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La pandemia disminuye, pero la delincuencia en trenes y autobuses sigue en aumento

A commuter waits at Pershing Square station as a train speeds by
Una viajera espera en la estación de Pershing Square el 16 de noviembre en Los Ángeles.
(Brian van der Brug / Los Angeles Times)
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Mientras esperaba un tren del Metro en Hollywood, Maritza Mancilla se protegía detrás de la escalera eléctrica que llevaba a los pasajeros al subterráneo iluminado con artefactos fluorescentes. Quería ver a quienes llegaban antes de que ellos pudieran verla a ella.

La mujer de 55 años, que depende del transporte público para llegar a su trabajo como limpiadora de casas, fue testigo de peleas en el tren. Ha visto a un hombre intentar abrir las puertas del transporte mientras estaban en movimiento; en la estación de metro de Hollywood/Western, a principios de este año, un hombre expuso ante ella sus genitales. “Si pudiera trabajar desde casa, lo haría”, reconoció.

Con el alivio de la pandemia y el levantamiento de los bloqueos, el regreso a la normalidad trajo beneficios: mayor actividad económica, más personas que vuelven al trabajo y a la escuela, celebraciones familiares e interacciones sociales.

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Pero en el sistema de transporte público de Los Ángeles, donde el número de pasajeros se ha recuperado a aproximadamente 843.000 personas diarios entre semana, desde un mínimo pandémico de aproximadamente 363.800, lo normal también trajo consigo un aumento de la delincuencia.

En 2021, hasta septiembre, las denuncias de delitos violentos aumentaron un 25% con respecto al mismo período del año pasado y un 9% con relación a 2019, según datos de la Autoridad de Transporte Metropolitano del condado de L.A. Algunos delitos, como las agresiones con agravantes, superan los niveles prepandémicos a pesar de que el número de individuos en autobuses y trenes no se ha recuperado por completo.

Aunque sigue siendo inusual, los homicidios aumentaron de uno en 2019 a tres en 2020, el primer año completo de la pandemia. En lo que va de 2021, cinco personas han muerto en estaciones o en el transporte público, incluida una mujer de 28 años que recibió un disparo mortal en el tren mientras iba a su empleo.

Si bien la mayoría de las personas viajan en transporte público sin incidentes, el problema del delito provocó recientemente un enfrentamiento entre el sheriff del condado de Los Ángeles, Alex Villanueva, y el directorio de Metro sobre el futuro de los controles en el sistema. En una conferencia de prensa para defender la ampliación del contrato de su departamento con Metro, el sheriff recitó una lista de ocho delitos violentos, que se remontan a 2019, incluidos tiroteos, apuñalamientos y agresiones sexuales. Se refirió a los incidentes como “el nivel de matanza” que está ocurriendo en los trenes.

El alcalde de Inglewood, James T. Butts, quien forma parte de la junta directiva de Metro, consideró la recopilación de crímenes violentos de Villanueva, “como un reconocimiento público de que no pudo prevenir estos delitos”.

Butts, un ex jefe de policía de Santa Mónica, agregó que dada la enorme escala del sistema de transporte público, no hay razón para tratar de asustar a la gente con cifras de delincuencia. “La conferencia de prensa fue un ejercicio político que dio estadísticas sin perspectiva”, afirmó Butts durante una reunión del comité de Metro. “Dados los millones de pasajeros a los que Metro atiende cada año, las estadísticas de delincuencia comparadas con las de las ciudades son mínimas”.

Commuters ride an escalator up to street level at the North Hollywood station on the Metro Red Line
Los viajeros suben por una escalera eléctrica hasta el nivel de la calle en la estación North Hollywood de la Línea Roja del Metro, el martes 16 de noviembre de 2021 en Los Ángeles, CA.
(Brian van der Brug/Los Angeles Times)

Un reciente viernes por la mañana, más de una docena de individuos que se dirigían al trabajo, a la escuela o viajaban para hacer trámites esperaban su tren en la estación de Hollywood/Western.

