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Más vale tarde que nunca: 5 peleas que tomaron mucho tiempo para efectuarse

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Durante los últimos cinco años, Floyd Mayweather y Manny Pacquiao se han encargado de emocionar y desilusionar a los aficionados del boxeo con la posibilidad de una súper pelea entre ellos.

Este sábado, la larga espera finalmente llegará a su fin. Muchos creen que al igual como la leche agria, este combate ya pasó de su “fecha de vencimiento”, pero como dice el dicho, “más vale tarde que nunca”.

En todo caso, no es la primera pelea en la que el boxeo ha dejado a los aficionados esperando varios años. Aquí están cinco peleas también deseadas que, al igual que la de Mayweather-Pacquiao, tardaron mucho en celebrarse.

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Marco Antonio Barrera (63–4) vs. Juan Manuel Márquez (46–3–1)
Marzo 17, 2007, Mandalay Bay, Las Vegas, Nevada

Marco Antonio Barrera y Juan Manuel Márquez son reconocidos como dos de los mejores peleadores en la historia del boxeo azteca. Originarios de la Ciudad de México, ambos empezaron sus respectivas carreras alrededor del comienzo de los noventas, y para mediados de la década, ya estaban abriéndose camino en Estados Unidos bajo la promotora Forum Boxing Inc.

Debido a su estilo de fajador espectacular, Barrera llegó a ser comparado con Julio César Chávez padre, y su estrella no tardó en despegar especialmente después de su épica victoria sobre Kennedy McKinney en 1996. Pero Barrera tuvo varios altibajos hasta su categórica victoria sobre Naseem Hamed en abril de 2001.

Por su parte, Márquez tuvo que picar piedra para poder trascender. En 1999 perdió una gris pelea ante Freddie Norwood por el título pluma de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) en su primera pelea de campeonato mundial. Luego, fue casi imposible tener combates importantes ante los mejores de su peso.

Se creía que fue esquivado por Barrera y también Hamed y Erik Morales, las grandes estrellas del peso pluma a principios del nuevo milenio, debido a la combinación de dos cosas: no era taquillero, y su estilo quirúrgico, contragolpeador, era veneno puro para peleadores agresivos como ellos.

En corto, Márquez era un rival demasiado peligroso que no representaba muchas ganancias económicas. Por sus orígenes similares, una pelea entre Barrera y Márquez realmente se antojaba.
Finalmente, en mayo de 2004, Márquez pudo empezar a trascender gracias a su trepidante empate ante Pacquiao, quien había derrotado a Barrera. El no poder pactar una revancha contra el filipino obligó a Barrera a chocar contra Márquez en peso superpluma, lo que era visto como “de ensueño” por los aficionados que llevaban una década esperando el duelo.

Los dos subieron al ring con 33 años de edad; los mejores días de Barrera ya habían pasado, mientras que Márquez apenas estaba explotando todo su talento.

La pelea fue una guerra cerebral en donde ninguno cedió mucho terreno. Pero en la segunda parte del combate, Márquez fue más tenaz y conectó los mejores golpes para conseguir una victoria por decisión unánime, la más grande de su carrera hasta aquel momento.

Lennox Lewis (39-2-1) vs. Mike Tyson (49-3)
Junio 8, 2002, The Pyramid, Memphis, TN

En 1984, cuando Lennox Lewis tenía 18 años de edad y Mike Tyson 17, los dos futuros monstruos de la división de los pesados se vieron las caras por primera vez, pero como prospectos amateurs de lujo.

El entrenador de Tyson, el legendario Cus D’Amato, había invitado a Lewis a entrenar y hacer sparring con Tyson. Después de verlos en acción juntos, vaticinó que algún día los dos se volverían a enfrentar.

Casi dos décadas después de la famosa predicción de D’Amato, el encuentro finalmente se realizó con ambos ya entrados en sus 30 años. Una larga cadena de circunstancias fue lo que postergó la tan anhelada pelea por tanto tiempo.

Primero, Tyson debutó como profesional en el 85, mucho antes que Lewis. En noviembre del 1986 se convirtió en el campeón de peso pesado más joven de toda la historia después de vencer a Trevor Berbick por el título del Consejo Mundial de Boxeo (CMB).

