¿La mejor manera de comer melones? Sumérjalos en sales especiadas

Cada año, al llegar los meses de julio y agosto, me transporto a mis años de escuela preparatoria, cuando empezaban los entrenamientos de doble sesión al día de fútbol americano. El primer entrenamiento, por la mañana, era terrible pero soportable porque el agobiante calor sureño aún no había hecho mella en el día. Pero para la práctica de la tarde, estábamos empapados, físicamente cansados de correr y también tratando de respirar un aire que sentíamos como si estuviéramos bajo el agua.

Los descansos para tomar agua eran cruciales durante estos infernales días de práctica, pero destaca un recuerdo brillante: la sandía.

Uno de nuestros entrenadores cultivaba sandías y traía los enormes melones ovalados al campo de entrenamiento. Cortaba la fruta madura en trozos largos y nos las pasaba a mí y a mis compañeros de equipo. También había un salero, para los que lo querían, como yo. Era Gatorade, a la manera de la naturaleza.

Ese recuerdo, y mi propensión a echar sal sobre el melón para realzar el sabor, se me quedó grabado, pero hoy en día me gusta usar cosas un poco más interesantes. Por supuesto, existen numerosos ejemplos de esta práctica en todo el mundo. En México y otros países latinos, los chefs y cocineros caseros espolvorean, untan y bañan melones, pepinos, jícamas y frutas tropicales como el mango y la piña con mezclas granuladas. La más notable es el Tajín, elaborado con chiles secos, lima y sal.

Pero en lugar de optar por el picante del chile, me inclino por los sabores de Oriente Medio, florales, agrios y con sabor a nuez, similares a la dukkah, za’atar y otras mezclas de hierbas y especias, que combinan mejor con los melones, los melocotones y sandías que prefiero. Abro un ejemplar maduro y agito una de estas mezclas cargadas de especias para revivir lo mejor de esos veranos de calor agobiante.

En el lado salado, me gusta hacer combinaciones de especias que sean terrosas y ácidas para amplificar el sabor de la sal. El chile urfa, dulce y ahumado, se combina con el cilantro y las semillas de sésamo en una mezcla, mientras que la calidez del anís estrellado y la canela se equilibra con la lima negra, agria y ahumada, en otra.

Y para obtener una mezcla más dulce que salada, tuesto y muelo hojas de laurel hasta convertirlas en polvo para mezclarlas con jengibre molido y ralladura de limón, lo que añade un montón de acides y sabor al azúcar morena repleta de melaza y equilibrada con la cantidad justa de sal.

En lugar de mezclar simplemente especias molidas con sal o azúcar, la clave de estas mezclas es utilizar especias y semillas enteras y calentarlas ligeramente, no para tostarlas sino para despertar suavemente sus sabores. Una vez enfriadas y combinadas, almaceno las mezclas en pequeños recipientes herméticos y las guardo en el refrigerador para mantener frescos los sabrosos aceites de las especias.

Tengo estas mezclas granuladas a mano para satisfacer cualquier estado de ánimo en el que me encuentre cuando el melón perfecto se parte en mi tabla de cortar. Si me apetece un bocadillo por la tarde, saco una de las sales para una rociada rápida sobre algunos trozos de melón (también es un gran aperitivo para preparar durante la hora del cóctel). Y la mezcla azucarada es maravillosa espolvoreada sobre melón para el desayuno o sobre fruta cortada dispuesta en una bandeja para el postre de verano más rápido y fácil.

Es posible que los puristas de la fruta no necesiten estos potenciadores del sabor, y eso es maravilloso para ellos. Pero si tiene el melón perfecto, estas mezclas no harán más que mejorar su sabor y ofrecer un poco de variedad, especialmente si usted es alguien que come melón todos los días durante el verano porque sabe lo efímero que es el tesoro. Tanto si se trata de un simple bocadillo como de un reconstituyente vital (una dosis de agua y electrolitos), estas mezclas combinadas con melones son el refrigerio ideal para el verano que alegra incluso los días más calurosos del año.

Una nota sobre las especias:

Vale la pena mencionar que la calidad de las especias marca la diferencia aquí, así que compre especias enteras de un proveedor de confianza que haya invertido en apoyar a los agricultores y que tenga especias de alta calidad. Dependiendo de las especias que necesite, suelo recurrir a Diaspora Co., Burlap & Barrel y Frontier Co-op, que a menudo puede encontrar en la mayoría de las tiendas de comestibles.

A continuación, compartimos una de las recetas:

Azúcar morena y hoja de laurel con limón y jengibre

Tiempo total de preparación: 10 minutos

Rinde ¾ de taza

Las hojas de laurel molidas y refrescantes imitan las mismas cualidades del jengibre molido en esta mezcla. El limón agrega acidez, mientras que la melaza en el azúcar morena ayuda a fusionar todas las especias en una mezcla suave. Pruébelo con la mejor sandía que pueda encontrar.

Ingredientes:

• 1 limón
• 2 hojas de laurel frescas
• ¼ de taza de azúcar granulada
• ¼ de taza de azúcar morena clara u oscura
• 2 cucharadas de sal kosher Diamond Crystal
• 1 cucharada de jengibre molido

Instrucciones:

PASO 1

Utilizando un rallador Microplane, ralle finamente la cáscara del limón en un tazón. Coloque las hojas de laurel en una sartén pequeña a fuego medio y cocine, revolviendo ocasionalmente, hasta que estén fragantes y calientes, de 1 a 2 minutos. Transfiera las hojas de laurel a una superficie de trabajo y déjelas enfriar por completo.

PASO 2

Triture las hojas de laurel con los dedos y añádalas a un molinillo de especias o a un pequeño procesador de alimentos. Agregue la azúcar granulada y pulse hasta que las hojas queden finamente molidas. Vierta la azúcar molida con laurel en el bol con la ralladura de limón y añada la azúcar morena, la sal y el jengibre. Utilice los dedos para mezclar y frotar el azúcar hasta que todo esté uniformemente combinado.

PASO 3

Extienda en un plato o en una pequeña bandeja para hornear y deje secar a temperatura ambiente durante unas 2 horas o toda la noche. Transfiera a un recipiente hermético y refrigere hasta por 1 mes.

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