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Cortés: La presión de ser rico, famoso e inteligente

Don Mattingly, mánager de los Dodgers.
Don Mattingly, mánager de los Dodgers.
(Rob Tringali / Getty Images)
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¿Quién no ha fantaseado alguna vez con sacarse la lotería?

La imaginación vuela con las múltiples cosas que se harían con tanto dinero. Pero después de un rato, a todos les pasa que la fantasía pierde su encanto luego de satisfacer nuestros principales apetitos de lujo. La realidad es que no es sencillo manejar mucho dinero cuando siempre se ha estado limitado.

Eso es algo con lo que tuvo que lidiar Andrew Friedman, el nuevo presidente de operaciones de béisbol de los Dodgers, quien pasó de manejar el destino de uno de los clubes más limitados económicamente, los Rays de Tampa Bay, al segundo más rico de las Grandes Ligas.

“Uno de los aspectos más atractivos de este trabajo era la idea de reajustar el funcionamiento de mi cerebro, pasar de un equipo de bajos ingresos a uno de amplios recursos, y cómo eso hace que hagas las cosas de otra manera”, le dijo Friedman al Washington Post la semana anterior. “Pero aún así creo que es importante mantener la disciplina que tenía con los Rays y aprovechar eso con nuestra ventaja financiera para crear el equipo más dinámico que podamos”.

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Pero hay una gran diferencia en la posición que ahora se encuentra Friedman: se ganó a pulso su reputación de hacer mucho con lo poco que tenía en Tampa Bay, y llegar a playoffs con una de las nóminas más bajas tenía un gran mérito. Pero cuando los recursos abundan, la presión crece, y en Los Ángeles esta temporada no se espera otra cosa que no sea el primer campeonato del equipo en 27 años.

El miércoles pasado, Forbes reveló que los Dodgers son la segunda franquicia más valiosa de las Grandes Ligas –solo detrás de los Yanquis–. Según la publicación, el club angelino aumentó su valor en $403 millones de dólares, para llegar a $2,400 millones.

“Debemos ser contendientes cada año”, dice el presidente del equipo, Stan Kasten. “Y no quiero que suene arrogante, pero es un hecho. Con los recursos que nos proveen nuestros aficionados, así debe ser”.

Y dentro de todo, parece que la gerencia angelina va en buen camino para encontrar el balance que se busca, pues los Dodgers tuvieron tal vez el mejor receso entre temporadas.

Se deshicieron de los ‘inflados’ contratos de Matt Kemp, Hanley Ramírez y Dee Gordon, para adquirir a jugadores más productivos y menos caros como Howie Kendrick, Jimmy Rollins y Yasmani Cabral, así como al fenómeno cubano –uno más– Héctor Olivera, quien firmó por seis temporadas y $62.5 millones.

La nueva estrategia de los Dodgers bajo el mando de Friedman está clara: optimizar recursos, pero con la libertad financiera de pagar por los jugadores estrella que se necesitan para volver a ganar el título que se le ha negado al club por ya más de un cuarto de siglo.

Los Dodgers no son el equipo perfecto. Como todos, tiene debilidades en ciertas áreas. Pero ahora es un conjunto más joven, talentoso y menos caro, algo que muchos calificarían como la combinación soñada de ser ricos, famosos e inteligentes. Ahora solo falta redondearlo ganando el último juego de la temporada.

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