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Latino de Boyle Heights crea las mini piñatas que no cargan dulces, ‘cargan una misión’

Isaias Rodriguez shows some of the mini pinatas he creates at his studio in Fresno.
Isaías Rodríguez muestra algunas de las mini piñatas que crea en su estudio en Fresno, el sábado 8 de octubre de 2022. Rodríguez es un chicano de tercera generación originario de Boyle Heights.
(Raul Roa / Los Angeles Times)
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La fiesta está en su apogeo, la música está a todo lo que da y la piñata hecha de colorido papel crepe ya está colgada de un gancho mientras dos invitados detienen los extremos de la cuerda que la eleva al aire.

Los participantes conocen el ejercicio: les vendarán los ojos, les harán girar y luego les entregarán un palo para abrir la piñata para luchar tras las golosinas, frutas o pequeños juguetes escondidos en su interior.

Sin embargo, Isaías Rodríguez tiene otra misión para las piñatas.

Isaías Rodríguez en su estudio en Fresno.
Isaías Rodríguez en su estudio en Fresno. “Es una misión que muchos niños no podrán comprender, por lo menos al principio”.
(Raul Roa / Los Angeles Times)
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Cuando las manos de Rodríguez, de 46, tocan un material relativamente humilde como un papel de colores, tijeras y pegamento, la creación de una hermosa piñata está en camino, pero esta piñata a lo contrario de las populares no está hecha para quebrarse.

Sus piñatas son tan pequeñas que caben en la palma de una mano. Y aunque no cargan dulces, estas cargan la pesada misión de preservar la tradición mexicana y enseñarle al mundo uno de los elementos más típicos de las celebraciones navideñas de ese país, aunque desde hace décadas las piñatas se han popularizado en diferentes eventos festivos a nivel nacional e internacional.

“Es una misión que muchos niños no podrán comprender, por lo menos al principio”, dijo recientemente el nativo de Boyle Heights mientras hacía la piñata de una mariposa monarca.

Estos pequeños recuerdos, como él les llama, también cargan la misión de recordarle a la gente que las piñatas hechas a mano son un arte a pesar de ser poco apreciadas por su corta duración de vida.

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Con algunos dobleces, cortes y adornos como chaquira y brillos, Rodríguez, tiene la habilidad de convertir un simple papel manila en un elote con mayonesa espolvoreado con queso blanco listo para devorar, o un helado de vainilla en cono con cobertura de chocolate.

Las manos de Rodríguez también pueden crear la máscara de luchador de colores brillosos y ojos saltones, o un burrito de ojos soñadores y pelaje café. Para este artista cuando se trata de crear diferentes figuras de piñatas, el cielo es el límite.

Para Rodríguez, crear una piñata puede llevarle hasta tres horas o más, depende de su complejidad.

El deleite que desemboca ver las pequeñas piñatas de Rodríguez, así como el mensaje que cargan, lo han llevado de forma inesperada desde el 2016 a exhibir sus creaciones en diferentes partes de California como San Francisco, Fresno, San Diego, Richmond y Oakland, así como en Albuquerque, New Mexico, y recientemente España, esta última de forma digital.“

“Cuando estoy participando en alguna exhibición me pregunto: ¿Qué hago aquí? Solamente hago piñatitas. No es nada especial….Y me rompo en risas”, dijo el chicano de tercera generación mexicana.

Rodríguez entonces cambia las sonrisas por una cara seria, y agrega unas palabras que resuenan con millones de familias que alguna vez han quebrado piñatas.

“Las piñatas son tradición y son una expresión de arte. Tienen el poder de cambiar formas, expresar pensamientos, atravesar fronteras y ser máquinas del tiempo que nos remontan a la infancia”, dijo el artista que ahora reside entre Fresno y Boyle Heights.

Isaías Rodríguez muestra una mini piñata sin terminar con forma de colibrí.
Isaías Rodríguez muestra una mini piñata sin terminar con forma de colibrí.
(Raul Roa / Los Angeles Times)

Si alguien le pregunta a Rodríguez que, si alguna vez soñó con ser artista de piñatas pequeñas, este todavía se sorprende del título con el que el mismo se ha bautizado: The Little Piñata maker.

La idea de hacer una piñata mucho más pequeña de lo normal surgió a la edad de 26, cuando él estaba buscando un adorno para colgar del espejo retrovisor de su auto.

