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Los niños negros y latinos menores de 5 años de Los Ángeles están muy retrasados en la vacunación contra el COVID-19

A child receives a COVID vaccination.
Stephanie González, de 5 años, observa mientras la enfermera registrada Tatiana Solobaeva administra la primera vacuna COVID-19 de Stephanie en una clínica en Encino en 2022.
(Alisha Jucevic / For The Times)

Un nuevo informe de los CDC encontró que los niños menores de 5 años están siendo vacunados contra COVID-19 en tasas más bajas que los niños mayores.

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Los niños negros y latinos del condado de Los Ángeles menores de 5 años tienen tasas de vacunación contra el COVID-19 de un solo dígito, lo que refleja una tendencia generalizada en todo el país que tiene preocupados a los expertos en salud pública y buscan formas de aumentar esas cifras.

Sólo el 12% de los niños de entre 6 meses y 4 años han recibido al menos una dosis de la vacuna contra el COVID-19, y sólo el 7% están completamente vacunados, según los datos del condado de Los Ángeles.

Los niños negros y latinos menores de 5 años tienen las tasas más bajas, según el cuadro de vacunación del condado: Sólo el 6% de los niños negros y el 5% de los niños latinos han recibido al menos una dosis, en comparación con el 22% de los niños asiáticos y casi el 19% de los niños blancos y casi el 15% de los niños indios americanos y nativos de Alaska.

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La directora de Salud Pública del Condado de Los Ángeles, Barbara Ferrer, dijo que los “datos aleccionadores” en torno a las tasas de vacunación de los niños pequeños muestran que “tenemos mucho trabajo por hacer”.

Un informe de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU. de la semana pasada, mostró que, a finales de 2022, sólo el 10% de los niños entre 6 meses y 4 años en todo el país habían recibido al menos una dosis de la vacuna COVID-19, y sólo el 5% estaban completamente vacunados.

En general, los niños menores de 5 años están recibiendo la vacuna COVID-19 a un ritmo “sustancialmente inferior” al de los niños mayores, lo que suscita preocupación entre los responsables de salud pública por el posible impacto en los futuros esfuerzos de vacunación. El informe reveló que dos meses después de que se aprobara la vacuna para niños mayores, se había vacunado al 24% de los niños de 5 a 11 años y al 33,3% de los niños de 12 a 15 años.

Las bajas tasas a nivel nacional entre los niños pequeños son “preocupantes y podrían indicar desafíos para la cobertura de vacunación en el futuro, especialmente teniendo en cuenta que las dosis de refuerzo bivalentes están ahora autorizadas para esta población pediátrica”, dice el informe.

El informe de los CDC reveló que se conocía la raza y el origen étnico del 71% de los niños menores de 5 años vacunados. Entre los niños cuya raza y etnia se conocían y que habían recibido al menos la primera dosis de COVID-19, el 55% eran blancos, el 20% latinos, el 13% asiáticos y el 7% negros.

El informe se produce en un momento en el que los funcionarios de salud pública luchan por equilibrar los mensajes que animan a la gente a seguir siendo precavida ante el COVID-19 y a estar al día con las vacunaciones, incluso cuando las precauciones ante una pandemia, como las mascarillas y los mandatos de vacunación, van quedando atrás.

En particular, los funcionarios de salud pública han tenido que enfrentarse al problema constante de cómo convencer a las familias para que vacunen a sus hijos más pequeños contra el COVID-19.

A partir de diciembre, los niños de 6 meses a 5 años que hayan completado una serie primaria de Moderna pueden recibir un refuerzo bivalente de Moderna dos meses después de su última dosis de la serie primaria. Los niños de 6 meses a 4 años que estén completando una serie primaria de Pfizer recibirán una vacuna bivalente de Pfizer como tercera dosis primaria.

