabrir en mayo- pero lo ha postergado.

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El domingo, dijo que probablemente se tomará una decisión en la próxima semana o dos mientras los funcionarios determinan si las restricciones impuestas a finales de junio y julio - como el cierre de bares, el servicio en el interior de restaurantes y centros comerciales - frenaron la rápida expansión de COVID-19 en la comunidad.

Los Ángeles había sido durante mucho tiempo una de las zonas más afectadas de California, registrando una parte desproporcionada del total de casos y muertes.

Pero la nueva ola también ha golpeado a los condados circundantes como Orange, San Bernardino y Riverside. En toda California se observa un aumento de los casos, aunque algunas zonas densamente pobladas han sido relativamente menos afectadas hasta ahora, como la zona de la bahía, en la que se han registrado menos de la mitad de los nuevos casos en las dos últimas semanas sobre una base per cápita, que en el condado de Los Ángeles.

Algunos expertos en salud dijeron que la situación hace que otra orden de quedarse en casa para el condado de Los Ángeles sea una posibilidad real si las condiciones no mejoran pronto.

“Desearía que no estuviéramos en esta situación”, dijo la Dra. Kirsten Bibbins-Domingo, jefa del Departamento de Epidemiología y Bioestadística de UC San Francisco. “Y de nuevo, quiero subrayar que esto no es un castigo. Estamos en una situación en la que nos fue muy bien al principio de esta pandemia. Y creo que podríamos volver allí... pero significa que, durante un período, tenemos que hacer lo que sea necesario para asegurarnos de que el virus no tenga a dónde ir”.

Pocas grandes ciudades en EE.UU han reimpuesto una segunda orden de permanecer en casa después de la reapertura. Pero Leicester, Inglaterra - que es conocida por su industria de la confección - se vio obligada a hacerlo después de un grave brote entre las zonas no blancas de la ciudad, según la revista médica Lancet.

Incluso una versión menos estricta de la orden de quedarse en casa que se emitió en la primavera sería un golpe devastador para Los Ángeles, donde el coronavirus ha golpeado la economía y la tasa de desempleo del condado rondaba en el 19.5% en junio. Muchos aplaudieron cuando los funcionarios estatales y locales comenzaron a reabrir la economía en mayo y junio, con la esperanza de que el distanciamiento social, las mascarillas y las normas de seguridad en el lugar de trabajo mantendrían al COVID-19 bajo control.

Pero no funcionó.

Algunas personas volvieron a sus viejos hábitos, como participar en eventos sociales de verano, y cada vez es más claro que algunos empleadores no hacen cumplir las reglas de seguridad. Los trabajadores latinos se están enfermando a niveles desproporcionadamente elevados, y las autoridades creen que muchos se están infectando en el trabajo y llevando el virus a sus casas.

Stuart Waldman, presidente de la Asociación de Industria y Comercio del Valle, observó con consternación cómo la gente ignora las directrices de salud.

“La ciudad reabrió, pero la gente volvió a comportarse como lo hacía antes”, dijo Waldman. “Desafortunadamente, las personas volvieron a actuar como si el virus hubiera desaparecido”.

Otro cierre podría dejar a los negocios, ya tambaleándose por meses de pérdidas, en el punto de quiebre.

“Es muy importante que las empresas puedan planificar, y si seguimos abriendo y cerrando, eso no es lo mejor para los negocios que intentan mantenerse abiertos”, señaló María Salinas, presidenta de la Cámara de Comercio del Área de Los Ángeles.

El lunes, los funcionarios de salud pública informaron de al menos 3.128 nuevos casos, lo que eleva el total acumulado a más de 159.000.

El número de personas hospitalizadas en el condado de Los Ángeles con infecciones confirmadas de coronavirus el domingo fue de 2.218, la segunda peor cifra hasta ahora en la pandemia, justo por debajo del récord de 2.232 establecido el sábado.

Más de 4.100 personas en el condado han muerto. Entre los condados más poblados de California, el condado de Los Ángeles tiene una de las peores tasas per cápita de decesos relacionados con el coronavirus en las últimas dos semanas, reportando 6 defunciones por cada 100.000 residentes. Los condados de Orange y Riverside informaron de unas 4 muertes por cada 100.000 residentes; los condados de San Diego y San Bernardino, 2.8; el condado de Ventura, 1.2; y San Francisco, 0.2.