Originalmente, Rodríguez buscaba cualquier ornamento con el que se sintiera identificado, algo que le provocara alguna sensación de felicidad cada que lo viera, pero no encontraba nada.

Pasaron algunos días, Rodríguez no recuerda cuántos exactamente, pero a su mente llegaron las memorias de cuando era pequeño, y aquellas fiestas de la familia o el vecindario donde la piñata era la pieza central de la celebración.

Todos los niños querían ser el más fuerte para romper la piñata, pero si eso no ocurría, siempre había la oportunidad de recolectar una gran cantidad de dulces para llevar a casa, dijo Rodríguez.

En esos cumpleaños, navidades, quinceañeras o bautizos, había algo más que pastel para ese niño de bajos recursos, había risas, unión familiar y esa tradición inquebrantable de la piñata.

Fue entonces cuando este se puso a buscar el adorno de sus sueños en las tiendas mexicanas, los swap meets, la internet y hasta viajó a la ciudad de México en su búsqueda, pero este no encontró nada que le convenciera.

Sin pensarlo dos veces, Rodríguez pensó que él podría crear su propia piñata y se apresuró a comprar papel de colores, pegamento e hilo, y después de algunas pruebas y errores, creó por primera vez en su vida una piñata de estrella de colores blanco, rojo y verde, como el color de la bandera mexicana.

Isaías Rodríguez crea mini piñatas como esta mariposa monarca.
Isaías Rodríguez crea mini piñatas como esta mariposa monarca.
(Raul Roa / Los Angeles Times)

En aquel entonces el productor multimedia y maestro de arte en una organizacion sin fines de lucro llamada Pacific News Service, en San Francisco, ni siquiera pensó que su primera piñata de unas tres pulgadas de largo y otras tres de ancho, sería el inicio de una misión para compartir internacionalmente como parte de su cultura.

“La colgué del espejo retrovisor y me hizo sentir feliz y orgulloso de mis tradiciones. Ahora el mensaje que le quiero llevar al mundo es que la piñata es tan mexicana como el maíz”, dijo. Sin embargo, los orígenes de la piñata son inciertos, e inclusive entre expertos no hay un acuerdo de dónde se originó este elemento.

En China, por ejemplo, algo similar a la piñata era un recipiente de arcilla o madera con forma de vaca, buey o búfalo, que se llenaba de semillas y se rompía como una forma de traer buena suerte para el año nuevo.

Asimismo, existen indicios de que en Mesoamérica había tradiciones similares. Mientras los mayas acostumbraban a romper recipientes de barro rellenos de cacao, los aztecas decoraban vasijas de barro con plumas y las llenaban con frutas, maíz y pequeños regalos para quebrarlas en ceremonias religiosas.

William Beezley, profesor de historia mexicana en la Universidad de Arizona, en Tucson, dijo que al igual, á principios del siglo XVI, los italianos practicaban en un juego que consistía en vendar los ojos de una persona y hacer que golpeara con un palo una vasija de barro llamada pignatta..A mediados del siglo XVI, los italianos habían llevado su costumbre a otros países de Europa. Entonces, habiendo llegado a España, la palabra pignatta se cambió por la palabra española piñata.

“La tradición de la piñata como la conocemos hoy, fue introducida por los misioneros españoles a México hace más de 400 años como una forma de enseñar la fe cristiana a los pueblos indígenas”, dijo Beezley.

Eran padres adolescentes sin títulos de arte, pero el amor y la familia los sustentaron. Su alma mater de la escuela secundaria de Los Ángeles les ha dado la bienvenida como pintores consumados.

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La piñata tiene forma de estrella con siete puntas, cada una de las cuales representaba uno de los siete pecados capitales en la religion catolica. El jugador con los ojos vendados representa la fe y el palo representa la virtud. Cuando el jugador golpea la piñata, los dulces simbolizan las recompensas de vencer el pecado y la tentación.

“Y aunque, hoy en día, la piñata ha perdido su carácter religioso, durante siglos ha sido parte importante de la cultura mexicana y una tradición central en las fiestas. Estas vasijas expresan humor y los temas sociales o políticos del momento en forma picara”, dijo el experto.

Al contrario de Beezley, el profesor asociado de antropología Joel Palka, de Arizona State University, en Tempe, dijo que los orígenes de la piñata son difíciles de rastrear.

Isaías Rodríguez, un chicano de tercera generación originario de Boyle Heights, es el octavo de 11 hijos.
(Raul Roa / Los Angeles Times)

“Yo diría que el concepto de la piñata llena de regalos que usa en festividades es difícil de rastrear por el país. Se pudo originar en diferentes lugares, inclusive en diferentes tiempos”, dijo Palka.

