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Pájaros dañados por el derrame de petróleo en el condado de Orange remontan vuelo

A woman bends down to release a duck into the water
Sam Christie, a la derecha, de UC Davis Oiled Wildlife Care Network, libera un pato rojizo en Huntington Harbor mientras Kylie Clatterbuck, de International Bird Rescue, libera un somormujo orejudo. Las dos aves fueron rescatadas del derrame de petróleo del condado de Orange y rehabilitadas.
(Carolyn Cole / Los Angeles Times)
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El 3 de octubre pasado, la primera víctima alada del derrame de petróleo del condado de Orange llegó a la costa en Newport Beach. Sus plumas blancas y marrón claro estaban cubiertas de crudo. El agua fría y aceitosa se había filtrado por sus plumas y le había manchado la piel.

Diez días después, Sam Christie, un especialista en el cuidado de la vida silvestre de UC Davis Oiled Wildlife Care Network, sacó al ave, un pato rojizo, de una caja azul suave y la colocó en el borde del puerto de Huntington. Sana y limpia de aceite, hizo lo que hacen los patos; se deslizó por la superficie del agua, remando con los pies y moviendo la cabeza.

“Los pájaros nunca hacen nada para decir ‘gracias’”, comentó Christie después de la despedida, el miércoles por la mañana. “Nos odian, nos tienen terror y están estresados todo el tiempo. No saben que los estamos ayudando. Así que este es el único agradecimiento que recibimos; solo ver que se alejen de nosotros con buena salud”.

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Hasta el martes por la noche, los funcionarios de vida silvestre habían recolectado 28 aves cubiertas de petróleo de la costa del condado de Orange, todas ellas fueron limpiadas y rehabilitadas por expertos de Oiled Wildlife Care Network. Según el director de la organización, el Dr. Michael Ziccardi, seis de esas aves han muerto o fueron sacrificadas. “A otros animales les está yendo muy bien en rehabilitación”, comentó. “Nunca tendremos la seguridad absoluta de que todos sobrevivirán para ser liberados, pero lucen bien”.

De vuelta en el puerto, otra pequeña ave acuática, un somormujo orejudo, fue liberada junto con el pato colorado, el miércoles. Alzó el vuelo tan pronto como tocó el agua.

Las dos aves habían pasado varios días rehabilitándose juntas en una piscina al aire libre en un centro de atención primaria en San Pedro. Comieron insectos vivos y peces muertos mientras los expertos monitoreaban su salud, además se aseguraban de que sus plumas estuvieran libres, no solo de aceite sino también de jabón.

La estrecha alineación de las plumas de un pájaro le permite mantenerse caliente, seco y a flote, subrayó Christie. El aceite altera esa estructura, y deja el ave helada y empapada. Aunque un cóctel de solvente, jabón para lavar platos y agua tibia elimina el aceite, también impide que las plumas se realineen correctamente, causando los mismos problemas que éste. “Lo que sea que les pongamos, tenemos que estar atentos”, destacó Christie.

Christie, quien ha respondido a docenas de derrames de petróleo en su carrera, estaba en el trabajo cuando el pato rojizo que soltó en la naturaleza el miércoles llegó por primera vez a las instalaciones para recibir atención. Tenía 150 gramos de petróleo adheridos a sus plumas, aproximadamente un tercio de su peso corporal total.

El crudo causa estragos en el cuerpo de las aves y hace que se “consuman”, comentó Ziccardi en una entrevista. Cargado por el aceite y el agua fría, un pájaro tiene que gastar más energía para volar, flotar y mantener su temperatura corporal a 103 grados. Al no poder hacerlo, buscará posarse solo en un intento de mantenerse caliente, pero su alimento está en el agua. “Entonces no pueden comer”, agregó. “Es realmente un círculo vicioso”.

Además de las 28 aves vivas recolectadas por el equipo de Ziccardi, 45 llegaron muertas a manos de los expertos. El director de Oiled Wildlife Care Network destacó que “un subconjunto” de esas aves estaba visiblemente engrasada. “Desafortunadamente, no todas lo logran”, afirmó Christie. “Tienen mucho con lo que lidiar. Y hacemos nuestro mejor esfuerzo. Pero aquellas que sí lo logran son sobrevivientes, y eso es genial”.

Entre los sobrevivientes hay siete chorlitos nevados del oeste amenazados por el gobierno federal, que fueron recolectados en Huntington Beach y Newport Beach en los primeros días del derrame. Las aves ahora están limpias de crudo y los expertos las han observado comer y acicalarse las plumas mientras se preparan para regresar a la naturaleza.

Es demasiado pronto para determinar los efectos a largo plazo del derrame de crudo en el condado de Orange en los hábitats sensibles y la vida silvestre de la región, indicó Laird Henkel, científico ambiental sénior de la Oficina de Prevención y Respuesta a Derrames del Departamento de Pesca y Vida Silvestre de California. Pero sí hay algo en claro: para cuando termine la respuesta, “el medio ambiente debe limpiarse de nuevo al nivel de referencia”, señaló Henkel. “No debería quedar ningún aceite residual aquí que pudiera afectar a las aves más adelante”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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