OPINIÓN: Los latinos están en el epicentro de una crisis climática y de salud pública en EE.UU

Es una imagen desgarradora: niños en los parques de juego de Los Ángeles con inhaladores para el asma colgando de su cuello, demasiado cerca de carreteras, pozos de petróleo y refinerías. Es una realidad que ocurre no solo en mi distrito, -uno de los más contaminados del país-, sino en todo Estados Unidos, donde las comunidades de color están rodeadas de contaminación derivada del petróleo y gas y lo pagan con su salud.

Más de 1.81 millones de latinos viven a menos de media milla de las instalaciones de petróleo y gas existentes y casi 1.78 millones de latinos viven en condados que enfrentan un riesgo de cáncer por encima del nivel de preocupación de la EPA por las toxinas emitidas por estas instalaciones.

Los niños latinos enfrentan una exposición desproporcionada a la contaminación del aire como resultado de los 9 millones de toneladas de metano y contaminantes tóxicos que arroja la industria del petróleo y el gas cada año. Esta fuerte contaminación está asociada con 153.000 ataques de asma infantil y 112.000 días escolares perdidos cada año.

Los incendios climáticos, alimentados por condiciones meteorológicas extremas vinculadas al cambio climático, agravaron esta lamentable realidad. El año pasado fue la peor temporada de incendios forestales en la historia de California, con cinco de los seis incendios más grandes y más de 4.1 millones de acres quemadas. Vimos cielos anaranjados en toda la costa oeste, mientras que Los Ángeles experimentó su peor calidad de aire en más de 25 años.

El año pasado los latinos ya estaban enfrentando una crisis climática y de salud pública antes de que COVID golpeara con más fuerza a nuestras comunidades.

En el corazón de nuestros vecindarios en Los Ángeles y en todo el país, estamos enfermos y somos vulnerables. Queremos un cambio audaz que nos garantice un derecho básico: el derecho a un aire limpio y la posibilidad de un futuro saludable. Joe Biden entendió esto como candidato en 2020, lo que motivó a millones de latinos a apoyar su agenda climática en las urnas de votación. Ahora, su American Jobs Plan es un paso fundamental que nos ayudará a alcanzar este objetivo.

En 2020, millones de padres, abuelos, hermanos y tíos latinos salieron y votaron por la justicia ambiental. Ahora es el momento de que el Congreso actúe. No podemos permitirnos la inacción o medias tintas que dejen atrás a las comunidades que depositan su fe en nosotros.

El American Jobs Plan propone la mayor inversión para combatir el racismo ambiental en una generación. Incluye una descarbonización del sistema eléctrico para 2035. También incluye una inversión de $16 mil millones para poner a cientos de miles de personas a trabajar en empleos sindicales taponando pozos de petróleo y gas, $45 mil millones para reemplazar las líneas de servicio de plomo en los hogares, y reduce significativamente la contaminación vehicular mediante la construcción de 500.000 estaciones de carga y una inversión de $174.000 millones de dólares en vehículos eléctricos. El plan proyecta que el 40 por ciento de los beneficios de estas inversiones se enfoquen en las comunidades marginadas, incluidas las comunidades afroamericanas, latinas, nativo americanas y rurales, que enfrentan la peor contaminación derivada de la producción y combustión de combustibles fósiles.

Esta es una oportunidad única en la vida. Es la oportunidad de dar un paso decisivo para la transición hacia una economía de energía limpia, abordando la justicia ambiental y el cambio climático, mientras se crean millones de empleos bien remunerados en todo Estados Unidos.

Vivimos en medio de una crisis climática y de salud pública que impacta de manera desproporcionada a las comunidades de color. Estamos en la lucha por nuestra salud y el futuro de nuestros hijos. El momento de ser valiente es ahora.

Nanette Barragán, Miembro de la Cámara de Representantes por el distrito 44 de California