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Guatemaltecos se unen para traer imagen de Jesús de Candelaria; preparan fiesta para recibirla en EEUU

El arzobispo de Guatemala, Gonzalo de Villa y Vásquez, bendice la réplica de la imagen Jesús Nazareno de Candelaria.
El arzobispo de Guatemala, Gonzalo de Villa y Vásquez, bendice la réplica de la imagen Jesús Nazareno de Candelaria antes de enviarla a Los Ángeles.
(Mario Díaz)
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La llegada de la réplica de la imagen de Jesús Nazareno de Candelaria ha provocado un mar de emociones entre la comunidad guatemalteca en el sur de California, tanta es la algarabía que han preparado una gran fiesta para darle la bienvenida y ubicarla en una iglesia en donde quedará instalada de forma permanente.

“Para mí fue algo impresionante ver la imagen”, dijo Teresa Escalante, de 64 años, sobre su percepción al observar la réplica de Cristo Rey, como también se le conoce, pocos días después de recibirla en Los Ángeles. “Significa mucho, porque es una manera de traer nuestras tradiciones de Guatemala”, añadió.

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La imagen será alojada en la iglesia Santo Tomás, localizada en el 2760 W. Pico Blvd, en donde se congregará la comunidad, el domingo 19 de febrero, para presenciar la llegada y la correspondiente bendición, a partir de las 10 a.m, oficiada por el arzobispo de Los Ángeles, José H. Gómez.

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“Va a haber fiesta, habrá marimba, alfombra, muchas cosas”, dijo Mario Díaz, director de este proyecto, emocionado de que tanto él como sus connacionales van a reunirse nuevamente alrededor de Jesús Nazareno de Candelaria, como lo hacían antes de dejar su terruño.

De acuerdo a diferentes historiadores, la escultura original de Jesús Nazareno fue elaborada por Juan de Aguirre, originario de Málaga (España), quien se cree llegó a Guatemala en 1554.

Esa imagen, creada en 1563, se encuentra en la parroquia Nuestra Señora de Candelaria, razón por la que esa escultura se conoce como Jesús de Candelaria. Lo peculiar de esta efigie es que muestra a Cristo con su mirada hacia abajo, los ojos son verdes y el color del cuerpo de la figura es oscuro, característica que logró una conexión con las comunidades indígenas.

“Es importante establecer el origen de esta devoción pues desde un comienzo estuvo ligada como se ha podido comprobar documentalmente a un determinado grupo social como lo fueron los indígenas”, escribió el historiador Mario Alfredo Alvarado en una investigación para la Universidad de San Carlos.

El académico establece que la veneración a esta efigie se documentó desde hace 400 años, señalando que fue mencionada en un breve, es decir un documento papal, por el Sumo Pontífice, Inocencio XI. Ahí cita “el culto y procesión del Jueves Santo” que se desarrollaba en el barrio de Candelaria.

La devoción luego traspasó ese barrio y se consolidó en la ciudad Santiago de Guatemala, algo que Gerson García, de 47 años, recuerda que su padre le inculcó desde su niñez. Es más, a los 13 años de edad se convirtió en cucurucho, es decir era uno de los acompañantes de Jesús en la procesión.

“Es una penitencia que se hace”, dijo García, detallando que él caminaba vestido con una túnica morada, porque también era cargador de la imagen. Ese era un tiempo en el que intentaba permanecer en ayuno y oración. Esta procesión ocurre cada jueves santo, durante la Semana Santa en toda la capital chapina, donde Gerson permanecía hasta 18 horas.

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En la actualidad, esa procesión se extiende hasta 19 horas, entre las 5:45 a.m. del jueves santo hasta las 12:45 a.m. del viernes santo. El anda, mueble donde se lleva la imagen, es cargada por cerca de 17 mil hombres, quienes se van turnando en cada una de las más de 130 cuadras que recorren.

Desde la edad de cinco años, Mario Díaz comenzó a participar en la procesión. En ese momento llevaba el incensario y la naveta, luego llegó a ser timonel del anda de Jesús. Sin embargo, al establecerse en el sur de California sufrió la nostalgia porque en su primera Semana Santa en el exterior, en el 2012, no tuvo manera de celebrarla.

“Me di cuenta de la falta que me hacía”, dijo.

Díaz luego conoció a otros connacionales que eran devotos de Jesús Nazareno. Si bien él pudo regresar a su tierra en el 2013, pensando en su comunidad realizó en el 2017 y 2018 una exposición fotográfica sobre la Semana Santa en Guatemala. Luego en el 2019 y 2020 hicieron una alfombra como las que se elaboran en esa época en su terruño.

Al ver el párroco de la iglesia Santo Tomás la descomunal devoción, les propuso que trajeran una réplica de esa escultura. El proceso inició en abril de 2020. Los permisos se obtuvieron casi de inmediato, encontraron a un escultor en Sevilla (España), pero lo complicado fue la recolección de los fondos.

“Nos ha costado mucho trabajo, desvelos, hemos hecho ventas de comida, rifas y todavía debemos dinero”, dijo Teresa Escalante. “A mi no me importa el sacrificio que yo he hecho, porque se siente algo tan bonito y la satisfacción de ver a mucha gente emocionada con la llegada de la imagen”.

Al terminarse la creación de la efigie, cuyo costo fue de 10 mil dólares, fue enviada desde España a suelo centroamericano. El pasado 15 de octubre, el arzobispo de Guatemala, Gonzalo de Villa y Vásquez, bendijo la réplica de la imagen de Jesús Nazareno antes de ser trasladada a Los Ángeles.

La escultura, de 6 pies de alto y 2 pies de ancho, va a colocarse en una capilla al interior de la iglesia Santo Tomás. Al trascender la llegada de esta imagen hay personas que han expresado su interés en viajar desde lugares lejanos como Boston (Massachusetts) y otros de Salinas (California).

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“Tuve muchas veces deseos de rendirme, no hacer el proyecto”, aseguró Díaz, pero en el camino fue encontrando personas que tenían muchos años de vivir en Estados Unidos y que por su condición migratoria no podían ir a celebrar la Semana Santa a su tierra. “Eso me hacía agarrar fuerza”, dijo.

Han pasado 21 años desde que Gerson García dejó Guatemala. Para él esta imagen tiene mucho valor, no solo porque finalmente revivirá sus tradiciones dentro de Estados Unidos, sino porque Jesús Nazareno es más que una escultura, para este inmigrante tiene un significado espiritual.

“Hay muchas personas que necesitan de un momento espiritual y paz; tienen problemas familiares y de salud. La idea nuestra es traerles esperanza y un poquito de fe”, concluyó García.

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