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La primera responsable de raza y equidad de San Diego quiere reducir las disparidades para todos

Kim Desmond, la primera responsable de raza y equidad de la ciudad de San Diego.
(Cortesía de la ciudad de San Diego)
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La gente suele pedir a Kim Desmond que explique qué es lo que hace en su trabajo. Como primera jefa de equidad racial de San Diego, está acostumbrada. Trabaja con la oficina del alcalde y los empleados de la ciudad para integrar la equidad racial en todos los programas, servicios y decisiones presupuestarias de la ciudad. Es un trabajo con el que está muy familiarizada.

“Lo que realmente me llevó a esta área de trabajo es simplemente lo que soy. Me encuentro en la intersección de ser una mujer, pero también de ser una mujer afroamericana. En el nexo de esas dos identidades, te encuentras con lo que significa experimentar la opresión y la injusticia racial. Simultáneamente, has experimentado la inequidad de género y también la inequidad racial”, dice Desmond, que anteriormente fue la directora de equidad de la ciudad y el condado de Denver.

“Creo que lo que me llevó a este trabajo fue vivir en esa dualidad de lo que soy. Eso me dio el interés de querer asegurarme de que estoy persiguiendo y formando parte de un trabajo liberador para gente como yo”.

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La Oficina de Raza y Equidad de la ciudad se creó en 2020 después de que el asesinato de George Floyd, un hombre negro asesinado por un policía de Minnesota que se arrodilló sobre el cuello de Floyd durante más de nueve minutos, provocara protestas internacionales contra la brutalidad policial y la injusticia racial.

El nuevo departamento de la ciudad proporcionará educación y apoyo al personal y a los funcionarios para reducir y eliminar las desigualdades raciales y sociales, según un comunicado de la oficina del alcalde.

Desmond, que comenzó a trabajar en su nuevo puesto el 3 de agosto, se tomó un tiempo para hablar de lo que ha visto hasta ahora, y de cómo será su trabajo en San Diego en la práctica (la entrevista fue editada para mejorar su longitud y claridad).

P: Felicitaciones por tu nuevo cargo como primera responsable de raza y equidad de la ciudad de San Diego. Has concedido varias entrevistas en las que te has presentado a ti y tu trabajo en San Diego, y anteriormente fuiste directora de equidad en la ciudad y el condado de Denver. Cuando volteas atrás a tu trabajo en Denver, ¿cuáles son algunos de los logros de los que te sientes más orgullosa, y por qué?

R: Volteando atrás, creo que fue la puesta en marcha de la iniciativa sobre raza y justicia social en la ciudad de Denver lo que realmente sentó las bases de la oficina del alcalde sobre equidad e inclusión para toda la ciudad. Ese fue uno de los momentos memorables, el de convertir en una conversación normalizada el hecho de que vayamos a hablar del racismo sistémico y a desentrañar realmente lo que significa para nuestra mano de obra. Eso es una cosa.

Otra sería que, al dejar ese puesto, trabajé durante un año en un cambio de política para eliminar la palabra illegal alien de nuestro código municipal. Esto fue muy importante para mí, porque la forma en que se presentó a nuestra administración se basó en las preocupaciones de los miembros de nuestra comunidad. Decían cosas como: “Dicen que son inclusivos, pero tienen un lenguaje que nos ajena, tienen un lenguaje que nos hace no sentirnos bienvenidos e incluidos”.

Y el lenguaje estaba etiquetando a la gente como ilegal. Las personas no son ilegales, son personas. Hubo apasionadas reuniones comunitarias en las que la gente expresaba su frustración con esa frase, y yo volví a reunirme con los abogados de la ciudad y les pregunté cómo podíamos cambiar la terminología. Hubo una serie de cosas que esa pregunta provocó, en realidad fue un cambio de la ley estatal.

Utilizamos el capital político del alcalde y tuvimos representantes que introdujeron un proyecto de ley para eliminarlo, porque incluso con una forma de gobierno de alcalde fuerte, todavía teníamos una ley estatal que nos obligaba a etiquetar las cosas en nuestros contratos con illegal alien. Así que fue un largo proceso de utilizar el capital político del alcalde para asociarse con la legislatura estatal para luego hacer el cambio en el código municipal.

