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Sacudida por un aumento alarmante de asesinatos y tiroteos, L.A. teme un verano violento

Ty Bray, 18, a 2021 Venice High School graduate, was killed after a shooter opened fire on his vehicle in Venice
Ty Bray, de 18 años, graduado de Venice High School en 2021, murió, y una mujer fue hospitalizada en la madrugada del lunes, después de que un tirador abrió fuego contra su vehículo, que luego se estrelló en una calle residencial en Venice.
(KTLA)
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Un sangriento fin de semana del 4 de Julio, que dejó una docena de muertos en Los Ángeles, aceleró un aumento ya preocupante de los homicidios y tiroteos en 2021, y son algunas de las comunidades más pobres de la ciudad las que sufrieron el mayor número de víctimas.

Los homicidios crecieron un 25% en lo que va del año en Los Ángeles, aunque la peor parte del aumento se sintió en el sur de L.A., donde los asesinatos se incrementaron un 50% en comparación con el mismo período del año pasado.

Mientras tanto, los tiroteos en toda la ciudad escalaron un 50% este año. La policía y los activistas comunitarios se preparan para los meses difíciles que se avecinan, ya que el verano tradicionalmente trae un aumento en el derramamiento de sangre.

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Al igual que con la pandemia de COVID-19, el aumento de la violencia no se extendió de manera uniforme en Los Ángeles. Watts, Westmont, el centro de Los Ángeles, Westlake y otros vecindarios en gran parte pobres soportaron la mayor parte de ésta, aunque ha habido algunas excepciones. La División Wilshire del Departamento de Policía de Los Ángeles no había registrado homicidios para esta época el año pasado. Ahora tiene al menos 10. “Las comunidades negras y latinas están sufriendo”, aseguró Najee Ali, activista de la comunidad.

La preocupante tendencia se está desarrollando en otras ciudades, además de Los Ángeles. Después de experimentar décadas de descensos históricos en los homicidios, muchas grandes urbes de todo el país vieron ese indicador crucial cambiar de rumbo drásticamente en 2020 y no han podido detener el aumento de los asesinatos en 2021. El fin de semana pasado, al menos 189 personas perecieron en incidentes violentos en EE.UU, según archivos de violencia armada que recopilan datos de informes policiales y de los medios.

De acuerdo a los oficiales de la policía de Los Ángeles, las armas impulsan el aumento aquí.

El porcentaje de homicidios que involucró un arma de fuego aumentó del 66% en 2019 al 70% el año pasado, y actualmente es de alrededor del 75%, afirmó el capitán de la policía de Los Ángeles, Paul Vernon, quien pronto se retirará de su trabajo de seguimiento de las tendencias delictivas como jefe del programa CompStat, del LAPD.

“Hay demasiadas armas en demasiadas manos”, añadió el capitán Stacy Spell, vocero principal del departamento y ex supervisor de la División de Homicidios de la Oficina Sur.

Los oficiales también encuentran armas a tasas significativamente más altas. Hasta el mes pasado, el departamento había incautado 661 armas fantasma -sin registro y de las cuales no se puede rastrear a un propietario-, en comparación con 813 en todo 2020. “A ese ritmo, podríamos decomisar 1.500 armas fantasmas en un año”, consideró Spell.

El portavoz se hizo eco de los comentarios recientes del jefe de la policía de Los Ángeles, Michel Moore, para quien el aumento de la violencia está indisolublemente vinculado con la pandemia. Las restricciones y bloqueos impuestas para frenar la propagación del virus, añadió Spell, erosionaron aún más las redes de contención social que ya estaban desgastadas, y devastaron las finanzas de las familias. Los trabajadores de intervención en pandillas, por ejemplo, no pudieron romper los ciclos de represalias visitando a las víctimas de balaceras o calmando a los familiares en duelo en las salas de emergencia de los hospitales.

Si bien las pandillas indudablemente jugaron un papel en los asesinatos, la policía también habla de una nueva voluntad de resolver disputas con un arma, que va más allá de cualquier afiliación a este tipo de grupos.

