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Los latinos esperan que las protestas por George Floyd pongan también el foco en la violencia policial sobre su comunidad

Cristóbal Guardado, padre de Andrés Guardado, habla en un acto por su hijo, el 21 de junio.
(Jason Armond / Los Angeles Times)

Las protestas tras el asesinato de George Floyd -un hombre negro de 46 años que murió después de que un policía de Minneapolis se arrodillara en su cuello mientras pedía aire- han dinamizado los esfuerzos para llamar la atención sobre las muertes de latinos por parte de la policía.

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Usted quizá no conoce estos nombres, pero Alejandra Merriman sí. Ella los escribió en un trozo de cartulina que sostuvo en alto mientras marchaba para exigir justicia: Frank Mendoza, Anthony Pacheco, Martín Escobar; una cadena de tinta púrpura que une docenas de nombres de latinos asesinados por las fuerzas del orden en Los Ángeles desde 2000. Finalmente, allí estaba el último nombre, la razón por la cual ella estaba allí, marchando junto a cientos más: Andrés Guardado.

“En la comunidad latina, nuestros padres siempre nos han enseñado a mantener la cabeza baja y seguir intentando. Pero nuestra generación, mi generación... ya estamos hartos”, expresó Merriman. “Necesitamos hablar por nuestra propia gente. No podemos confiar en que otros lo hagan. Necesitamos unirnos”.

Las protestas a raíz del asesinato de George Floyd, un hombre negro de 46 años que murió después de que un policía de Minneapolis se arrodilló sobre su cuello mientras él rogaba poder respirar, evocó todo un pasado de agresiones contra los afroamericanos, centrado específicamente en la brutalidad policial.

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También ha ayudado a dinamizar los esfuerzos de los latinos, el grupo minoritario más grande de EE.UU, para utilizar parte de ese impulso como un llamado de atención sobre las muertes de latinos por parte de la policía.

Para los organizadores latinos, obtener cualquier tipo de tracción sobre estos temas ha sido difícil. Dicen que los nombres de los muertos no quedan en la memoria del público, y raramente generan grandes protestas y movimientos nacionales.

Los motivos, afirman los activistas y expertos, son numerosos: la cobertura de los medios de comunicación que se enfoca primordialmente en la inmigración, un vacío de liderazgo nacional entre los latinos en este tema y el hecho de que en algunas partes del suroeste de Estados Unidos, incluido Los Ángeles, los latinos constituyen una porción considerable de las agencias del orden. En el Departamento de Policía de Los Ángeles (LAPD), la mitad de los oficiales son latinos, lo cual lo convierte en el grupo étnico más grande del departamento.

Cuando Guardado, un joven de 18 años, recibió cinco disparos en la espalda en una calle de Gardena, fue un agente latino del sheriff del condado de Los Ángeles quien apretó el gatillo mientras Guardado estaba boca abajo. El asesinato generó atención a nivel nacional y protestas, casi como ningún otro tiroteo a un latino había tenido en años.

En algunas manifestaciones, la influencia e inspiración de Black Lives Matter es difícil de pasar por alto. Letreros de solidaridad con ese movimiento, muchos de los cuales están en manos de manifestantes latinos, son elevados bien en alto.

Después de años de discusiones, el Departamento del Sheriff aún no ha equipado a los diputados con cámaras corporales.

Jun. 21, 2020

“Creo que nosotros, como comunidad latina, debemos una enorme gratitud a la comunidad negra y al movimiento Black Lives Matter”, reconoció Julissa Natzely Arce Raya, una autora que comparte la historia de Guardado en las redes sociales. “Debido al trabajo que los organizadores negros y la comunidad negra han hecho para poner el foco en la brutalidad y los asesinatos policiales y traer el tema a la conciencia nacional de Estados Unidos, estamos comenzando a despertar a esa misma realidad... En muchos sentidos, la comunidad negra nos ha mostrado cómo organizarnos y cómo hablar por nuestra comunidad”.

Los latinos no son ajenos a la brutalidad policial en una ciudad en la que ahora representan casi la mitad de la población. En 1943, durante los ataques de militares blancos contra los mexicoamericanos en el este de Los Ángeles y el centro de la ciudad, en lo que se conoció como los disturbios de Zoot Suit, la policía observó y luego arrestó a la mayoría de los latinos.