Mi última semana (en el trabajo) fue la presentación de ese cambio y me conmovió hasta las lágrimas porque me hizo sentir que estaba sentado en el espacio con miembros de la comunidad que tenían la experiencia personal de lo que esas palabras significan para ellos.

Me recordó que las palabras tienen poder y que nuestras palabras pueden crear prejuicios implícitos, por lo que fue esta alineación perfecta de desmantelar las palabras que tienen poder y luego averiguar cómo utilizar la política para cambiar ese tipo de entorno (el trabajo de Desmond ayudó a cambiar la terminología de illegal alien a trabajador sin autorización).

La tercera sería simplemente ser capaces de construir una plataforma de aprendizaje y desarrollo que estuviera disponible para todos los 13 mil empleados de Denver, donde proporcionáramos formación.

P: ¿Puedes explicar brevemente por qué es importante ese cambio de lenguaje, de illegal alien a trabajador sin autorización? ¿Qué tipo de diferencia supone?

R: Cuando se cambia un término como illegal aliens y se sustituye por otro como trabajadores sin autorización, se está hablando de un estatus. Para mí, la diferencia entre los símbolos y la sustancia es que la sustancia de ese cambio de política nos permite centrar la humanidad de la gente que viene a este país solo para contribuir a sus propias familias, para contribuir a nuestra economía.

Nuestro producto interno bruto se centra en las contribuciones de nuestros inmigrantes y refugiados, y esa contribución se descuida, diría yo, cuando se utilizan palabras que restan importancia al componente humanista de lo que son en nuestro país.

El lenguaje cambia todo el tiempo y las palabras pueden tener poder, así que para mí era importante empezar diciendo que las políticas se escriben y a veces están destinadas a ser revisadas. Están destinadas a ser revisadas y cambiadas, y es entonces cuando realmente se llega a lo que es el trabajo de equidad: revisar las cosas que no eran tan inclusivas cuando se crearon. Esas son las cosas que eran importantes para mí con ese término y ese cambio en particular.

Recuerdo que escuché a uno de los miembros de la comunidad decir que era insultante que se le llamara de esa manera, y eso me golpeó en las entrañas. Si digo que estoy haciendo un trabajo de equidad racial, si no hago nada más, esta será la colina en la que me pare.

P: ¿Qué es lo que más te gusta de traer este trabajo de equidad a San Diego?

R: Creo que, en este país, hemos normalizado la desconexión, y creo que la pandemia lo ha puesto de manifiesto. Es importante prestar atención a cuando normalizamos la desconexión porque cuando normalizas la desconexión, te permite descuidar la humanidad de otra persona, lo que te permite no prestar atención a cómo están experimentando las políticas gubernamentales, los sistemas o las decisiones presupuestarias. Creo que esas son las cosas que, para mí, nos están llevando a un lugar del que habla el alcalde Gloria, que es “un San Diego para todos”.

Esa afirmación en sí misma, “una (ciudad) para todos nosotros”, te conecta con otra persona que puede tener una experiencia y un bagaje cultural muy diferentes a los tuyos. Te recuerda que, aunque seamos diferentes, eso no significa que seamos deficientes.

Lo diferente es simplemente diferente. Es diverso, pero no es deficiente. Me permite verte y no tratarte como un objeto invisible utilizando una palabra o usando políticas para otros en las cosas que importan. Así que mi objetivo es asegurarme de que la gente pertenezca y no sea ajena a la forma en que el gobierno de su ciudad opera con ellos.

P: En una entrevista previa con KPBS, dijiste que una de tus prioridades es crear una academia de raza y justicia social para que los empleados de la ciudad aprendan sobre el racismo sistémico. ¿Cómo serán esas primeras clases y qué temas abarcarán?

R: Según mi experiencia en este trabajo, no nos beneficia que dejemos a la gente atrás en función de lo que ellos mismos entiendan de las palabras racismo sistémico. No se nos enseña lo suficiente sobre lo que significa realmente el binomio de esas palabras sistémico y racismo. Creo que la gente oye racismo y le produce mucha ansiedad. Creo que la gente se pone a la defensiva y dice: “Yo no soy así, individualmente”. Así que parte de mi objetivo es decir que no estoy hablando de tus acciones individuales, deliberadas e interpersonales; estoy hablando de un sistema que está creando disparidades.

