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Los padres molestos cuestionan que los funcionarios castiguen a los parques infantiles mientras los centros comerciales siguen abiertos

A toddler tries to climb onto a swing in a closed-off playground
Los parques infantiles están cerrados según la nueva orden del Condado, pero los centros comerciales, los campos de golf y las canchas de tenis permanecen abiertos. Arriba, Maala Sampath, de 2 años, intenta subirse a un columpio en un patio cerrado el 1 de diciembre.
(Christina House / Los Angeles Times)
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Sydney Beckman corrió por debajo de la cinta amarilla de precaución que rodeaba el parque infantil vacío y dejó caer su pequeño cuerpo sobre un columpio.

La niña de 2 años había intentado abrir una puerta que bloqueaba el gran tobogán verde en Anderson Park en Redondo Beach, pero su padre se la había llevado, tratando de explicarle que el patio de recreo estaba cerrado. Ellos, bromeó, tendrían que volver a escondidas “al amparo de la oscuridad”.

“¡Mírala! Se ve tan triste”, dijo Zachary Beckman, riéndose de su pequeño acto de desafío.

Pero la transformación del parque infantil en una zona sin diversión enfureció al padre de 38 años de una manera que desmentía su risa.

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El condado de Los Ángeles cerró los parques infantiles públicos al aire libre esta semana como parte de un conjunto de restricciones destinadas a frenar un aumento sin precedentes de casos de coronavirus. Para muchos padres confundidos por una serie de dictados oficiales (los parques de recreo y la educación presencial cerrados, pero los centros comerciales abiertos para los negocios y llenos de compradores) se han sobrepasado los límites.

“Los padres son los que se llevan la peor parte de todo esto”, dijo Beckman. “Entiendo la necesidad de seguridad, pero las inconsistencias y la falta de lógica son muy frustrantes”.

A unos metros, tres adultos jugaban en la cancha de tenis, que permanece abierta. Ninguno llevaba mascarilla.

Nueve agotadores meses después, muchos californianos han entrado en la etapa de la pandemia de “por qué-está-cerrado-mientras-esto-está-abierto”.

Y a medida que entran en vigor las nuevas restricciones, quienes han seguido las reglas dicen que les resulta cada vez más difícil aceptar órdenes de políticos que no siempre parecen prestar atención a sus propios consejos.

Los padres enojados señalaron la asistencia del gobernador Gavin Newsom a una cena de cumpleaños en Napa Valley, incluso cuando estaba advirtiendo contra las reuniones de cenas en Acción de Gracias; la supervisora del condado de Los Ángeles, Sheila Kuehl, cenando en Santa Mónica horas después de votar la semana pasada para mantener la prohibición de comer al aire libre; y los legisladores estatales que viajaron a Hawái el mes pasado para charlar con grupos de interés mientras los funcionarios de salud desalentaban los viajes.

“Las disparidades económicas de cómo están haciendo cumplir las reglas es simplemente obscena”, dijo Beckman. “Está claro que California está siendo dirigida por los ricos, no por las personas con familias. Abrieron bares antes que los parques infantiles, ¿cómo es eso?”.

Muchos se enfurecen por las decisiones del Condado de cerrar los patios de recreo públicos al aire libre y prohibir las comidas al aire libre al tiempo que permiten que una gran cantidad de negocios bajo techo permanezcan abiertos a capacidad reducida, incluidos centros comerciales, peluquerías, salones de tatuajes y masajes.

Si bien los juegos infantiles en los parques se han considerado demasiado peligrosos para los niños, las canchas de tenis, campos de golf, playas, parques de patinaje y rutas de senderismo aún están abiertas. También lo están las clases de gimnasia al aire libre con adultos sudorosos.

Los parques infantiles se han convertido en puntos focales de la ira. El Condado no ha vinculado públicamente los brotes de coronavirus a los parques infantiles, que cerraron en marzo y no volvieron a abrir hasta la primera semana de octubre. Los parques infantiles de las escuelas y las guarderías permanecen abiertos.

“Sé que el cierre de los parques ha sido, para muchos, poco entendido, y ello crea muchas dificultades nuevamente para las familias”, reconoció la directora de Salud Pública del Condado de Los Ángeles, Bárbara Ferrer, esta semana.

Margaret Foss, quien camina en el Centro de Recreación Van Nuys-Sherman Oaks varias veces a la semana, dijo que el parque siempre está lleno de clases de ejercicios para adultos y personas que juegan fútbol y baloncesto, con pocas mascarillas a la vista.

“¿Están cerrando restaurantes pero dejando que la gente pase el rato en público sin protección?”, dijo ella. “El fútbol es un deporte de contacto. El baloncesto es un deporte de contacto. Esto es extraño”.

Las nuevas restricciones se producen cuando los funcionarios se esfuerzan por contener un aumento en los casos de COVID-19 durante la temporada navideña que ha renovado los temores sobre cómo el sistema de salud del estado manejará una avalancha de nuevos pacientes.

Aún así, las reglas no son tan severas como lo fueron al principio de la pandemia, cuando se cerraron negocios no esenciales, junto con rutas de senderismo y playas.

Ferrer dijo que antes de emitir las últimas regulaciones, los funcionarios de salud estuvieron analizando durante muchos días sobre cómo manejar los informes de los departamentos de parques locales sobre el hacinamiento, los niños que juegan sin mascarilla y la dificultad de desinfectar los juegos de los parques.