Lewis no se inició en el boxeo de paga hasta 1989, después de haber conquistado la medalla de oro en las Olimpiadas del 88.

Cuando Lewis impresionó al mundo noqueando a Donovan Ruddock en dos asaltos en 1992 para convertirse en la nueva sensación de los pesados, Tyson estaba fulminado en su vida personal. Se encontraba viviendo en una celda, sirviendo una sentencia por violación sexual.

En 1995, Tyson fue puesto bajo libertad, y en su tercera pelea tras su retorno retomó el título del CMB, arrebatándoselo a Frank Bruno en marzo de 1996. El obligatorio siguiente rival de Tyson era Lewis, porque era el retador oficial del CMB. Parecía que todo estaba dicho para que la predicción de D’Amato se cumpliera. Pero Tyson y su promotor, Don King, prefirieron buscar un pelea unificatoria ante Bruce Seldon por el título de la AMB en vez de hacer una pelea con Lewis.

A finales de 1999, la posibilidad del megacombate surgió una vez cuando Lewis se convirtió en el campeón indiscutible de los pesos pesados tras ganarle a Evander Holyfield.

Por casi dos años, todo volvió a quedar en el aire, hasta que finalmente se firmó. Originalmente fue pactada para realizarse en abril de 2002 en Las Vegas. Sin embargo, la infame riña que incitó Tyson durante la conferencia de prensa para anunciar la pelea puso en jaque todo. Debido al incidente, la Comisión Atlética de Nevada no le concedió una licencia para pelear. Entonces, el choque fue reubicado al estado de Tennessee.

Tras la larga espera, lo único que dejó de la tan ansiada pelea fue la gran interrogante de quién hubiese ganando varios años antes cuando Tyson todavía era un peleador de élite.

Esa noche, Tyson simplemente fue un cascarón de la fuerza aterradora que tuvo durante su época de gloria. A lo largo de ocho asaltos, Lewis lo acribilló a placer y sin piedad, hasta que con un derechazo lo dejó tendido en la lona.

Julio César Chávez (81-0) vs. Héctor Camacho (40-1)
Septiembre 12, 1992, Thomas & Mack Center, Las Vegas, NV

A finales de la década de los ochenta, no habían dos peleadores más dominantes en las divisiones ligeras que Julio César Chávez Sr. y Héctor Camacho; por eso, un duelo entre los dos parecía ser garantizado en esos tiempos. Ambos terminaron la década invictos y con un campeonato del peso superligero en su poder, Chávez con el del CMB y Camacho con el de la Organización Mundial de Boxeo (OMB). Pero pese a que fue un choque muy ansiado, éste no llegó a realizarse hasta 1992, cuando el promotor de ambos, Don King, le ofreció tres millones de dólares a cada uno.

Aunque generó enormes expectativas cuando se anunció y las más de 19,000 entradas disponibles para la pelea se agotaron en cuestión de horas, los expertos en boxeo consideraban que la pelea se estaba dando de cuatro a seis años muy tarde, ya que Camacho estaba en cierto declive. Tres peleas antes había perdido su invicto ante Greg Haugen y su explosividad y su velocidad ya no eran las mismas.

Por su parte, Chávez tenía la misma edad que el boricua, 30, pero aún estaba invicto y en plenitud de facultades dos años y medio después de su victoria sobre Meldrick Taylor.

La pelea fue totalmente dispareja. Camacho mostró uno que otro destello de su talento en los asaltos tempraneros, pero nunca pudo aplacar la incesante presión de Chávez, quien lo atacó metódicamente al rostro y cuerpo a lo largo de 12 giros con golpes mortíferos para llevarse una victoria por decisión unánime.

Mike Tyson (45–1) vs. Evander Holyfield (32–3) I
Noviembre 9, 1996, MGM Grand Garden Arena, Las Vegas, NV

De 1986 a 1990, Tyson era el amo y señor de la división de los pesos pesados y del boxeo en general. Fue un fenómeno destructor que devoró a todos los peleadores que cruzaron su camino. Cuando pulverizó a Michael Spinks en el primer asalto en junio de 1988, Tyson había acabado con lo única amenaza seria arriba de las 200 libras que le quedaba. Rápidamente, el medallista de bronce en las Olimpiadas de 1984 y campeón indiscutible del peso crucero, Evander Holyfield, surgió como el único rival que podría tener una oportunidad real de descarrillar a Tyson cuando subiera a peso pesado.