A pesar del incremento, el condado de L.A. sigue estando en buena forma en cuanto a camas de hospital disponibles. Las hospitalizaciones están aumentando, pero no tan dramáticamente como se ha visto en otras semanas.

Las autoridades esperan que los casos empiecen a disminuir la semana próxima, debido a las nuevas restricciones implementadas justo antes del feriado del 4 de julio y después. Pero nadie está seguro de si eso se materializará.

Garcetti y otros líderes han sugerido que los cambios en el comportamiento todavía pueden salvar la situación.

“No se trata sólo de lo que está abierto y lo que está cerrado. Mucho de esto también tiene que ver con nuestras acciones”, expuso Garcetti en una rueda de prensa el viernes. “Podríamos cerrar muchas más cosas, pero si los jóvenes siguen juntándose fuera de su casa en grandes cantidades, seguiríamos viendo la propagación del virus”.

Bárbara Ferrer, directora de salud pública del condado de Los Ángeles, dijo el lunes que hay tres razones principales por las que la gente se está infectando: reuniones, lugares de trabajo y personas que no se toman la enfermedad en serio.

En particular, la propagación en el trabajo se produce en lugares “donde las personas están muy cerca unas de otras durante largos períodos, y donde los propietarios y operadores de los negocios aún no han implementado completamente las directivas para tratar de mantener a los empleados tan separados entre sí como sea posible”, expuso Ferrer.

Hace apenas unos meses, los líderes locales agradecieron a los angelinos por quedarse en sus casas y seguir las directrices de distanciamiento social. Luego, se permitió que algunos negocios reabrieran en mayo. Pero a medida que los casos se fueron repitiendo, muchos comercios en condados de todo el estado recibieron la orden del gobernador Gavin Newsom de cerrar nuevamente.

A Garcetti le preguntaron en la rueda de prensa qué tendría que pasar para que apoyara otra orden de quedarse en casa. Garcetti respondió que apoyaba la reciente decisión de Newsom de cerrar algunos negocios y que está esperando a ver los efectos de esos movimientos antes de actuar.

Garcetti también dijo que su objetivo era sacar a L.A. de la lista de vigilancia del estado. Su portavoz, Alex Comisar, indicó que eso requiere reducir la transmisión de enfermedades, disminuir la hospitalización y asegurar una capacidad hospitalaria adecuada.

Mientras tanto, Garcetti dijo a CNN el domingo que “los alcaldes a menudo no tienen control sobre lo que se abre y no se abre, ya sea a nivel estatal o del condado”. Y “estoy de acuerdo en que esas cosas ocurrieron demasiado rápido”.

A pesar de sus comentarios, a los líderes locales como Garcetti se les permite emitir restricciones de cierre y de permanencia en el hogar que son más estrictas que las emitidas por el condado o el estado, pero no reglas más indulgentes.

De hecho, Garcetti lo hizo el 19 de marzo, emitiendo una orden de permanencia en casa para la ciudad de Los Ángeles, mientras que los funcionarios del condado se detuvieron ante tal orden. Sin embargo, la distinción no recibió mucha atención en ese momento, ya que Newsom, ese mismo día, también emitió una orden de permanencia en el hogar para todo el estado.

La supervisora del condado Kathryn Barger, cuando se le preguntó por los comentarios de Garcetti en CNN, sugirió en un comunicado que el alcalde no se quedó al margen de las conversaciones sobre la reapertura de la región.

“Todas las decisiones relativas a las órdenes iniciales de Safer at Home, la reapertura gradual de negocios y actividades, y los cierres posteriores, se han hecho en colaboración con los líderes locales y los funcionarios de salud, y guiados por los datos de salud pública”, manifestó Barger.

En una reunión informativa el lunes, Barger defendió la decisión de abrir la economía del condado de L.A., pero añadió que el condado necesita hacer un mejor trabajo para difundir su mensaje de que reabrir los negocios “no significa que la gente pueda bajar la guardia”.

“Y creo que eso es lo que pasó... tuvimos el Memorial Day y las protestas que se estaban llevando a cabo. La gente no practicó el distanciamiento social y, de hecho, en algunos casos, no llevaban mascarilla”, comentó Barger.

La escritora del Times, Jaclyn Cosgrove, contribuyó a este informe.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

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