María Herrera acababa de salir de un turno nocturno de ocho horas. La mujer de 55 años, que no puede conducir, depende de sus hijas y del transporte público para ir al trabajo cinco días a la semana. Ella dejó de tomar el tren por la noche hace mucho tiempo y confía en las aplicaciones de viajes compartidos, que tienen un costo creciente. “Los pobres son los que más sufren”, remarcó. Pero cuando se trata de delincuencia, “todos estamos expuestos. No importa si eres grande o chico. Es por eso que mucha gente no deja de usar sus autos”.

Security personnel in neon yellow vests walk through Union Station
El personal de seguridad camina por Union Station, el 16 de noviembre.
(Brian van der Brug / Los Angeles Times)

Este año, hasta septiembre, hubo 470 delitos violentos en todo el sistema. En 2020, durante el mismo período, hubo 375. En 2019, antes de que comenzara la pandemia, 432.

Los robos descendieron a comparación de los últimos dos años, a 165, pero los reportes de homicidios, violaciones, lesiones agravadas y agresiones agravadas a operadores fueron mayores este año durante el mismo período que en 2019 y 2020.

Judy Gerhardt, jefa de seguridad del sistema y aplicación de la ley de Metro, dijo que el aumento de la delincuencia parece ser parte de una tendencia más amplia en EE.UU.

“A medida que nuestra comunidad se enfrenta a los desafíos que plantea el COVID, el aumento de la población desamparada en el sistema y otros factores sociales que ocurren ahora, notamos un incremento en las tasas de delincuencia, no solo en el sistema, sino a nivel local e incluso en todo el país”, destacó Gerhardt. “Nuestro objetivo es minimizar todos los delitos en el sistema, lo más posible”.

Hubo cinco homicidios este año, el más reciente el 21 de noviembre pasado, cuando un hombre fue baleado en la cabeza en la estación de metro Willowbrook/Rosa Parks. Los sospechosos de todos los asesinatos están bajo custodia.

Danielle Harlemon
Danielle Harlemon, de 28 años, recibió un disparo mortal mientras tomaba el tren al trabajo, el pasado 10 de octubre.
(Eddie Harlemon III)

Para la familia de Danielle Harlemon, su muerte fue tan inesperada como lejana del lugar donde ella vivía. La joven de 28 años había cumplido su sueño de mudarse a California desde Atlanta hace dos años. Según su hermana mayor, amaba el océano.

Casi todos los días, Harlemon se despertaba antes de que saliera el sol para llegar a tiempo al dispensario de marihuana del centro de Los Ángeles donde trabajaba como encargada principal. Su madre, Demetria, dijo que en algunas ocasiones su hija le contó que había sido acosada en la estación de tren, cuando hablaban a diario por teléfono. “Yo le preguntaba: ‘¿Dónde está la seguridad? ¿Cómo es que sucede todo esto en el transporte público?’”, recordó ahora Demetria, de 54 años. “¿Por qué no hay alguien que te brinde ayuda?”.

Harlemon quería empezar a conducir y estaba ahorrando para comprarse un Jeep antes de Navidad. El pasado 10 de octubre, estaba sentada en el tren de la línea B del Metro, cuando un hombre agitado comenzó a caminar cerca, inició una discución con ella, y cuando el tren se detuvo en la estación de Hollywood/Vine, el hombre le disparó y huyó, relató la policía. La joven murió en un hospital cercano. “Me destroza el pensar que iba camino al trabajo”, dijo Demetria. “Estoy en estado de shock”.

Menos de un mes después, la policía arrestó a Andre Dunlap, de 23 años, que había huido a su estado natal de Indiana. Dunlap, que no tenía vivienda en el momento del tiroteo, estaba en libertad condicional por intento de robo en Los Ángeles, según el LAPD. Desde entonces, fue acusado de asesinato.