Cuando se habla de aprendizaje y desarrollo en este ámbito, mi objetivo es situarlo en un marco sistémico para decir que no hay ningún sistema en este país —sanidad, vivienda, educación— en el que no se vean disparidades. Todos estamos viviendo una pandemia en la que todos podemos contraer el COVID-19, pero cuando ves que nuestra gente latina y nuestra gente negra mueren a un ritmo más alto, eso apunta realmente a lo que es la injusticia sistémica.

Así pues, mi objetivo es crear un entorno en el que podamos conocer a las personas en el punto en el que se encuentran en cuanto a su comprensión de cómo se diseñaron los sistemas, y cómo podemos rediseñarlos para construir más resultados que sirvan a la humanidad de todos nosotros.

Mi objetivo es crear un entorno en el que las personas no se queden congeladas cuando oigan la palabra racismo, sino que se activen para comprender su papel a la hora de abordar las disparidades. No te congeles, actívate. Actívate para abordar las disparidades que afectan a la gente.

No te equivoques, la gente blanca también experimenta injusticias sistémicas. Si eres una persona blanca y eres un usuario de silla de ruedas que vive con una discapacidad, has experimentado una injusticia sistémica. Creo que, en una ciudad, para que todo el mundo importe, hay que asegurarse de que nadie experimente ningún tipo de desigualdad o de disparidad.

Mi objetivo es decir que, aunque hablemos del racismo sistémico y de cómo afecta a nuestros negros, indígenas y personas de color, eso no significa que dejemos de lado a nuestros blancos que han experimentado desigualdades con la vivienda, o con la intersección de vivir con discapacidades.

No se trata de decir: “Voy a ocuparme de uno y dejar a los demás atrás”. Se trata de necesidades diferentes. Ese es mi objetivo con esta academia, mirar nuestras políticas, nuestras prácticas y nuestras decisiones presupuestarias, y encontrar esos puntos que podemos desplegar para conseguir resultados más equitativos en los que todos podamos prosperar.

P: También has mencionado que el trabajo de los responsables de la equidad se está llevando a cabo en varias ciudades y condados de todo el país, y que has estado compartiendo las mejores prácticas con tus colegas que realizan un trabajo similar. ¿Cuáles son algunas de esas mejores prácticas que comparten entre ustedes?

R: Tengo que mencionar a una de mis compañeras aquí en California, de la Universidad de Berkeley, la doctora Elizabeth Linos. Ha sido una de mis compañeras de armas durante mi estancia en Colorado y fue una de mis animadoras cuando se enteró de que venía a California.

En todo el país, tengo colegas que están tratando de hacer cosas como un proyecto que teníamos para aumentar el uso de la ayuda al alquiler, cuyo objetivo era evitar el desalojo. Tengo colegas en Tacoma y Seattle (Washington), en San Antonio (Texas) y en Oakland y Los Ángeles.

Hemos trabajado con un consorcio de entidades gubernamentales locales que se están uniendo a este esfuerzo para hacer este trabajo en diferentes ciudades del país. Nos llamamos unos a otros, compartimos y nos preguntamos cosas como: “¿Cómo estás formando y desarrollando la mano de obra de tu ciudad? ¿Cómo definen la equidad? ¿Qué es una lente de equidad?”.

Nos enviamos mutuamente módulos de lo que hacemos, compartimos nuestro trabajo y somos conscientes de que cada ciudad y su forma de gobierno tienen matices, por lo que hay que ir a su ritmo. Incluso estando yo aquí, no llegué y dije: “¡Aquí están todas mis ideas! Vamos a replicar todo lo que hicimos en Denver”. Se trata de individualizar y aprender realmente con el personal.

Me he reunido con alguien que lleva 12 años aquí y que no ha parpadeado ni ha necesitado sacar un PowerPoint para describir todos los entresijos de nuestro departamento de compras y lo que hacen en materia de contratación y adquisición.

