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Con los estudiantes en los campus, volvió la vida universitaria, pero cargada de reglas por el COVID

USC staff member uses the iPad to check in students at campus gates on the first day of class.
Lesly Plancarte, de la USC, usa un iPad para verificar los códigos QR mientras los estudiantes, profesores y visitantes muestran su punto de “Trojan Check”, que debe escanearse para acceder al campus, el lunes, el primer día de clases presenciales.
(Al Seib / Los Angeles Times)

Las universidades de Cal State, la USC y dos campus universitarios de la UC comienzan las clases esta semana, una oportunidad para ver si las vacunas, las mascarillas y las pruebas periódicas pueden minimizar la propagación de la variante Delta.

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Decenas de miles de estudiantes están convergiendo en ubicaciones concentradas de todo el estado, el país e incluso el mundo. Se están mudando a dormitorios reducidos e instalándose en apartamentos con nuevos compañeros. Están sentados en las aulas, comiendo en una cafetería, socializando y estudiando en las bibliotecas.

Muchos campus universitarios de California parecen ser refugios de protección contra el coronavirus, con estrictas prácticas de seguridad que incluyen vacunas obligatorias para estudiantes y personal, pruebas semanales y uso obligado de mascarilla para todas las actividades en interiores y algunas al aire libre. Los casos positivos provocarán cuarentenas y seguimiento de contactos.

Pero en medio del aumento de la altamente contagiosa variante Delta, no está claro si esta “vuelta a una casi normalidad” perdurará este otoño, a medida que los estudiantes redefinan la pieza clave de la vida universitaria: la unión.

“Es una molestia hacerse la prueba cada semana y usar una mascarilla, pero tenemos que hacer estas cosas para mitigar la propagación”, señaló la Dra. Sarah Van Orman, directora de salud de USC Student Health. “La tensión que sentimos es la que todos sienten, acerca de cuánto volvemos a la normalidad y cuánto más seguiremos retrocediendo”.

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Los campus de USC y California State University retomaron las clases en persona.
(Al Seib/Los Angeles Times)

Tres de las universidades más grandes del condado de Los Ángeles comenzaron clases presenciales el lunes: USC, Cal State Los Ángeles y Cal State Long Beach. UCLA las retomará el 23 de septiembre. Los funcionarios esperan que los estrictos protocolos de seguridad sean un escudo lo suficientemente fuerte contra los brotes en el campus, que llevaron a las universidades a un estado de crisis hace un año, incluso cuando los dormitorios estaban escasamente poblados y muchas de las clases se dictaban en línea.

Estas primeras semanas serán un caso de prueba para las nuevas reglas, algunas de las más estrictas del país. La USC fue una de las primeras universidades de California en exigir las vacunas incluso antes de la aprobación federal completa, y anunció la decisión en junio; la Universidad de California y la Universidad Estatal de California le siguieron, un mes después.

En la USC, las reglas se advertían el lunes por la mañana, a medida que los estudiantes, la facultad y el personal se alineaban en las puertas de entrada del campus para mostrar desde sus celulares un código QR que mostraba que habían sido vacunados, que dieron negativo en la prueba de COVID-19, que completaron una capacitación en línea sobre salud y seguridad y pasado un “control de bienestar” diario, que atestigua que no tienen fiebre, tos u otros síntomas. Todos llevaban mascarillas en los edificios y la mayoría las mantenía colocadas incluso al caminar, andar en bicicleta o en patineta al aire libre por el frondoso campus. Los letreros recordaban a todos estar pendientes de sus síntomas y mantener sus cubrebocas en espacios interiores.

Los hermanos Ryan, a la derecha, y Evan Abdollahi,
Los hermanos Ryan, a la derecha, y Evan Abdollahi, caminan hacia sus aulas en el campus de la USC para el primer día de clases presenciales.
(Al Seib/Los Angeles Times)

Una desventaja para los estudiantes es que no se permite visitar otros dormitorios. Eso desanimó a Ryan y Evan Abdollahi, hermanos con un año de diferencia, que están comenzando su primera experiencia en el campus en persona al mismo tiempo. Ryan, de segundo año, comprendió que no podrá visitar a Evan, de primero, y deberá reunirse con grupos de estudio en la biblioteca. Pero, destacó, las medidas de seguridad valen la pena: “Quiero asegurarme de no poner a nadie en riesgo”, expresó.

