OPINIÓN: Humillado, Trump trata de revocar la elección sin evidencias
A medida que se reducen los días que lo separan del fin de su primero y único mandato, crece el temor y desesperación del presidente Donald Trump, por su futuro a partir del 21 de enero de 2021.
Sabe que, sin la inmunidad presidencial, tendrá que enfrentar múltiples cargos e investigaciones de fraude fiscal, evasión de impuestos, asalto sexual, desvío de fondos de su “fundación” a su campaña, demandas por su fallida “universidad”, bancarrota a causa del coronavirus, revelación de sus declaraciones de impuestos, aclarar el origen de sus préstamos, así como procesos criminales derivados de la investigación del fiscal especial Robert Mueller, más lo que se acumule.
Presa de pánico y terror a su humillante salida de la Casa Blanca, y a la difusión pública de evidencias de numerosos abusos que ha cometido, Trump continúa sin aceptar su aplastante derrota electoral y bloquea la transferencia armónica del poder que, en 244 años, ha sido tradición y uno de los pilares de esta democracia.
Con eso, agudiza las trágicas consecuencias de su incapacidad en su lucha contra el Covid19 que cobardemente abandonó, hundiendo a Estados Unidos en un océano de 12 millones de infecciones que alcanzaron al presidente, la primera dama, sus hijos Barron y Donald Jr, a 130 agentes del Servicio Secreto, a sus asesores, jefe de gabinete, voceros, mozos y empleados de la Casa Blanca, el Congreso, el Departamento de Defensa y otras oficinas del gobierno.
En lugar de seguir la tradición de liderazgo y cooperación de Estados Unidos con la comunidad internacional para confrontar graves amenazas como la pandemia que estúpidamente minimizó, sin actuar a tiempo y mintiendo a los estadounidenses, el presidente Donald Trump ignoró y no participó en una reunión virtual con los jefes de estado de las naciones integrantes del G-20, para hablar de las consecuencias y formas de cooperación que permitan superar los efectos de la pandemia. En lugar de eso, se entretuvo jugando golf en una de sus propiedades.
Alarma la purga en el Pentágono
Lo que comenzó en el Departamento de Seguridad Interna con el despido de Valerie Boyd, responsable de asuntos internacionales de esa dependencia, de Christopher Krebs, director de la Oficina de Protección Cibernética e Infraestructura de Seguridad y Bryan Ware, de esa misma agencia, quienes coordinaron la mayor seguridad que se recuerde en torno a la elección, impidiendo otra injerencia rusa, de Irán o cualquier nación.
Esa es una de múltiples y desesperadas acciones del presidente Trump, para evitar su inminente desalojo de la Casa Blanca o en su caso, incendiar al país como venganza por su derrota.
Trump ordenó también la remoción de altos funcionarios de la comunidad de Inteligencia y experimentados jefes militares del departamento de Defensa, remplazándolos por controversiales personajes fanáticos suyos o sustituirlos por jóvenes sin experiencia, “leales” al final de su único mandato.
A pocas horas de la destitución de Mark Esper, como secretario de Defensa, el ex Boina Verde Chris Miller, nuevo secretario de Defensa en funciones, antes responsable del Centro Anti-Terrorismo en la Casa Blanca, removió al jefe de asesores de Esper y a los más altos responsables de supervisión política y operaciones de inteligencia, porque rechazaron el despliegue de tropas para reprimir manifestaciones en el país, bajo la Ley de Insurrección de 1806, que podría volver a solicitar, en caso de grandes manifestaciones en el país y porque no consideraron conveniente el retiro total de tropas de Irak y Afganistán.
Eso hizo sonar alarmas, generó inquietudes y preocupación de las fuerzas armadas, expertos militares y legisladores de los dos partidos que temen que el caótico período de la transición debilite la seguridad nacional, además de las oscuras intenciones que pueda haber detrás de los cambios, cuando se supone, el presidente tiene solo 36 días para dejar el poder.
Miller nombró al general retirado Anthony Tata, fanático de Trump, en sustitución del Dr. James Anderson, sub secretario de Defensa para Políticas, encargado de elaborar y coordinar la política de Seguridad Nacional en el Departamento de Defensa, así como construir y desarrollar alianzas.
Tata -quien está en aislamiento por resultar positivo a Covid19- fue nominado antes para este cargo, pero el Senado se negó a confirmarlo, por constantes comentarios en contra del Islam y por promover teorías de conspiración, como que “el presidente Barack Obama no había nacido en Estados Unidos”, que “era un líder terrorista” y “era musulmán”.
En numerosos tuits en 2018 aseguró que “Obama hizo el mayor daño que un presidente puede hacer a Estados Unidos” y que “ayudó a todos los países Islámicos”.
Entre los nuevos nombramientos, está el del coronel retirado Douglas McGregor, promotor del retiro de tropas de Irak y Afganistán, amigo de Trump y promotor del uso de fuerza letal contra migrantes en la frontera “para disuadir la inmigración ilegal de México y naciones centroamericanas”.
Propuso disparar contras los migrantes
Mc Gregor es antinmigrante y enemigo de los refugiados. En entrevistas, advirtió que “los cárteles de México traen a Estados Unidos a millones de mexicanos sin educación, sin capacidad y con una cultura equivocada, que constituyen una carga para el pueblo estadounidense”.
Ezra Cohen-Watnick, de 34 años ahora subsecretario de Defensa para Operaciones Especiales y Conflictos de Baja Intensidad, es otra “pieza” que el secretario Miller ascendió al nivel de secretario de servicios.
