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Las personas de color y los ancianos pagan el precio más cruel a medida que el COVID-19 se propaga

Romeo Pichinte, 60, of Downey self-administers a COVID-19 test at a city of Los Angeles testing center
Romeo Pichinte, de 60 años, de Downey se administra una prueba de COVID-19 en un centro de pruebas móvil de la ciudad de Los Ángeles en South L.A. “En este momento, es realmente difícil hacerse una prueba. Tenía una cita en el Valle, pero luego me enteré de que estaban aquí”, dijo Pichinte.
(Gary Coronado / Los Angeles Times)
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El aumento repentino de COVID-19 en diciembre se había extendido ampliamente a las comunidades de todo el condado de Los Ángeles, impactando más vidas que nunca y haciendo que las posibilidades de estar expuesto al virus fueran mucho más probables que nunca.

Los nuevos casos diarios han alcanzado niveles difíciles de comprender, incluido un día de esta semana en el que se informaron más de 20.000 nuevos casos de COVID en el Condado. Se estima que una de cada 80 personas en el condado de L.A. ahora es contagiosa con el virus; eso es mucho peor que a fines de septiembre, cuando los científicos calcularon que uno de cada 880 residentes del Condado era contagioso.

El último recordatorio de la propagación se produjo el jueves, cuando el alcalde de Los Ángeles, Eric Garcetti, reveló que su hija Maya de 9 años había dado positivo. Tanto Garcetti como su esposa dieron negativo, informó.

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Garcetti dijo que no sabe cómo se infectó su hija. “No tenemos hogares mixtos”, señaló. “No hay ningún comportamiento en el que esté involucrada que no se adhiera estrictamente a los protocolos de nuestros funcionarios de salud”.

Pero también hay un patrón sombrío en la propagación, con algunas partes del Condado siendo acosadas de manera implacable.

Los ancianos y las personas de color están siendo golpeados de manera desproporcionada por el último aumento.

La directora de salud pública del condado de Los Ángeles, Bárbara Ferrer, advirtió que el recuento semanal de muertes en centros de enfermería especializada está empezando a aumentar, aunque no ha alcanzado el nivel del principio de la pandemia.

Y, si bien la tasa de mortalidad entre los residentes blancos se mantiene estable, de uno a dos por día por cada 100.000 habitantes blancos, las tasas de decesos para los residentes latinos, negros y asiáticos están incrementando. Entre los habitantes latinos durante las últimas cuatro semanas, por ejemplo, la tasa de mortalidad ha aumentado de 1.4 muertes diarias por cada 100.000 residentes latinos a 4.5 defunciones diarias.

Las comunidades latinas corren un mayor riesgo de contraer la enfermedad por varias razones. Los miembros tienden a ser trabajadores esenciales que deben ir a tiendas minoristas, plantas de fabricación y otros sitios en lugar de trabajar desde casa, lo que aumenta las posibilidades de que entren en contacto con una persona infectada. Algunos vecindarios latinos están más densamente poblados, lo que facilita la propagación del virus.

Entre los residentes negros, la tasa de mortalidad ha aumentado de menos de una muerte por cada 100.000 habitantes negros a más de tres decesos por cada 100.000.

Y entre los residentes asiáticos, la tasa de mortalidad ha aumentado de 0.5 muertes por cada 100.000 habitantes asiáticos a tres decesos por cada 100.000.

Los números crecientes están pasando factura. La disponibilidad de camas en unidades de cuidados intensivos en todo el Sur de California alcanzó el 0% el jueves, y los funcionarios advirtieron que se espera que las condiciones en los hospitales se erosionen aún más si el coronavirus continúa propagándose sin control.

California ahora está contabilizando un promedio de 203 muertes por COVID-19 al día durante un período de siete días, y 35.200 casos diarios, ambos números cuadriplican las cifras de mediados de noviembre.

Los adultos más jóvenes son los que mayormente propagan el virus, dijeron las autoridades, pero son las personas mayores, cuando se infectan, las que mueren con las tasas más altas.

“Esta es una tragedia prevenible, porque los más vulnerables a las enfermedades graves de COVID-19 pueden ser protegidos por todos los demás cuando nos cubrimos la cara, mantenemos la distancia, nos lavamos las manos con frecuencia y evitamos mezclarnos con personas que no son del hogar”, manifestó Ferrer.

Se cree que gran parte del aumento actual está relacionado con las reuniones de Acción de Gracias que resultaron en una mayor propagación de COVID. Los funcionarios ahora esperan evitar que se repita a medida que se acercan las vacaciones de fin de año.

“Tengo miedo”, dijo el martes el Dr. Clayton Chau, oficial de salud del condado de Orange y director de la Agencia de Atención Médica. “Nunca en mi vida he tenido tanto temor a la Navidad y al Año Nuevo como ahora, porque... no me puedo imaginar cómo podría ser después de las vacaciones si la gente no estuviera escuchando, si las personas no estuvieran cumpliendo, si la gente desafía y se no une (a las medidas preventivas)”.

Si hay más eventos de súper esparcidores en esos días festivos, es probable que el impacto continúe sintiéndose de manera desigual.

Eso se debe a que las personas que viven en las áreas más empobrecidas del condado de Los Ángeles también tienen más probabilidades de morir a causa del COVID-19.

“La tasa de mortalidad entre la gente que vive en las áreas de menores recursos es ahora cuatro veces mayor que la de las personas que viven en los sectores con más recursos”, dijo Ferrer. “Y, desafortunadamente, esta brecha también parece estar creciendo”.

“Las brechas cada vez mayores son un claro recordatorio de que muchos de nuestros trabajadores esenciales son negros y morenos, y una gran cantidad de ellos no pueden teletrabajar o quedarse en casa”, expuso Ferrer. “Muchos trabajan en empleos con salarios bajos y viven en vecindarios de escasos recursos”.

Ferrer pidió a las empresas que implementen completamente las reglas de seguridad para proteger a los trabajadores del COVID-19, incluida la provisión de protección personal equipo eficaz y adherirse a las medidas de control de infecciones.

“También necesitamos que todos los residentes protejan a nuestros trabajadores esenciales cumpliendo las reglas. Esto significa llevar siempre la cara cubierta y mantener distancia de los demás”, subrayó Ferrer.

Las infracciones en los lugares de trabajo se pueden reportar de forma anónima al (888) 700-9995.

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