Los estudiantes regresan a Cal State LA, el lunes.
(Christina House/Los Angeles Times)
Students sit outside at Cal State L.A.
Alumnos de Cal State L.A., el primer día de clases.
(Christina House/Los Angeles Times)

Las escenas en algunos de los campus de Cal State, en su mayoría de cercanías, eran diferentes el lunes. En Cal State L.A., por ejemplo, es obligación estar vacunado, pero los estudiantes tienen hasta el 30 de septiembre para cargar la documentación en un portal en línea. No hay puntos de control en el campus para comprobar la vacunación o una prueba de COVID negativa, y tampoco hay pruebas semanales obligatorias para los alumnos completamente vacunados.

Los campus de Cal State se encaminan hacia un mayor aprendizaje en línea. El presidente universitario, Joseph I. Castro, le dijo anteriormente a The Times que recomendó el dictado de clases en línea para quienes desconfían de la vacuna, y varios campus están ofreciendo instrucción remota para casi la mitad de sus cursos. Stanislaus State, por su parte, comenzó clases completamente en línea en respuesta al aumento de la variante Delta. Con más estudiantes en línea y menos en el campus, disminuyó la expectativa del día de regreso a clases.

La nueva realidad de la escolarización pandémica dio forma al primer día en Cal State L.A., donde los padres podían dirigirse a la orientación mientras los estudiantes iban a hacerse las pruebas de coronavirus. Los profesores repartieron botellas de desinfectante para manos junto con mapas del campus y camisetas gratis.

Para Jasmine Cárdena, de 21 años, la pandemia hizo que optara por salir de la vivienda en el campus después de enterarse de que podría tener que alojarse con otras seis personas, a pesar de que estarían vacunadas. Por ahora, vivirá en un hotel durante la semana mientras está cursando y volverá a Riverside los fines de semana.

Excepto por las mascarillas, la escena más tranquila del campus parecía casi normal. Los estudiantes se sentaban en el exterior con computadoras portátiles; otros charlaban con amigos o se alineaban en los lugares de comida, clamando por un poco de cafeína o algo para comer.

Los estudiantes hacen fila en el exterior de la librería en Cal State L.A., al reanudarse la instrucción en persona.
(Christina House/Los Angeles Times)
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En el primer día, hubo algunos fallos. Ángel Barrios, estudiante de último año de Cal State L.A., llegó al campus el lunes por la mañana para una clase de cine, solo para enterarse de que el profesor había decidido publicar la conferencia en línea. “Podría haber dormido un poco más”, reconoció Barrios, quien había viajado desde Anaheim en tren. No obstante, estaba feliz de volver: la última vez que había pisado el campus fue el día antes de que naciera su hijo, y una semana antes de que éste cerrara por la pandemia.

En Cal State Long Beach, globos y pancartas con la leyenda “Bienvenida a casa, familia” saludaban a los estudiantes en su regreso. Jessica González, de 18 años, notó que el campus estaba más silencioso de lo esperado en su primer día como alumna de primer año, pero pensó que se debía a la permanencia de tantas clases en línea.

Aproximadamente el 45% de las clases se llevan a cabo en persona en el campus este semestre en Cal State Long Beach, casi el 50% en Cal State Northridge y Cal State L.A., más del 65% en Cal State Fullerton y el 85% en San Diego State.

UCLA planea ofrecer el 80% de los cursos en persona y comenzó a prepararse para el regreso del próximo mes con precauciones de seguridad adicionales. El campus impuso las pruebas semanales independientemente del estado de vacunación y ha puesto 500 camas más en reserva para uso en cuarentena. UCLA, como UC San Diego y UC Berkeley, está analizando las aguas residuales de los dormitorios para la detección temprana del coronavirus.

A female USC student eat lunch alone on a bench outside on campus.
Lindsey Hamilton, estudiante de último año, come en un banco en medio de letreros de advertencia por el COVID-19 en la USC, en el primer día de clases presenciales.
(Al Seib/Los Angeles Times)

A diferencia de la USC, que tiene cercas y puertas que permiten a los funcionarios limitar el acceso al campus a aquellos que cumplen con los protocolos de seguridad, UCLA está abierta a varias calles. Pero los profesores y supervisores usarán paneles de datos de salud para verificar el cumplimiento de alumnos y empleados, según Michael Beck, vicerrector administrativo de UCLA.

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Los expertos en salud de la USC, UCLA y UC Berkeley advirtieron que seguramente surgirán casos de COVID-19 a medida que las personas se congreguen. Sin embargo, hasta ahora, las pruebas semanales arrojaron bajas tasas de positividad: menos del 0.5% en USC y UC Berkeley, que comienzan las clases el miércoles. La USC detectó 115 casos entre casi 27.000 estudiantes evaluados del 12 al 16 de agosto, y Berkeley detectó 36 casos entre 8.000 universitarios evaluados la semana pasada.