Cohen-Watnick también ganó triste notoriedad, brindando materiales de inteligencia al desprestigiado congresista republicano Devin Nunes, quien infundió en el presidente la idea de que el ex presidente Barack Obama “espió en su campaña” para ocultar la realidad.
El vice almirante retirado Joseph Kernan, sub secretario de Defensa para Inteligencia, fue remplazado, igual que Jen Stuart, quien era jefe de asesores de Miller, al que sustituye el indio-americano Kash Patel, acólito de Devin Nunes e incondicional de Trump.
Patel colaboró en el intento republicano de desacreditar la investigación de la injerencia rusa para ayudar a Trump y el reporte del fiscal especial Robert Mueller, ayudó a redactar el infame ‘Nunes Memo’ acusando al FBI y al Departamento de Justicia, de “actuar contra Trump” y fue parte del Consejo Nacional de Seguridad que sugirió demorar la ayuda a Ucrania. Su último cargo fue de principal asesor de Trump contra el terrorismo.
Trump se lanzaría contra la ciudadanía automática
Presa de la desesperación y angustia, el presidente Trump está inmerso en negociaciones con la ultraderechista Federación Para la Reforma de Inmigración “FAIR” dispuesta a darle todo su apoyo “en defensa de su reelección”, a cambio de firmar una Orden Ejecutiva para terminar con la “Ciudadanía Automática” protegida por la Enmienda 14 de la Constitución y reformas a las visas H-1B, que había prometido, con la intención de que sus nominados, aliados a los conservadores Clarence Thomas y Samuel Alito, analicen y debatan la enmienda y resuelvan su constitucionalidad.
Trump exige delegados del Colegio Electoral
Sin recato ni pudor básico, Trump implora, invita y ha pedido a legisladores republicanos de estados clave como Michigan, Georgia, Pensilvania, Nevada o Arizona, designar directamente delegados al Colegio Electoral que voten por él, sin resultado alguno, luego que más de una docena de demandas fueran rechazadas, por falta de pruebas, en Atlanta, Detroit, Milwaukee, Filadelfia y otras ciudades.
Mientras el presidente aparece en la sala de Prensa de la Casa Blanca sin responder preguntas de los medios, Rudy Giuliani acompañado de la abogada Sidney Powell “denunció fraude masivo de globalistas, dictadores y corporaciones” contra Trump, asegurando -sin evidencia- que “se trató de una conspiración demócrata, apoyada por China, Cuba, Alemania, Argentina, Venezuela, millonarios, Antifa y hasta Hugo Chávez y el presidente de Venezuela, que enviaron millones de votos no legales”.
Giuliani anunció una inédita campaña de Trump, ahora con la intención de subvertir la voluntad popular “eliminando” millones de votos legítimos o insistiendo en el plan de “ignorar el sufragio popular” para que legislaturas estatales -controladas por republicanos- nombren delegados al Colegio Electoral para que voten por él, lo que, nos aclaran ahora, impide la Enmienda 17, de 1913.
El problema es el efecto que esto puede tener en fanáticos de extrema derecha, de milicias y grupos de choque, fuertemente armados, en la paz social.
La conferencia de prensa en que Giuliani -efímero héroe del 9/11, ahora convertido en decrépito villano, con destellos de deterioro mental-, fue calificada por Chris Krebs, ex director de la Agencia de Protección Cibernética y de Infraestructura de Seguridad, como la transmisión de TV más peligrosa en la historia de la televisión americana.
Tras un recuento manual, el republicano Brad Raffensperger, secretario de Estado de Georgia certificó a Joe Biden como el ganador de la elección en ese estado, con 12.284 votos de diferencia, convirtiéndolo en el primer demócrata que gana el estado en 30 años. En Michigan, sin embargo, legisladores republicanos que visitaron la Casa Blanca quieren “demorar la certificación del voto 2 semanas” tal como pidió Trump.
Y el 5 de enero de 2021, en elección especial, podría anunciarse el triunfo de los demócratas Raphael Warnock y Jon Ossof, que daría la mayoría del Senado a los demócratas, que ya controlan la Cámara baja, lo que asegurará la exitosa gestión del presidente electo Joe Biden.
Hoy lunes se espera que Pensilvania haga lo propio, lo que va generando más fracturas en el apoyo republicano al presidente Trump, entre legisladores, abogados e influyentes conservadores que presionan al equipo legal del ahora mandatario, encabezado por Giuliani a que respalde sus irresponsables denuncias de “conspiración y fraude masivo” con evidencia fuerte o acepte la derrota ante Biden.
Tucker Carlson, uno de sus más leales simpatizantes en Fox News, criticó duramente a Giuliani y Sidney Powell por no presentar evidencia sólida, restando seriedad a sus denuncias.
Mark Braden, ex consejero del Comité Ejecutivo del Partido Republicano dijo que la maniobra es “ilusoria” y que Trump debe ser realista, advirtiendo que no hacerlo, “es peligroso porque debilita el sistema democrático”.
Las Vegas Review, periódico del millonario Sheldon Adelson, quien apoya al Partido Republicano con contribuciones señaló que “el presidente Trump pone en peligro a su partido y al país cuando incita a sus seguidores a creer que él habría ganado si no hubiera habido fraude”.
El periódico New York Post, propiedad de Rupert Murdoch, pidió al presidente Trump “parar la retórica del presunto robo de la elección y sacar a Giuliani de apariciones en televisión”, y pensar en la urgencia de trabajar en el retorno de la unidad, amenazada por radicales armados y obstinados republicanos defensores de una inexistente “victoria” de Trump… vital para superar los múltiples problemas que deja esta administración.
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