El jefe criminal de Los Ángeles, apodado ‘Wicked’, fue apuñalado en prisión hasta morir tras una purga de pandillas
Ezequiel Romo, líder de una pandilla que ordenó asesinatos de rivales y seguidores por igual en un intento por mantener el control sobre las redes de drogas y cobro de deudas en Panorama City, fue apuñalado hasta morir el domingo en la prisión estatal de Centinela, dijeron las autoridades.
Romo, de 47 años, estaba cumpliendo cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional tras ser declarado culpable el año pasado de asesinato, intento de ejecución y conspiración para asesinar.
Recientemente había sido transferido a Centinela, una prisión de 3.000 reclusos en el desierto del condado Imperial. Alrededor de las 8 p. m. del domingo, según informaron las autoridades en un comunicado, tres reclusos lo atacaron en una sala de descanso.
Los agresores, identificados por los funcionarios de la prisión como Cristian Moreno, Johnny S. García y Christian O. Hernández, no dejaron de apuñalar a Romo hasta que los guardias utilizaron cuatro “aplicaciones” de gas pimienta, dijeron las autoridades. Romo fue declarado muerto unas dos horas después.
Romo, apodado “Wicked”, había sido liberado de prisión en 2014 después de cumplir 18 años de condena por homicidio y agresión a otro recluso. Regresó a su antiguo barrio de Panorama City con la intención de poner a su pandilla en orden, testificaron testigos en su juicio en el Tribunal Superior del Condado de Los Ángeles.
Blythe Street, una pandilla que toma su nombre de unas cuantas cuadras abarrotadas entre Van Nuys Boulevard y Brimfield Avenue, estaba, en opinión de Romo, plagada de “chicos malos”, según un ex asociado que testificó en su contra.
El testigo dijo que Romo tenía la intención de purgar la banda de soplones, consumidores de drogas y cualquiera que percibiera como desleal. Quería que Blythe Street trabajara para la Mafia Mexicana, el sindicato que controlaba las prisiones donde había pasado los últimos 18 años.
“Lo suyo era hacer las cosas bien para esa gente”, dijo el testigo. “Cuidar de la gente en la cárcel del condado. Sonaba bien, pero después se generó mucha violencia”.
Según el testimonio, el primer asesinato que orquestó Romo fue para su propio beneficio. El testigo confesó que Romo compró un kilo de cocaína a crédito y luego hizo arreglos para que un joven miembro de Blythe Street matara al traficante, Felipe Delgado, para no tener que pagar la mercancía.
Dos meses después de que Delgado fuera asesinado a tiros detrás de un complejo de apartamentos de la avenida Kester, Romo fue arrestado por cargos de trafico de drogas. Se declaró culpable y fue enviado a cumplir cuatro años en Centinela, desde donde, con un teléfono celular de contrabando, mantuvo un dominio absoluto sobre la calle Blythe, según argumentaron los testigos.
Isidro “Topo” Alba, un veterano de Blythe Street que se enfrentó a Romo, fue atraído a una tienda Target en Raymer Street. Mientras esperaba lo que él creía que era una transacción de drogas, Alba fue emboscado. Dos hombres armados acribillaron a balazos su Dodge Avenger, matando a Alba e hiriendo a su novia que estaba en el asiento del pasajero.
Después de que cesaron las balas, corrió hacia la calle para hacerle señas a un auto que se acercaba, solo para darse cuenta de que era conducido por los criminales. Salieron y abrieron fuego, según el video reproducido en el tribunal.
Uno de los hombres que mató a Alba y le disparó a su novia fue Oscar “Smoky” Molina, la mano derecha de Romo. Del teléfono de Molina, los detectives recuperaron mensajes de WhatsApp enviados a Romo en los que prometía “tenerte siempre de vuelta mientras esté cerca”.
“ Gracias por tus palabras”, respondió Romo. “Son un regalo que acepto más que dinerou objetos brillantes”.
En sus mensajes de WhatsApp, Romo escribió sobre exigir “control total” de Panorama City, se describió a sí mismo como un “general” y a su pandilla como un “imperio”, y dijo sobre su estilo de gestión: “Algunos dicen que soy demasiado práctico”.
Según un testigo cercano a Molina, Romo le ordenó que “se encargara” de un joven parásito de Blythe Street, Carlos Ríos. El pecado del joven de 21 años fue tatuarse la cara con una “B” sin antes haber sido incluido en la pandilla. Ríos recibió un disparo en la espalda mientras pintaba con aerosol un grafiti de Blythe Street en un muro de Valerio Street.
Molina mantuvo a Romo informado sobre otros asesinatos en el vecindario, según sus mensajes de WhatsApp. Después de que Santos “Raider” Martínez, un miembro de Blythe Street, de 18 años, matara a tiros a un gánster rival y a un transeúnte que estaba sentado junto a él en un banco de la parada de buses , Molina le escribió a Romo: “Todo salió perfecto una vez más”.
“Es bueno saberlo...” respondió Romo. “ ¡Gracias por estar a salvo!”
Sin embargo, poco después su relación se dañó. Romo reprendió a Molina por no atender sus llamadas. Molina se quejaba de las críticas de Romo. “A veces no tengo un buen día”, le dijo a su jefe.
Una mañana temprano en 2018, Molina salió de su apartamento en Tobias Avenue y recibió un disparo en la puerta de la casa de un viejo amigo, Eder “Mousey” Mendoza, según lo señalado por los fiscales. Un testigo declaró que Romo ordenó la muerte de Molina porque lo habían descubierto mintiendo, le debía dinero a la gente y consumía drogas.
Doce días después, Mendoza y otro miembro de Blythe Street, Lorenzo “Scooby” González, recogieron a una mujer llamada Karen Tobar en un “taxi pirata” sin licencia, escribieron los fiscales en documentos judiciales.
Tobar, de 23 años, había estado en el apartamento de Molina justo antes de que lo mataran. Creyendo que había hablado con la policía, Mendoza y González la apuñalaron hasta matarla en Carey Ranch Park, en Sylmar, de acuerdo a los fiscales. Ambos hombres se han declarado inocentes del asesinato de Molina y Tobar.
En agosto, González fue acusado de asesinar a su compañero de celda en una cárcel del centro de Los Ángeles, Joseph “Capone” Hutchinson.
Hutchinson, de 51 años, fue socio durante mucho tiempo de Michael “Mosca” Torres, un miembro de la mafia mexicana que durante años controló el sistema carcelario del condado de Los Ángeles.
Considerado por las fuerzas del orden como la figura dominante del crimen organizado en el Valle de San Fernando, Torres, de 59 años, fue asesinado en julio pasado en la prisión estatal de California, en Sacramento, donde cumplía una condena de 133 años a cadena perpetua por intento de asesinato, manipulación de testigos y otros delitos.
Un mes después, Hutchinson fue encontrado apuñalado y golpeado hasta morir en la celda que compartía con González en el módulo 2400 de la Cárcel Central de Hombres, según un informe forense. González, de 27 años, se declaró inocente del asesinato de Hutchinson.
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