“Es cómo preguntar dónde fue inventado el sombrero cuando sabemos que este se pudo originar en diferentes países, tiempos, con diferentes materiales, y por diferentes motivos. Inclusive se puede discutir lo mismo con los diferentes instrumentos musicales de cuerdas”, dijo Palka.

Rodríguez por su parte, se guarda para él mismo la versión de la piñata creada por los mayas y aztecas.“

Creo que debemos darles crédito a estas grandes civilizaciones por crear su propia versión de la piñata, que al fin de cuentas no pudo sobrevivir a la conquista española”, dijo Rodríguez.

Cuando el artista forma parte de alguna exhibición u ofrece talleres de trabajo para la creación de sus piñatas, en lugar de debatir de donde viene esta tradición, les dice a los participantes que algunos países tienen su propia versión de lo que es una piñata, y reta a los participantes a encontrar algún elemento similar dentro de sus culturas que los haga sobresalir.

“Entiendo que no puedo imponer mi creencia, pero es bien sabido que en México durante centenares de años hemos creado y quebrado piñatas en fiestas y seguimos haciéndolo, eso no lo tiene ningún otro país”, dijo.

Pero la misión de enseñarle a la gente la tradición de las piñatas, no siempre fue su propósito. Desde que Rodríguez hizo su primera piñata, se dedicó a crear piñatas a mano como un pasatiempo.

“Tú tienes algo único aquí, algo que se está cocinando”, le decían sus amistades a Rodríguez, aunque el joven no entendía exactamente a qué se referían sus amistades cuando le empezaron a comprar sus piñatas.

A medida que pasaron los años, Rodríguez perfeccionó su arte, y ocasionalmente vendía sus creaciones en tianguis de arte, e inclusive abrió una pequeña tiendita en Etsy, que no tuvo mucha suerte en las ventas.

Como negocio, las pequeñas piñatas no le darían Rodríguez ni una carrera profesional, ni fama como artista, y ni dinero, al menos eso fue lo que pensó.

De hecho, el joven se vio invirtiendo mucho más tiempo y dinero en la creación de sus piñatas, y descansando muy poco porque aparte debía trabajar en su empleo regular.

No fue hasta 13 años después, un septiembre 2016, que Rodríguez obtuvo la oportunidad de exponer su trabajo a una escala más grande como invitado de la exhibición “Estamos contra el muro” de la artista y educadora Sita Kuratomi Bhaumik, en San Francisco.

“Fue en este lugar donde dije, ‘debo de compartir la tradición de la piñata mexicana a otras culturas y dejarles saber que la creación a mano de una piñata es un arte que no se debe perder”, dijo.

La exhibición, del 9 de septiembre al 15 de octubre en la galería Southern Exposure, buscaba representar con diferentes piñatas una temporada electoral divisiva, la visualización de las realidades sociales y políticas, y la promesa de Donald Trump por la creación de un muro fronterizo.

Rodríguez, uno de varios creadores de piñatas participantes, tenía la tarea de recrear un muro de 18 inches de alto y 22 de ancho con pequeños cubos rectangulares que simulaban tabiques, cada uno de no más de una inch y media, algunos de superficie suave otros rugosa.

El artista estaba estático por su contribución. No solo su piñata expresaría su rechazo al muro, pero también él podría vender una edición limitada de pequeñas piñatas con la misma temática como recuerdos de esa época políticamente controversial.

Kuratomi Bhaumik dijo que al pensar en la exhibición Estamos Contra el Muro, tendría que buscar artistas cuyas obras no fueran duraderas, y de hecho pudieran ser destruidas como la idea de la barrera que proponía Trump a lo largo de la frontera.

Al final de la exhibición, la comunidad pudo quebrar una piñata gigante de un muro hecha por los piñateros Víctor Martínez y Paco León, mientras tuvieron la oportunidad de comprar las mini piñatas del muro como recuerdos, tal como se hizo con el muro de Berlín, en Alemania.

Isaías Rodríguez muestra una de sus últimas mini piñatas.
(Raul Roa / Los Angeles Times)

Kuratomi Bhaumik, al igual que Rodríguez y otros artistas señala que la creación de las piñatas, a pesar de su corta duración es un arte que debe valorarse como las esculturas de arena, el dibujo o las esculturas del hielo.

