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Columna de Adictos y adicciones: ¿Cómo se vive sin drogas?

En esta imagen se pueden ver botellas de vino
En esta imagen se pueden ver botellas de vino durante un recorrido a una vinatería estatal en Salt Lake City. (AP Foto/Rick Bowmer, Archivo)

Querida lectora, estimado lector, hoy quiero compartir con ustedes la experiencia espiritual de una persona que ha aprendido a vivir sin alcohol y sin drogas.

Como ya hemos dicho en múltiples ocasiones, dejar una adicción es difícil, pero no imposible. A través de los años he podido comprobar, que en la mayoría de los casos, un adicto encuentra el valor para cambiar reconociendo un poder superior, comúnmente llamado Dios.

Para tener una vida espiritual, no hace falta profesar una religión, aunque no estorba. La vida espiritual es en realidad, un contacto íntimo con esa fuerza que mueve el universo y nos mantiene vivos, que a final de cuentas, es lo más importante.

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“Yo tuve muchas recaídas, en el camino fui perdiendo todo, hasta la vergüenza. Llegue a AA muy cansado y medio muerto -aunque yo no lo reconocía- la bienvenida que me dieron se me hizo hipócrita, no podía entender como aquella gente que ni me conocía, se alegraba con mi presencia, y que me dijeran que ese día yo era la persona más importante. ¿De cuándo acá?”

Hace cuatro meses que está limpia.

“Seguí asistiendo al grupo porque me sentía aceptado, nadie me cuestionaba y no estaba obligado a hablar o contribuir económicamente, además había café y galletas. Me quedé en el grupo porque me hacía sentir persona, porque por primera vez pude ver a un Dios, que no era ni viejo ni enojón, tampoco me castigaba por ser un vicioso; entendí que mi llamada mala suerte, en realidad era resultado de mi malas decisiones”.

“Yo estaba enojado con Dios, ¿Por qué? Porque no cumplía mis deseos, aunque parezca infantil, a veces le rogaba para encontrarme veinte dólares tirados e ir a comprar licor, y me resentía si no los encontraba, así de ignorante era”.
“Como ya he dicho, tuve muchas recaídas, aunque era un pobre diablo, también era muy soberbio y cerrado de cabeza. En mi interior no estaba totalmente convencido de querer dejar el alcohol y las drogas, aún jugaba con la idea del control, me prometía tomar solo una cerveza y no paraba hasta uno o dos días después”.

“Cierto día que volví a tomar y consumir, mis compañeros me auxiliaron. Cuando les quise dar las gracias, uno de ellos me interrumpió y me dijo: El poder superior se manifiesta a través de nosotros, agradécele a Dios. Ese día entendí que la solidaridad humana es algo divino; fue como si se me cayera una venda de los ojos, por primera vez en mi vida empecé a ver las diversas manifestaciones de Dios, no solo en mis compañeros, también en mi propia salud, después de todo seguía vivo, tenía padre, madre, hermanos, sobrinos, una familia, amigos que se alejaron de mi por la droga pero que me estimaban sinceramente, vaya, a la misma naturaleza la vi con otros ojos”.

Marco se internó en un centro de rehabilitación, donde pasó un año sin consumir. Durante ese tiempo, Erika lo visitó y se hizo ilusiones

“Antes le pedía ayuda a Dios, yo le decía qué y cómo, solo esperaba un empujoncito divino para que salieran las cosas a mi gusto. Ahora me pongo en las manos de Dios, aunque no me habla con palabras, siempre abre nuevas puertas; a veces ocurren cosas que parecen un castigo, sin embargo, a la larga, ese evento, aquella circunstancia tan difícil, fue un peldaño para una vida mejor, a pesar de que yo no lo entendiera en el momento. El secreto es dejarse guiar”.

“Si usted quiere dejar el alcohol y las drogas de manera fácil y sin dolor, le tengo una mala noticia, tal cosa no existe; pero los malestares físicos pasan pronto y la obsesión se vence aferrándose a un grupo y poniendo nuestra vida en las manos de Dios; créame, es el camino más seguro y más corto”.

Hasta aquí la experiencia de Richy, su caso es uno, entre miles o millones de personas en el mundo, que han encontrado en un grupo de doce pasos, una ruta hacia la recuperación y un encuentro con Dios, como cada quien lo conciba.

Solo por hoy

Escríbame, su testimonio puede ayudar a otros. Todos los nombres han sido cambiados.

cadepbc@gmail.com

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