Black Friday shoppers wait in line
Los centros comerciales se han llenado de gente a pesar de los límites de capacidad. Arriba, compradores del Black Friday en Citadel Outlets en Commerce el 27 de noviembre.
(Dania Maxwell / Los Angeles Times)

Tara Kirk Sell, investigadora del Johns Hopkins Center for Health Security que se ha centrado en la comunicación de riesgos y la desinformación durante la pandemia, dijo que los funcionarios de salud deben “estar preparados para una buena respuesta de por qué se deben implementar cada una de estas medidas” y mostrar la ciencia detrás de esto.

“Cuando hay demasiadas restricciones y el público no puede entender ni ver el motivo, puede provocar que dejen de escuchar por completo”, manifestó Sell. “Confianza: una vez que se ha ido, se ha ido para siempre. La salud pública realmente tendrá que dar buenas explicaciones durante los próximos meses a medida que implementemos las vacunas”.

En cuanto al cierre de los parques infantiles, dijo, los funcionarios deben recordar que los padres y los niños “necesitan algún tipo de salida”.

En una entrevista telefónica, se podía escuchar en el fondo a los hijos de Sell, de 4 y 6 años. Ella y su esposo trabajan ahora desde casa en Baltimore, y los niños asisten a la escuela virtualmente. No tienen patio, así que van todos los días a un parque de recreo, con mascarilla, para alejarlos de sus pantallas.

A mediados de septiembre, dos docenas de legisladores presionaron a Newsom en una carta para que reabriera los lugares de recreo públicos, denunciando su “cierre indefinido” y el daño desproporcionado a las comunidades de bajos ingresos con pocos metros en su vivienda. Reabrieron dos semanas después.

En el Área de Recreación Earvin ‘Magic’ Johnson en South Los Ángeles esta semana, Oswaldo Romero entretuvo a su hija de 2 años, Valeria, con una patineta y la persiguió por el césped. Romero, de 25 años, que vive en Watts y conduce durante la noche para Lyft, dijo que no tiene patio y se sintió frustrado porque tanto los parques infantiles públicos como los de McDonald’s estuvieran cerrados.

“Necesito un lugar para llevar a mi hija”, manifestó. “Ella es activa y necesita jugar”.

An infant plays on a swing at a playground that is taped off
Sydney Beckman, de 2 años, juega en un columpio en Anderson Park en Redondo Beach el 30 de noviembre.
(Hailey Branson-Potts / Los Angeles Times)

Oswaldo dijo que la tía de su esposa se enfermó de COVID-19 a principios de este año, pero se recuperó después de dos semanas. Si bien, comprende las preocupaciones sobre el virus, cree que los funcionarios están “exagerando con las medidas de seguridad” y que “no hay razón para mantener cerradas las áreas para niños”.

Una asociada de ventas de 37 años de Westfield Santa Anita en Arcadia dijo que le entristeció ver a muchos niños en el centro comercial. La mujer, que habló bajo condición de anonimato porque temía perder su trabajo, señaló que el centro comercial parecía exceder con creces el 25% de la capacidad permitida (hasta esta semana, cuando esa capacidad se redujo al 20%), y que trató de contactar al Departamento de Salud del Condado para informarles al respecto. Ella trabajó en Black Friday y el estacionamiento estaba lleno.

“Simplemente no tiene sentido”, dijo. “¿Cierran los parques, que están afuera, pero quieren mantener los centros comerciales abiertos en el interior? Si desean abrir los centros comerciales y permitir que la gente compre, abran las escuelas... Todo se trata de dinero”.

Las tiendas limitan a los clientes, pero los pasillos están abarrotados de personas en largas filas. Las mesas y sillas ya no están, pero la gente se queda para comer y beber sin mascarillas.

En Highland Park, Laura Mannino, una escritora de televisión de 41 años, ha tenido dificultades para explicarle a su hijo de 5 años por qué veía “cinta de la policía que rodeaba el espacio donde asistía a fiestas de cumpleaños y adónde iba a diario”.

Harry, que asiste virtualmente al jardín de infancia del LAUSD, pensó que el coronavirus vivía solo en los juegos infantiles del parque de recreo porque eso era lo único que había visto acordonado. Cuando finalmente reabrió su patio de recreo favorito, lo hizo bien con las nuevas reglas de su madre: Usar una mascarilla. Higienizar las manos antes y después de jugar. No amontonarse en el tobogán de tubo con otros niños.

“Si nuestro estado, ciudad y condado pueden armar programas y sitios de prueba masivos, ciertamente podemos ofrecer información básica sobre mensajes de seguridad en los parques infantiles”, dijo Mannino. “La gente dice que los parques infantiles son áreas de alto contacto, así que limpian los patios de recreo. Los productos en la tienda también son de alto contacto, pero no vemos que el Condado ponga cinta policial alrededor de los melones”.

En su grupo de Facebook para mamás, han desahogado su furia por las decisiones recientes.

“Somos conscientes”, dijo Mannino. “Seguimos las reglas. Pero veo más y más padres frustrados. Se lo toman como algo personal porque estamos realmente agotados”.

Haciéndose eco del tono de otros padres en las entrevistas de esta semana, agregó: “Dejen que mi hijo se balancee en un maldito columpio”.

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