La espera duró poco; la colosal pelea llegó a programarse para junio de 1990, ya con Holyfield establecido como peso pesado. Pero el destino tuvo otros planes y la cita se canceló cuando Buster Douglas asombró al mundo quitándole el invicto a Tyson en enero por la vía del nocaut.

En noviembre de 1991, la pelea una vez más volvió a pactarse, pero Tyson se lesionó las costillas y otra vez los aficionados tuvieron que esperar. La encarcelación de Tyson por violación sexual a comienzos de 1992 congeló totalmente las expectativas de verlo ante Holyfield.

Para 1996, Tyson estaba gozando de un segundo aire pugilístico tras haber salido en libertad un año antes. Después de que Tyson noqueó a Bruce Seldon en un asalto para conquistar el título de la AMB, su promotor, Don King, no quiso una pelea con Lennox Lewis y escogió a Holyfield.
Inicialmente, el nuevo anunció de Tyson-Holyfield no causó un gran interés. Los expertos creían que Holyfield ya estaba acabado. Tenía 34 años de edad, sufría de una enfermedad de corazón y en sus últimas tres peleas había perdido combates claves ante Michael Moorer y Riddick Bowe.

Se creía que Tyson iba a terminar a Holyfield y llegó a ser favorecido por las apuestas en Las Vegas por 25-1.

Pero dentro del cuadrilátero pasó todo lo contrario; a base de mucha entrega y coraje, Holyfield sorprendió a Tyson venciéndolo por nocaut técnico. Holyfield acosó a Tyson desde el comienzo y para el onceavo episodio, ‘Iron Mike’ ya estaba cansado y sólo absorbía las descomunales combinaciones de golpes que lanzaba Holyfield, hasta que el referee Mitch Halpern paró la golpiza.

Marvin Hagler (62–2–2) vs. Ray Leonard (33–1–0)
Abril 6, 1987, Caesars Palace, Las Vegas, NV

Cuando el legendario Muhammad Ali dejó de ser el rey del boxeo, Sugar Ray Leonard surgió como su sucesor a finales de los setenta. Con un carisma electrizante y un talento inmenso sobre el cuadrilátero, el también campeón olímpico prácticamente era la versión welter de Ali. Para 1981, Leonard ya había conquistado títulos en los pesos welter y superwelter, comandaba las mejores bolsas del boxeo y tenía victorias sobre tremendos peleadores como Wilfredo Benítez, Roberto Durán y Tommy Hearns.

Deseoso de obtener el mismo brillo del que gozaba Leonard, Marvin Hagler, el poco vitoreado pero temible campeón indiscutible de peso mediano, retó a Leonard públicamente para que subiera de peso y lo enfrentara. Inicialmente, pese al gran interés público por ver semejante combate,

Leonard no mostró mucha voluntad para subir de peso y medirse ante un poderoso rival como Hagler. En noviembre del 82, con apenas 26 años de edad, el desprendimiento parcial de una de sus retinas hizo que Leonard se retirara del boxeo, haciendo que la posibilidad de una pelea contra Hagler se desvaneciera.

En 1984 salió del retiro, pero su regreso fue efímero, pues volvió a la inactividad después de un combate. Dos años más tarde, la sed de bañarse en la luz de los reflectores lo llevó de nuevo a retar a Hagler después de su salvaje victoria sobre John Mugabi, donde el todavía monarca indiscutible de los medianos se vio vulnerable. Leonard luego declaró que retó a Hagler porque había visto unas cosas durante el combate que lo hicieron creer que podía vencerlo.

Con una pelea en cinco años, Leonard saltó a peso mediano y sorpresivamente se llevó una disputada victoria por decisión dividida sobre Hagler en un encuentro emocionante.

Durante la pelea, Leonard contrarrestó la agresividad de Hagler desatando estratégicas ráfagas de golpes con su excelsa velocidad de manos. Hagler creyó que le habían robado el pleito, y su molestia fue tan grande que a los 32 años de edad se alejó de los encordados para siempre.

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