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Columnista: Es hora de nuevos rostros en Argentina tras lucir lenta y vieja en Rusia 2018

Lionel Messi

Lionel Messi

(BENJAMIN CREMEL / AFP/Getty Images)
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Muchos de nosotros recordamos cuando Lionel Messi se retiró en 2016 de la selección argentina después de fallar un penalti en la segunda final consecutiva de Copa América que perdieron ante Chile aquella noche en MetLife Stadium de Nueva Jersey.

“Se terminó la selección para mí”, dijo Messi a la prensa tras finalizar el partido frente a Chile. “Creo que es lo mejor para todos, para mí y para mucha gente que lo desea. Lo intenté muchas veces (ser campeón) pero no se dio”.

Pero Messi volvió y Argentina, y muchos admiradores del jugador del Barcelona en el mundo, siguieron con la ilusión de que podría lograr una Copa del Mundo con la Albiceleste.

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Las eliminatorias siguieron y Argentina estuvo muy cerca de quedar fuera, de no ser por las genialidades de la “Pulga” que rescataron a la Albiceleste en las últimas fechas, en especial en el partido en Ecuador.

Pero ya ni la actitud ni el alma de Messi y muchos de sus compañeros han sido la misma desde las dos finales pérdidas ante Chile. Los rostros de frustración y derrota de Javier Mascherano, Gonzalo Higuaín, Messi y Sergio Agüero parecen ser ya muy comunes para una camiseta que siempre ha sido considerada una ganadora.

De aquel equipo que perdió la final ante Alemania en el Maracaná en 2014, muchos de los mismos rostros continúan y después de Rusia 2018, ya es hora de sangre nueva en una plantilla que entró al mundial ruso como la tercera más vieja de las 32.

El sábado en Kazán, Argentina se vio lenta, predecible y antigua, al momento de competir en contra el tercer equipo más jóven en la Copa del Mundo con jóvenes como Kylian Mbappé (19 años), Paul Pogba (25) y Benjamín Pavard (22).

Jorge Sampaoli es obvio que no debe de continuar y junto a ellos se deben ir varios otros jugadores que ya han perdido suficientes finales con la Albiceleste.

A sus 31 años, Messi es un ganador en el Barcelona y en muchos aspectos de la vida. Desde 2010, ha cargado con el peso de ser “el mejor del mundo” y todo tiene su límite, pues el tiempo pasa y el argentino tampoco es perfecto.El único lunar en su carrera será el vivir con la falta de un trofeo llamado la Copa del Mundo en su extensa vitrina de éxitos.

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