Durante la “Navidad sangrienta” de 1951, hubo una golpiza injustificada de siete prisioneros, la mayoría de ellos latinos. Las palizas, dramatizadas en la película de 1997 “L.A. Confidencial”, resultó en las primeras acusaciones de un gran jurado a oficiales en actividad de LAPD, y las primeras condenas penales por uso de fuerza excesiva en la historia del departamento.

En ese momento, Centro Community Service Organization (CSO), un grupo comunitario de Boyle Heights, fue parte de la lucha para acusar a los oficiales. A medida que pasaron los años, el Centro CSO centró su atención en los derechos y la educación de los inmigrantes, comentó Sol Márquez, una organizadora del grupo. Pero luego, en 2016, se produjo una ola de asesinatos de latinos por parte de la policía en Boyle Heights, y el foco cambió una vez más hacia la brutalidad policial. “Fue horrible; nos abofeteó tan fuerte que tuvimos que emprender la campaña para llevar a estos policías a la cárcel o hacer que tuvieran algún tipo de castigo”, manifestó Márquez.

El grupo cobró mayor atención a principios de este año, después de que un video mostró a un oficial de LAPD golpeando a un hombre desamparado. El Centro CSO está presionando para que ese oficial, Frank Hernández, sea despedido.

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Jul. 13, 2020

Merriman comenzó a investigar la brutalidad policial contra los latinos después de enterarse de la muerte de Michael Ramos, de 42 años, quien murió baleado por un oficial en Austin, Texas, en abril pasado. El hecho impulsó a la joven de 30 años a unirse al Centro CSO. Ella recopiló los nombres en su cartulina a partir de una base de datos de The Times publicada el mes pasado, que mostró que desde 2000, la policía local cometió casi 900 asesinatos que los examinadores médicos del condado consideraron como homicidio. Casi todos los fallecidos eran hombres, y cerca del 80% eran negros o latinos. En casi todos los casos, el uso de la fuerza se consideró legalmente justificado por la oficina del fiscal de distrito del condado de Los Ángeles, que lleva a cabo una investigación sobre cada deceso. Desde 2000, sólo dos oficiales fueron acusados como resultado de disparar a un civil mientras estaban de servicio.

Juan Cartagena, presidente y asesor general del grupo de defensa legal LatinoJustice, citó múltiples factores sobre por qué los asesinatos de latinos por parte de la policía no han atraído tanta atención. Para él, algunos de esos factores incluyen que los principales medios de comunicación se centran en la inmigración como la mayor preocupación para los latinos, “una incapacidad de hablar sobre la vigilancia de la justicia penal más allá de un modelo binario en blanco y negro en Estados Unidos”, y el hecho de que las instituciones de la comunidad latina, como las iglesias, no presionen tanto sobre esos temas, tal como ocurre en la comunidad negra. “No contamos con un reverendo que el domingo diga: ‘Tenemos que detener estos asesinatos’”, enfatizó Cartagena. Hizo hincapié, además, en la necesidad de que la comunidad latina se solidarice para detener la matanza de personas negras, algo que “ayudaría mucho a abordar los problemas que también tenemos con los latinos”. “Al mismo tiempo, no podemos perder de vista el hecho de que el abuso policial igualmente mata a nuestra propia [gente]”, comentó. “Es importante para nosotros reconocer este momento. Porque estamos en una cúspide de debate significativo sobre la policía como un concepto”.

Hundreds come out to a rally for Andres Guardado.
Cientos de personas se convocaron en un acto por Andrés Guardado, el 21 de junio pasado.
(Jason Armond / Los Angeles Times)

El 21 de junio pasado, cientos de personas se reunieron en una marcha de tres millas, desde Gardena hasta la estación del sheriff en Compton, para protestar por el asesinato de Guardado. Sostenían letreros que decían “Latinos a favor de las vidas negras” y “Black Lives Matter”.

Najee Ali, una activista de derechos civiles de larga data en el sur de Los Ángeles, asistió a la protesta para ofrecer su apoyo. “Por mucho que hemos estado diciendo que ‘las vidas negras importan’, y así es, bueno, la vida de los latinos también es importante”.