Guy Nicolette, vicerrector asistente de los Servicios de Salud de la Universidad de UC Berkeley, se sintió aliviado por esos números bajos, porque viajar implica el mayor riesgo de contraer el virus, y miles de estudiantes se mudaron allí la semana pasada. También está animado por la tasa de vacunación estudiantil, que alcanza el 94%.

“Soy cautelosamente optimista, aunque todavía no confío” en un semestre sin aumentos repentinos, confesó.

No todo el mundo está seguro de que las precauciones los mantendrán a salvo. Khoa Nguyen, estudiante de segundo año de la USC, dijo que estaba “enloqueciendo” al estar parado entre una multitud de estudiantes el lunes esperando entrar en su clase de química orgánica. Le preocupa infectarse y quedar retrasado en la clase, notoriamente difícil, en caso de tener que pasar 10 días en aislamiento, tal como exigen las reglas del campus.

Khoa Nguyen, de segundo año, espera junto con otros estudiantes para ingresar a un aula en el campus de la USC.
(Al Seib/Los Angeles Times)

“Si me ponen en cuarentena, estará complicado”, reconoció.

Una cuenta de Twitter de Concerned Staff of USC insta a la universidad a cancelar grandes eventos, reagendar grandes conferencias en línea y permitir que los empleados trabajen algunos días en casa, con fotos de gente sin mascarilla en los grandes eventos de bienvenida al aire libre de la semana pasada. Casi 1.600 personas firmaron una petición para implementar un modelo híbrido de opciones en línea y presenciales, para la escuela y el trabajo.

Lesley Omenge, a USC student smiles on campus.
Lesley Omenge, estudiante de primer año de USC, en el campus para su primer día de clases presenciales.
(Al Seib/Los Angeles Times)

Neelesh Tiruviluamala, profesor de matemáticas de la USC, creó un modelo de ese tipo con una cámara en el aula, su computadora portátil y un iPad para los estudiantes que pueden sentirse incómodos al llegar al campus. El lunes, dio una conferencia a casi 40 alumnos en su salón de clases mientras interactuaba con algunos a través de Zoom, verificando que pudieran escucharlo. “Esto no ha sido un desastre hasta ahora”, bromeó, mientras sus estudiantes sonreían a través de sus mascarillas.

Tiruviluamala no se dio cuenta de cuánto extrañaba la “alegría de volver”, hasta que regresó. Después de más de un año y medio de clases por medio de Zoom, dijo, los estudiantes parecían cada vez menos comprometidos y apagaban cada vez más sus cámaras. “La energía de los alumnos es la razón por la que hacemos esto: ver la pasión y el entusiasmo”, reconoció el docente.

Los estudiantes expresaron el mismo entusiasmo por regresar al campus.

“Ahora siento que realmente puedo aprender”, reconoció Jared Muñoz, de 18 años, estudiante de segundo año de Cal State Long Beach, con especialización en ingeniería mecánica. “Con las clases en línea, a pesar de que se enseña el material, parece como si los contenidos entraran por un oído y salieran por el otro”.

En la USC, los estudiantes disfrutaron de una serie de eventos de bienvenida de una semana, incluida una noche de cine, una discoteca y una feria dominical de diversidad que tuvo un ambiente de fiesta importante, mientras los alumnos bailaban en línea al ritmo de clásicos del hip-hop, con tacos y comida india, y visitaban las mesas de reclutamiento para clubes universitarios afroamericanos, latinos, asiático-estadounidenses y LGBTQ.

Para Emma Stellar, alumna de primer año con especialización en sociología, los estudiantes parecían tan hambrientos de conexión que tocaban las puertas de los dormitorios para encontrar gente con quien pasar un rato. En solo un día, ella y Nahuel D’Elías se hicieron amigos rápidamente y asistieron juntos a la feria de la diversidad, donde se unieron a clubes: el grupo LGBTQ para Stellar y la Asamblea de Estudiantes LatinX para D’Elías. “De estar aislado a esto, es realmente abrumador”, dijo D’Elías, señalando a los cientos de estudiantes que acudieron en masa a la feria. “Pero muy divertido”.

Señalización de advertencias por COVID en el campus de USC este lunes, el primer día de clases presenciales.
(Al Seib/Los Angeles Times)
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Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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