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Aunque el COVID-19 disminuye, los latinos de Los Ángeles sufren una devastación desproporcionada

An aerial nighttime view of lines of cars winding around the Dodger Stadium parking lot.
Cientos de automovilistas hacen fila para vacunarse contra el COVID-19 en el estadio de los Dodgers a principios de febrero.
(Robert Gauthier / Los Angeles Times)

Los datos del condado de Los Ángeles muestran que la tasa de mortalidad entre los residentes latinos sigue siendo el triple que la de los residentes blancos, incluso cuando la oleada invernal desaparece.

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La tasa de mortalidad por COVID-19 entre los residentes latinos del condado de Los Ángeles sigue siendo el triple de la tasa de los residentes blancos, incluso cuando la oleada de invierno va en descenso.

La tasa media de mortalidad por COVID-19 entre los latinos del condado de Los Ángeles alcanzó un máximo a mediados de enero con una tasa diaria de 48 muertes por cada 100.000 residentes, tres veces peor que la tasa de los residentes blancos, que fue de 16 decesos por cada 100.000 habitantes, según los datos publicados la semana pasada.

Los residentes negros a mediados de enero morían por COVID-19 a una tasa de 23 personas por cada 100.000 habitantes; entre los asiáticos americanos, la tasa era de 20 por cada 100.000.

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“Cuando observamos las tasas de mortalidad por raza y etnia... una vez más, nuestra comunidad latina es la que peor está soportando la pandemia”, dijo la directora de Salud Pública del condado de Los Ángeles, Bárbara Ferrer, en una rueda de prensa en la que se anunciaron los datos del condado.

Las preocupaciones de mis padres se convirtieron en las mías”. Los estudiantes de Los Ángeles han asumido un trabajo agotador para mantener a sus familias durante la pandemia.

Feb. 7, 2021

A finales de enero, el promedio de muertes diarias para todas las razas y etnias se redujo - pero cayó más lentamente para los residentes latinos y negros.

Para el período de 14 días que terminó el 30 de enero, la tasa media diaria de muertes por COVID-19 para los latinos en el condado de Los Ángeles fue de 33 por cada 100.000 residentes; eso es el triple de la cifra para los residentes blancos y asiático-americanos, que estaban muriendo a una tasa de 11 por cada 100.000 habitantes. Los residentes negros fallecían por COVID-19 a un ritmo de 14 por cada 100.000 habitantes.

“Los residentes blancos y asiáticos han visto un descenso más significativo que el experimentado por los residentes negros y latinos”, dijo Ferrer. “Aunque los casos pueden estar disminuyendo, esto no significa que los problemas de racismo, falta de recursos y mayor riesgo de resultados adversos hayan desaparecido. De hecho, estos factores todavía se revelan como contribuyentes a las desproporcionalidades que seguimos señalando en todos nuestros informes”.

Chart showing death rates by race
La gráfica muestra las tasas de mortalidad por raza. Los residentes latinos del condado de Los Ángeles seguían muriendo al triple de la tasa de residentes blancos por COVID-19 a finales de enero.
((Departamento de Salud Pública del Condado de Los Ángeles))

La tasa de mortalidad por COVID-19 entre los residentes de las zonas más pobres del condado de Los Ángeles a mediados de enero, el punto álgido de la pandemia, era cuatro veces peor que la de los residentes de las zonas más ricas del condado, según los datos publicados la semana pasada.

La tasa media diaria de muertes por COVID-19 en ese momento entre quienes vivían en las zonas más pobres del condado de Los Ángeles alcanzó un máximo de casi 60 víctimas mortales al día por cada 100.000 residentes, mientras que la tasa en las zonas más ricas era de unas 17 muertes diarias por cada 100.000 habitantes.

A finales de enero, la disparidad seguía existiendo: Los que viven en las zonas más pobres del condado de Los Ángeles estaban muriendo de COVID-19 a un ritmo diario de unos 35 por cada 100.000 residentes, casi el triple que los residentes de las zonas más ricas, donde la tasa de mortalidad por COVID-19 era de unos 12 al día por cada 100.000 habitantes.

“Desde que comenzó la pandemia, el COVID-19 ha sido devastador para la gente que reside en las zonas con menos recursos, donde hay un mayor número de personas que viven en la pobreza”, dijo Ferrer.

Chart showing differences in COVID-19 death rate by area poverty
La gráfica muestra las diferencias en la tasa de mortalidad por COVID-19 según la pobreza de la zona.

Las personas que viven en las zonas más pobres del condado de Los Ángeles mueren a causa del COVID-19 a un ritmo diario que prácticamente triplica el de los residentes de las zonas más ricas.

Las zonas de bajos ingresos son muy susceptibles a la propagación del coronavirus debido a la densidad de las viviendas, las condiciones de vida hacinadas y una mayor proporción de trabajadores esenciales que no pueden trabajar desde casa. Las autoridades creen que las personas se enferman en el empleo y luego contagian el virus a sus familiares en su hogar.

Los residentes latinos y negros de California y las personas con un nivel educativo de hasta el bachillerato sufrieron uno de los mayores aumentos de muertes durante la pandemia, según un análisis realizado por investigadores de la UC San Francisco.

Los condados de California con una mayor proporción de hogares con salarios bajos y hacinados se han visto más afectados por la pandemia, según un estudio del Centro Comunitario y Laboral de UC Merced. Además, los trabajadores latinos son los que tienen una tasa más alta de empleo en trabajos esenciales de primera línea, donde hay un mayor riesgo de exposición al coronavirus, según el Centro Laboral de la UC Berkeley.

Por ejemplo, el 55% de los latinos trabajan en esos puestos, y el 48% de los negros, frente al 35% de los blancos.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

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