Trabajo con gente que lleva aquí una década, dos décadas, una generación. Tengo la experiencia de 11 mil personas. Son mis siete días más doce años, mis siete días más dos décadas. Eso hace que no me sienta tan sola, así que estoy aquí para aprovechar la experiencia y los conocimientos de todo nuestro capital humano en nuestros 11 mil empleados para ayudarme a entender la forma en que ellos entienden, y asociarme con ellos para hacer lo que podamos para cambiar algunas de estas desigualdades.

P: En muchas de estas conversaciones sobre el desmantelamiento del racismo estructural y la desigualdad, a menudo se señala que el trabajo necesario para llevar a cabo esta labor no debería recaer en las personas que han sido oprimidas por estos sistemas (es decir, las personas negras, las mujeres, las personas de color, las personas LGBTQ); en cambio, la carga de trabajo debería recaer en aquellos que se benefician de estas desigualdades.

Tú has dicho anteriormente que esperas asociarte con tus colegas blancos en este trabajo, para asegurarte de que entienden su papel en este trabajo. ¿Cómo piensas asociarse con tus colegas blancos en este trabajo para San Diego? ¿Cómo deberían entender los partidarios y aliados que se benefician de estos sistemas su papel en este trabajo, en el desmantelamiento de los sistemas opresivos y su sustitución por otros equitativos?

R: Es una gran pregunta, especialmente para mí como mujer negra en este trabajo, con este tipo de posición. Las cuestiones sistémicas que tengo muy claras etiquetan como las personas no son el problema, el sistema crea las condiciones que crean las experiencias. Así que, respondiendo a tu pregunta, nos enfrentamos a un problema histórico y complejo que no se ha resuelto. Forma parte del entramado de este país en torno a la desigualdad perpetua, en sanidad, educación, infraestructuras.

Todavía no hemos vivido en un lugar donde veamos que la igualdad se da en todos estos sistemas. Yo diría que nos enfrentamos a un complejo conjunto de problemas que depende de la innovación, del pensamiento, de las contribuciones de todos los estratos de la diversidad.

Todo el mundo es diverso. Creo que a veces la gente dice que la diversidad es olvidar que los blancos también son diversos. Creo que no solo necesitamos a nuestros negros y a nuestros latinos, a nuestros asiáticos y a nuestros isleños del Pacífico, sino que necesitamos que todos presten su pensamiento y su experiencia para abordar problemas complejos que nos afectan a todos.

Esto me lleva a recordar el lema del alcalde Gloria: Una ciudad para todos. Si lo decimos de verdad, tenemos que incluir todas las capas de diversidad, incluida la gente blanca, para que nos ayuden a encontrar ideas innovadoras para estos complejos problemas.

A veces eso significa que tenemos que probar cosas que no funcionan. Creo que a veces vemos el fracaso como algo que no es bueno, pero creo que el fracaso es una forma de aprender a hacer algo diferente e innovador.

Creo que queremos crear una atmósfera en la que, si la humanidad de uno de nosotros se ve afectada, la humanidad de todos se ve afectada. Es un rico tapiz y todos estamos conectados por ese hilo común, y vamos a confiar en los demás para ayudarnos mutuamente, y averiguar cómo podemos intentar cosas innovadoras.

P: Solo lleva un mes en el cargo, pero ¿qué has escuchado hasta ahora de la gente de la comunidad sobre cuáles son las necesidades más urgentes y qué les gustaría que abordaras?

R: Algunas de las necesidades más urgentes que he visto están en el radar del alcalde en torno a las infraestructuras. Algunos dicen que quieren asegurarse de que nuestras calles estén conectadas, que se solucionen algunos de los problemas de baches y otras cosas.

La gente quiere asegurarse de que nuestros parques están cuidados. La gente que no tiene vivienda es una necesidad apremiante y, como persona nueva en esta ciudad, la intersección entre la falta de vivienda y la salud del comportamiento es muy pronunciada para mí. Caminando por el centro de la ciudad, mi corazón está con la gente que se enfrenta a la falta de vivienda y también a las necesidades de salud mental.

Estas son las cosas que veo. Diré que me he reunido con los empleados y que están dispuestos a abordar estos problemas. Estoy deseando aprender más sobre las cosas que la gente compartirá conmigo en este espacio.

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