Villanueva citó la muerte de Harlemon en la conferencia de prensa del 17 de noviembre. Criticó al Comité Asesor de Seguridad Pública de Metro por recomendar un cambio a alternativas ajenas a la aplicación de la ley, como los embajadores de tránsito, que según él proporcionarían “una ilusión de seguridad”. “Necesitamos tomarnos estos asuntos en serio porque hay vidas en juego, hay vidas en peligro en el sistema y la insensible indiferencia por la seguridad de los pasajeros es alarmante”, enfatizó.

Desde 2017, Metro dividió las tareas policiales entre el Departamento de Policía de Los Ángeles, que patrulla autobuses, trenes y estaciones en la ciudad de L.A.; la policía de Long Beach, que trabaja en ocho estaciones de la Línea Azul; y el Departamento del Sheriff del condado de Los Ángeles, que patrulla el resto del sistema. Los contratos vencen en 2022.

Tras las protestas a raíz del asesinato de George Floyd, la junta directiva de Metro buscó recomendaciones sobre cómo reformar las prácticas policiales de la agencia y reasignar recursos a otras formas de seguridad comunitaria, lo cual resultó en el establecimiento de un Comité Asesor de Seguridad Pública (PSAC, por sus siglas en inglés). El grupo recomendó que la junta no asigne ningún financiamiento adicional a los contratos de vigilancia de agencias públicas existentes y que reasigne ese dinero para apoyar la salud mental, los servicios sociales para personas sin hogar y la presencia de embajadores de tránsito no armados, que pueden aliviar situaciones potencialmente violentas.

Villanueva señaló que “los delitos y las personas se sienten inseguras al viajar. Los contratos aumentaron a lo largo de los años y no vemos que el sistema de tránsito mejore esto”, destacó la miembro del comité Scarlett De León. “Los miembros del PSAC nos preguntamos ¿qué más podemos hacer que realmente aborde la seguridad desde la raíz?”.

Metro recomendó que la junta apruebe la financiación de los seis meses restantes de los contratos de aplicación de la ley, por un total de $75.2 millones, y autorice una ampliación de hasta un año. En un comunicado, la agencia indicó que le daría al PSAC “tiempo suficiente para finalizar sus recomendaciones a largo plazo”.

Los miembros de la junta de Metro criticaron a Villanueva durante una reunión del Comité de Operaciones, Seguridad y Experiencia del Cliente, el jueves pasado. “El director de una agencia que está a cargo de brindar seguridad pública en este sistema realizó una conferencia de prensa y trató de asustar y ahuyentar a nuestros usuarios... Trató de crear pánico”, expresó el concejal de Los Ángeles Mike Bonin, presidente del comité. “Tenemos una agencia dirigida por un sujeto que no ha brindado seguridad pública, que no ha administrado bien el contrato, y que encima quiere más dinero”.

El próximo 2 de diciembre, la junta votará si va a financiar los seis meses restantes y si prorrogará los contratos.

Subway riders on the Metro Red Line on Nov. 16
Pasajeros en la Línea Roja de Metro, el 16 de noviembre pasado.
(Brian van der Brug / Los Angeles Times)

En la estación Hollywood/Western, Richard Diamond esperaba para abordar un tren rumbo a North Hollywood. Como vive en Glendale, usa el transporte público todos los meses para ir a las citas con su médico, en Encino.

Cuando se trata de la presencia policial, se apresura a decir que debería “reducirse”. “Solo están ahí para multarte y molestarte; no por razones de seguridad per se”, comentó Diamond, quien es negro. “¿En qué momento se les ve realmente manejando un problema que no sea multar a alguien o preocuparse por si la gente pagó su boleto? Es más una cuestión de acoso que de ayudar”.

Al hombre de 47 años no le preocupa tomar el tren. Cuando vivió desamparado, durante una década, este lo llevaba a North Hollywood, regresaba y luego se dirigía a Long Beach. Pero siempre “dormía con un ojo abierto”. “Nunca estás realmente seguro, especialmente en la gran ciudad”, comentó. “Pero, en general, las personas se cuidan unas a otras, aunque no lo percibas”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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