“La cultura occidental europea, por ejemplo, tiene en mente preservar el arte. Tiene la idea de que cualquier cosa de valor debe colocarse en una galería prístina, en un cristal especial que valore un objeto, pero también debemos ponerle atención al valor de la fabricación del arte, aunque su duración sea limitada”, dijo.

En un viaje reciente a una tienda Target, Kuratomi Bhaumik vio con asombró la venta de decenas de piñatas hechas en China hechas en fábrica.

“El arte se encuentra en las manos de quienes se toman tiempo, esfuerzo, creatividad y una vida entera haciendo piñatas a mano. Si creemos que el arte se puede hacer en fábrica, corremos el riesgo de perder esta tradición que en varios casos viene de generación en generación”, dijo Kuratomi Bhaumik.

“Mi deseo es que los artistas sean valorados por el trabajo que realmente es mal pagado. Que la gente tome en cuenta la habilidad, el amor y el ingenio de los pinateros”, dijo.

Yesenia Prieto, dueña de Piñata Design Studio está de acuerdo con Kuratomi Bhaumik.La fabricante de piñatas de tercera generación y escultor de segunda generación del centro sur de Los Ángeles empezó a ayudarle a su familia a crear piñatas desde los 12 años, una época en la que ella pensaba que hacer piñatas era simplemente un trabajo manual de bajo nivel en el que piezas de cartón y papel de seda se juntaban rápidamente para formar algo, pero estaba equivocada.

“Hacer piñatas es sinceramente una forma de arte reconocida y respetada y debe ser, en mi opinión, por varias razones importantes. Desde el inicio de la creación hay un proceso artístico en cada aspecto del oficio”, dijo Prieto.

Solo en un nivel básico, los piñateros como ella deben de dominar varias formas de arte diferentes para ejecutar la creación de miles de diseños, desde pintura/pintura en aerosol, dibujo, escalado, matemáticas, construcción, aprendizaje de todo tipo de adhesivos, la creación del engrudo casero/pegamentos en aerosol/ Pegamento pegajoso / cintas, e inclusive el uso de Photoshop, Autocad, Illustrator, Procreate, Sillouette, y otras habilidades tradicionales para hacer piñatas.

“Algunas de estas piezas, incluso las más pequeñas y básicas, pueden tardar entre 1 y 2 horas, y para piezas más complejas a gran escala, puede tardar hasta una semana en turnos de ocho horas”, dijo Prieto.

“Todo esto está solo en la creación en sí y luego hay que pensar en el arte de crear la caducidad. La plataforma en sí y el gran final de su ruptura. Además, el arte de crear algo que une a las personas para celebrar la vida, el uno al otro, la comunidad, el triunfo y el amor. Esa es, para mí, la mejor parte del arte”, agregó.

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A esta artista le entristece ver que las piñatas se producen en masa en lugares como China o Vietnam, donde el nombre del juego en la actualidad siempre va a ser el último dólar.“

“La dura verdad es que cuando no valoras el artículo, no valoras a las personas que crearon ese artículo, ni el arte en mi expiración. Después de años de arduo trabajo, me complace decir que hay artesanos que trabajan para recuperar el control y mostrar la cara y la verdadera intención del trabajo junto con su potencial”, dijo.

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Amorette Crespo, otra creadora de piñatas, empezó su negocio en el 2017, cuando su hija le pidió una piñata con el tema de Selena para su décimo cumpleaños.

La residente de El Sereno aprendió por sí misma a través de la práctica, prueba y error, y desde entonces ha estado haciendo piñatas personalizadas para vender desde su hogar.

“Yo hago piñatas para quebrar, pero reconozco que es un arte por el hecho de hacerla a mano, darles forma, textura y detalle. El artista necesita creatividad, paciencia y estar al día de todo tipo de acontecimientos para recrear algo de lo que la gente está hablando”, dijo Crespo.

Isaías Rodríguez en su estudio en Fresno.
Isaías Rodríguez en su estudio en Fresno.
(Raul Roa / Los Angeles Times)

La piñata colgada dura menos de una hora en quebrarse, sino es que minutos con una persona que pueda darle el golpe letal, pero por ejemplo, los corazones de San Valentin, de ocho pulgadas de largo, por seis y medio ando y unas dos de grueso, que ella crea le toman a esta artista tres horas de hacer.