Según la policía, es imposible saber cómo evolucionarán las cifras. Si continúa el ritmo actual de asesinatos, Los Ángeles terminaría el año con aproximadamente 433 homicidios, un fuerte aumento en referencia a los 254 asesinatos registrados en 2019. Sin embargo, Vernon advirtió que 2020, con 349 homicidios, fue un año muy inusual en ese sentido, con un pequeño incremento de asesinatos en el primer semestre del año, seguido de un alza espectacular en el segundo. La volatilidad dificulta la proyección de lo que podría suceder en los meses restantes de 2021, destacó.

Y aunque el aumento en curso es preocupante, Spell señaló que las cifras actuales aún palidecen en comparación con principios de la década de 1990, cuando eran comunes más de 1.000 asesinatos en un año.

La policía también encontró algo de consuelo y esperanza en el hecho de que el alza en los homicidios no fue igualado por un aumento en otros tipos de delitos. En general, los delitos violentos se redujeron ligeramente desde 2020 y aquellos contra la propiedad aumentaron solo en una pequeña cantidad. Los arrestos por delitos violentos se redujeron en casi un 10% en comparación con los niveles de 2019 para el mismo período, mientras que los arrestos por homicidio son un 60% más que en ese momento.

En lo que va de 2021, la División Sudeste del LAPD, que incluye a Watts, tuvo el mayor aumento de homicidios de la ciudad, 24, en comparación con 10 durante el mismo período el año pasado.

La violencia durante la última semana acabó con vidas en toda la ciudad. Ty Bray, de 18 años, graduado de Venice High School este año, conducía a su casa con una amiga en su Cadillac 1979 restaurado cuando se escucharon disparos, alrededor de las 2:30 a.m. del lunes. Las imágenes de vigilancia muestran al Cadillac siendo perseguido por otro automóvil durante varias cuadras. Según la policía, el perseguidor disparó repetidamente contra el auto antes de que Bray volcara sobre el patio de una casa en Rose Avenue. La persona que lo acompañaba fue llevada al hospital con múltiples heridas de bala y Bray fue declarado muerto en el lugar.

La madre de Bray, Kena Evans, escuchó los disparos fuera de su apartamento en Venice y, temiendo lo peor, llamó a su hijo. “La [pasajera] fue quien contestó el teléfono”, relató Evans. “Ella no sabía dónde estaba”.

El viernes, Shalonda Madison intentaba comunicarse con su hermana por teléfono. Se suponía que las dos estaban organizando los detalles para una celebración conmemorativa a su madre, quien había muerto por COVID-19. Pero las llamadas a Fátima Johnson seguían ingresando al buzón de voz.

Al día siguiente, las sobrinas de Madison se comunicaron con ella para preguntarle si había tenido noticias de su madre. Ellas no habían podido ponerse en contacto con Johnson. Aún no tenían noticias de ella y no había ido a trabajar ni respondido a sus mensajes de texto. Tampoco se había presentado en la ceremonia de homenaje a su madre, esa mañana.

El sábado por la noche, la familia de Johnson estaba desesperada. Fueron a su casa, en la cuadra del 7600 de South Western Avenue, en el sur de Los Ángeles, e hicieron un descubrimiento espantoso.

“Estaba envuelta en una sábana y atada”, relató Madison. “[Había] Cinta adhesiva sobre su boca; tenía alambre alrededor de sus manos. Estaba atada y amarrada como un cerdo”.

La oficina del forense aún no ha determinado la causa de la muerte, pero una de sus hijas, Tyesa Harvey, afirmó el martes que Johnson había sido estrangulada. “Lo que le pasó a mi madre es algo que ningún hijo debería ver que les pase a sus padres”, expresó.

Johnson estaba a poco más de una semana de celebrar su 54º cumpleaños. La madre de seis hijos estudiaba para ser enfermera vocacional matriculada en el Westchester College of Nursing and Allied Health, en Los Ángeles, donde ya había cursado la mitad de la carrera.

Johnson, una cuidadora por naturaleza, trabajaba en una casa de retiro en el sur de Los Ángeles mientras cursaba sus clases, afirmó su sobrina, Mia Daniels. “Le decía: ‘Tía, no puedes trabajar tanto’”, relató Daniels. “[Pero ella contestaba], ‘Me gusta cuidar de la gente. Ni siquiera lo considero como un trabajo’”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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