Pero ese es un sintagma que los organizadores latinos prefieren evitar, ya que no quieren arrebatar la atención sobre el ‘pedido de justicia’ a la comunidad negra, señaló Ron Gochez, miembro de Unión del Barrio, que organizó la protesta. “No usamos ‘las vidas latinas importan’”, dijo. “Apoyamos a la comunidad negra”.

Unión del Barrio, que comenzó en 1980, ha organizado durante mucho tiempo marchas y protestas por los derechos de los inmigrantes y contra la brutalidad policial y la gentrificación. Unas semanas antes de la protesta de junio, la organización celebró una caravana en Compton, que se extendió más de 10 millas de largo y terminó en la sede de LAPD.

Éramos compañeros de equipo de béisbol en un pequeño pueblo del norte de California donde el racismo era la norma.

Jun. 20, 2020

El Departamento del Sheriff informó que Guardado fue asesinado a tiros alrededor de las 6 p.m. el 18 de junio, después de que dos agentes lo vieron hablando con alguien en un automóvil que bloqueaba la entrada a un taller de carrocería en West Redondo Beach Boulevard. Según los investigadores, Guardado “sacó una pistola” y se escapó, y los agentes lo persiguieron, antes de que uno le disparara.

A principios de este mes, la oficina forense del condado de Los Ángeles determinó que Guardado recibió cinco disparos en la espalda. El joven se había rendido y estaba tendido boca abajo en el suelo cuando un agente del sheriff del condado de Los Ángeles que lo había perseguido por un acceso enfundó su arma y se acercó al joven de 18 años para ponerle las esposas.

De repente, según ese relato, Guardado tomó el arma que había accedido a soltar unos momentos antes y que todavía estaba en el suelo sobre su mano derecha, lo cual provocó que el oficial volviera a tomar la suya. El agente disparó seis rondas, cinco de las cuales dieron en la espalda de Guardado, quien murió en la escena.

El relato del agente Miguel Vega, que fue proporcionado a The Times por su abogado, planteó nuevas preguntas sobre las tácticas utilizadas durante otro encuentro policial mortal.
El caso de Guardado atrajo una atención que rara vez captan los tiroteos policiales con latinos, y Ice Cube y Kim Kardashian compartieron el caso en sus redes sociales. En junio, varios funcionarios públicos pidieron una investigación independiente sobre la muerte de Guardado, incluida la senadora Kamala Harris (D-California) y las representantes de EE.UU Nanette Barragán (D-San Pedro) y Maxine Waters (D-Los Ángeles).

Jonathan Abarca, izquierda, y su prima Celina Abarca, al medio, ambos primos de Andrés Guardado.
Jonathan Abarca, izquierda, y su prima Celina Abarca, al medio, ambos primos de Andrés Guardado; así como Keyanna Celina, de la Coalición para el Control Comunitario de la Policía, derecha, hablan ante la multitud.
((Francine Orr / Los Angeles Times))

El mes pasado, Melina Abdullah, una de las líderes de Black Lives Matter, se paró en medio de una creciente multitud frente al Palacio de Justicia. La gente sostenía letreros que decían “Unidad negra y latina” y “Tu lucha es mi lucha”. Estaban allí no sólo para pedir la expulsión de Jackie Lacey, fiscal del condado de Los Ángeles, sino en honor a quienes fueron asesinados por la policía. “Obtendremos justicia en sus nombres, porque ya no podemos hacer justicia para ellos”, remarcó Abdullah. “Si Andrés Guardado hubiera tenido justicia, él todavía estaría aquí”.

Además de recitar los nombres de las vidas negras perdidas -entre ellos George Floyd, Tamir Rice y Rayshard Brooks- Abdullah también mencionó a Anthony Vargas, Guardado, Eric Rivera, Jesse Romero, César Rodríguez y Christian Escobedo.

Para Gochez, es “demasiado pronto para saber” si el tiroteo de Guardado podría ser un punto de inflexión.

“Pero creo”, admitió, que “hay ciertos aires de cambio”.

Alene Tchekmedyian y Ben Poston, redactores de planta de The Times, contribuyeron con este informe.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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