Por otra parte, la piñata de la cantante fallecida Selena, que mide 22 pulgadas, 8 de ancho, y gruesa dos pulgadas, le toma a esta artista unas 18 horas.“

A medida que pasa el tiempo el piñatero principiante se da cuenta que solo la práctica lo hace talentoso, paciente y creativo. Como artista le pones amor a tu creación y hasta te duele que la quiebren, pero la debes dejar ir… Estoy feliz de que artistas como Rodríguez hagan pequeñas piñatas como recuerdos a nuestra cultura”, dijo.

Por su parte, Rodríguez está feliz de que sus pequeñas piñatas están teniendo éxito.

El pasado agosto 2017, el artista recibió otra llamada inesperada, era la invitación a vender sus pequeñas piñatas en el Museum of Ice Cream, en San Francisco, donde le pidieron crear tres tipos de piñatas en color rosa.

Rodríguez dijo quedar “helado por la invitación”, ya que él había visitado las instalaciones como cualquier otro turista, y para noviembre sus burritos, arcoíris y unicornios eran parte de la tienda de recuerdos.

No obstante, la exhibición que Rodríguez acoge más en su corazón fue en Craft in America Center, en Los Ángeles, donde de septiembre a diciembre 2021 tuvo la oportunidad de exhibir más de 225 mariposas monarcas en su instalación llamada “Resiliencia”.

La instalación conmemoraba a su hermana Emilia María Rodríguez, la segunda hija de una familia de 12 en total, que había fallecido un 8 de febrero del 2021.

La inspiración de crear piñatas de la monarca surgió cuando una vez en familia, mientras Rodríguez oraba por su hermana en el patio trasero de la casa de sus padres, una mariposa monarca se hizo presente.

“Su presencia llamó mi atención y para mí era mi hermana diciéndonos que estaba a salvo y feliz”, dijo Rodríguez recordando como Emilia siempre lo apoyó en sus desarrollos creativos.

Las mariposas de Rodríguez le dieron vuelo a exhibir su trabajo también en San Diego, en el Mingei International Museum, de noviembre de 2022 a abril de 2023, de parte de Craft in America Center.

Ese mismo 2021, Rodríguez hizo un taller con los empleados de Google para celebrar el mes de la herencia latina ensenandoles a crear pinatas.

Para el 2022, el artista fue contratado para recrear las cabezas de dos supervisores del departamento de hardware y ofreció kits para que los empleados las hicieran nuevamente. Para este 2023, ofrecio de nuevo otro seminario para hacer piñatas. Asimismo, durante el 2021 y 2022, el Distrito Escolar Unificado de Fresno contrató a Rodríguez como maestro de arte, de niños de kinder a sexto grado, donde les enseña historia del arte, arte contemporáneo, y por supuesto la creación de piñatas pequeñas.

Las mini piñatas de Isaías Rodríguez están recortadas de carpetas de manila.
Las mini piñatas de Isaías Rodríguez están recortadas de carpetas de manila.
(Raul Roa / Los Angeles Times)

Para 2024, el artista trabajará con Con Todo Press, una compañía que publica libros para niños en el lanzamiento de su nuevo libro infantil titulado How To Stuff a Piñata /Cómo Rellenar una Piñata, de Naibe Reynoso. Mientras el libro, que será lanzado en abril 18, Dia Nacional de la Piñata, celebra la tradición popular mexicana y al mismo tiempo transmite un mensaje conmovedor sobre la importancia de pasar tiempo y crear recuerdos con los seres queridos, Rodríguez contribuye con un kit de piñata Hágalo Usted Mismo (DIY) disponible para su compra junto con el libro al mismo tiempo que va a conducir diferentes talleres de piñatas para la comunidad durante la gira del libro.

Desde los ocho años sabía que quería ser artista. En una ocasión particular, al terminar de dibujar al perro Goofy, un personaje de caricatura de Disney, Rodríguez sintió una euforia inexplicable.

“Le dije a mi amigo, ‘mira’… Un día voy a ser artista”, dijo Rodríguez. Una y otra vez, el entonces menor escuchaba de sus padres Antonio e Irene: “Mejor estudia para ser ingeniero, doctor o abogado”. En otras ocasiones las palabras de desaliento eran: “Eso no es un trabajo formal. No te conviene, no pagará tus facturas”.

Hoy en día, Rodríguez se ríe del camino que ha tomado y presumiendo su resiliente mariposa monarca dijo: “Podrás quebrar la piñata, pero nunca los sueños de una persona por compartir esta tradición y el arte detrás de esta”.

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