Según los CDC, se han notificado casi 3,5 millones de casos de COVID-19 entre niños menores de 5 años, con 689 muertes por el virus en ese grupo de edad. Los funcionarios de salud pública y los proveedores de atención sanitaria también han estado vigilando los raros casos de síndrome inflamatorio multisistémico en niños, o MIS-C entre los niños que fueron infectados recientemente con COVID-19.

Conseguir que los padres y cuidadores se comprometan a vacunar a sus hijos ha sido un problema constante durante toda la pandemia. Mientras que algunos padres vacunaron a sus hijos de inmediato, otros optaron por esperar hasta comprender los posibles efectos secundarios.

El Dr. Ilan Shapiro, corresponsal jefe de salud y responsable de asuntos médicos de AltaMed Health Services, que tiene clínicas en los condados de Los Ángeles y Orange, dijo que la logística representaba el mayor obstáculo para las familias a la hora de vacunar a sus hijos pequeños.

La mayoría de las familias con las que trabaja preguntan sobre la elegibilidad de refuerzo y qué tan pronto pueden vacunar a sus hijos pequeños, dijo Shapiro. Muchas de ellas saben que podría suponer perder horas de trabajo y el sueldo, tener que organizar una guardería o encontrar tiempo para vacunar a sus hijos entre varios trabajos.

Pero Shapiro dijo que algunas familias le han dicho que “los niños no se enferman” o que COVID-19 es “igual que la gripe” para explicar por qué no han vacunado a sus hijos. A menudo les recuerda que la gripe también es peligrosa para los niños más pequeños.

La mayoría de las familias tienen preguntas sobre los posibles efectos secundarios de las vacunas COVID-19 en los niños pequeños, o tienen miedo de lo que han oído sobre la infertilidad, los cambios hormonales y la inflamación del corazón, dijo Shapiro.

Aunque los adolescentes varones y los adultos jóvenes “podrían tener una menor posibilidad de sufrir inflamación del corazón” con la vacuna, dijo que explica a las familias que el riesgo de infección por COVID y sus efectos secundarios podría ser aún peor.

“Cuando empiezas a darles información clara, tienden a aprobar la idea de vacunarse”, afirma Shapiro.

La Dra. Shanika Boyce, pediatra y profesora asistente en la Universidad de Medicina y Ciencia Charles R. Drew en Willowbrook, dijo que piensa en una madre que llegó con su hijo que estaba experimentando fiebre, deshidratación, no comía muy bien y tenía problemas respiratorios semanas después de tener COVID-19.

“Para mí fue un golpe duro, ya que definitivamente tenemos que seguir los esfuerzos para que los padres sepan el impacto del virus en sí, además de las complicaciones que pueden ocurrir después”, dijo Boyce.

Dijo que a menudo trata de preguntar a las familias cuáles son sus preocupaciones y de dónde vienen, sobre todo después de enterarse de que perdieron miembros de la familia a COVID-19 o han visto cómo les ha ido a otros en su comunidad. También recalca a las familias de color que no están seguras de la vacuna que en los ensayos de la vacuna COVID-19 se incluyó a niños de color.

“Tienden a dudar y a decidir que si se vacunan ellos mismos, y si vacunan a los niños mayores de la casa, entonces habrá cierta protección contra el contagio del virus a la generación más joven”, afirma Boyce. “Desgraciadamente, no es el caso”.

Los funcionarios de salud pública del condado de Los Ángeles han volcado sus esfuerzos en trabajar con 600 proveedores de atención pediátrica para ayudar a alentar a más hogares a vacunar a los niños pequeños.

Ferrer dijo que han instado a los proveedores de salud que trabajan con niños y familias a hablar sobre la importancia de las vacunas y hacer hincapié en que son seguras para los niños pequeños.

“Sé que algunas familias estaban esperando para asegurarse de que no había efectos secundarios imprevistos o desconocidos”, dijo Ferrer. “Ahora tenemos muchos más datos. Millones de niños pequeños han sido vacunados, así que insto a la gente a tener esa conversación con su proveedor de atención médica.”

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

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