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El lago de Echo Park reabre, con césped, pintura nueva y sin casas de campaña

Visitors enjoy a sunny day on the banks of Echo Park Lake after the park reopened to the public.
Los visitantes disfrutan de un día soleado a orillas del lago de Echo Park después de que el parque reabrió al público el miércoles.
(Luis Sinco / Los Angeles Times)
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A los pocos minutos de la reapertura del lago de Echo Park el miércoles, mucho de lo que había llegado a definir el espacio verde durante el último año había regresado.

Los niños se rieron mientras se deslizaban por el tobogán. Las parejas sonreían mientras esperaban en línea los botes cisne. Los amigos se reunieron para beber cerveza y asar a la parrilla. Los angelinos en situación de calle fueron para hacer un balance del lugar donde solían armar una casa de campaña y los manifestantes le gritaron al concejal de la ciudad, Mitch O’Farrell, cuando hizo una breve aparición para celebrar la apertura del lago antes de regresar a su oficina a una cuadra de distancia.

Lo que no regresó fueron las casas de campaña, que habían surgido en el parque durante el último año y fueron retiradas después de una fuerte represión policial. Las carpas no retornarán pronto, explicaron funcionarios de la ciudad.

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“A las 10:30 [todas] las noches haremos un barrido”, señaló el jefe de guardaparques Joe Losorelli.

“Cualquiera que esté en el parque será sacado de él, ya sea por su propia voluntad, o si les pedimos que se vayan y no lo hacen, estarán sujetos a arresto o multa”.

Police officers escort L.A. City Councilman Mitch O'Farrell as he is heckled by homeless advocates and Echo Park residents
Los oficiales de policía escoltan al concejal de la ciudad de Los Ángeles, Mitch O’Farrell, mientras los defensores de las personas sin hogar lo abuchean y los residentes de Echo Park están molestos con su decisión de desalojar a unos 200 individuos en situación de calle del parque a principios de este año.
(Luis Sinco / Los Angeles Times)

Losorelli señaló que se aplicaría el código municipal que prohíbe las casas de campaña, así como acampar en los parques de la ciudad, y que las cuatro puertas de una cerca que rodea el parque se cerrarán todas las noches. Ciertas áreas permanecieron valladas para que el césped volviera a crecer. Eso no impidió que dos caballos con guardaparques a sus espaldas disfrutaran de un almuerzo destrozando lo que acababan de replantar.

Los trabajadores de Recreación y Parques habían cortado la maleza que no había sido tocada en meses antes del cierre del parque. Se cortaron árboles y se eliminaron los grafitis. Se reemplazaron todos los accesorios, puertas y piezas de los baños.

Rápidamente, el área de juegos se llenó de niños gritando y persiguiéndose unos a otros. Sus guardianes miraban desde un lado, aparentemente aliviados de que los pequeños tuvieran un lugar para jugar.

Griselda Reza, de 28 años, se sentó con su prima Sonia Avelar, de 20, riendo mientras las cuatro sobrinas y sobrinos de Reza corrían por el área de juegos. Ella vive a cuadras del parque con otros seis miembros de su familia y dijo que tener un lugar para llevar a los pequeños, que tienen entre 8 y 14 años, fue un gran alivio.

“Los niños están muy emocionados de estar de regreso”, comentó. “Les encanta el raspado y los elotes de los vendedores. Es genial estar de vuelta aquí con ellos”.

Habían pasado dos meses desde que los funcionarios de la ciudad cerraron el parque, quienes mantuvieron sus planes en secreto hasta el último minuto. Después de que la policía emitiera una orden de dispersión, estallaron protestas y se detuvo a manifestantes, periodistas y observadores legales. En una noche de protestas, las autoridades indicaron que 182 individuos fueron arrestados por no dispersarse.

En las semanas y meses anteriores, los trabajadores sociales habían podido llevar a más de 180 personas que vivían en el parque a habitaciones de hotel alquiladas por la ciudad bajo el programa Project Roomkey, así como a otras formas de vivienda provisional. Los límites de la pandemia a la dispersión de campamentos significaron que las prohibiciones de montar casas de campaña en los parques no se hicieron cumplir de inmediato.

Varios de los participantes en situación de calle hablaron sobre los desafíos de vivir en hoteles con reglas que regían cuándo podían trasladarse del espacio y que limitaban con quién podían interactuar. Sus discursos fueron interrumpidos inicialmente por Kevin Paffrath, un candidato a gobernador, quien deambulaba por el parque con un grupo que lo filmó.

Leonard Averhart, también conocido como Phoenix, quien era una de las personas sin hogar que anteriormente vivían en el lago de Echo Park, subrayó que se sentía como un recluso en los hoteles donde lo habían colocado.

“No tienes privacidad”, comentó Averhart.

“Tenemos toque de queda a las 7 en punto. No tenemos cerraduras en nuestras puertas. Ni siquiera tenemos una llave para nuestra propia habitación. Dependemos de alguien para que nos abra la puerta”.

No todos estaban descontentos con su alojamiento. Un residente anterior del parque, Howard Ducksworth, de 65 años, había estado en una iglesia cercana registrándose con un trabajador social que lo está ayudando a conseguir un vale de alquiler. Desde febrero, se aloja en un hotel del centro y dice que las tres comidas diarias, el colchón limpio y el apoyo han sido una “bendición”.

“Es agradable visitar este lugar”, comentó sobre el parque. “Pero no para quedarse”.

Manuel y Debra Mora trabajaron anteriormente en el sistema de servicios de salud mental del condado y habían visto de primera mano lo difícil que era acabar con la falta de vivienda. Ambos están jubilados ahora, él tiene 78 años; ella, 69; y había leído que el parque estaba reabriendo. Los residentes del centro de la ciudad han vivido en Los Ángeles desde siempre y Debra puntualizó que la última vez que estuvo en un bote en el lago fue hace 40 años.

“Es un parque tan hermoso y es genial verlo”.

La pareja, que lleva juntos 32 años, decidió volver a intentarlo el miércoles. Entonces, se pusieron chalecos salvavidas y comenzaron a remar.

Si quiere leer este artículo en inglés, haga clic aquí.

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