ENTREVISTA: Ígor Belánov, el Balón de Oro que Maradona nunca pudo ganar
Corría el año 1986. Maradona había ganado la Copa Mundial. El astro argentino era sin discusión el mejor jugador del planeta, pero fue otro futbolista el que se llevó el Balón de Oro, el soviético Ígor Belánov, delantero del Dinamo Kiev
“Yo fui el mejor de Europa, Maradona, el mejor del mundo”, comentó a Efe Belánov en conversación telefónica desde Odessa, la ciudad ucraniana bañada por el mar Negro.
Entonces, Maradona no tenía rival, pero al trofeo sólo podían optar jugadores europeos, por lo que Belánov fue el más votado, por delante del inglés Gary Lineker y el español Emilio Butragueño.
No quiere entrar en polémicas sobre el Balón de Oro. “Maradona fue reconocido en 1986 como el mejor del mundo. No hay nada que discutir”.
“Cada uno de nosotros hizo todo lo posible por su equipo, por los aficionados y por su país. Y cada uno logró trofeos y recibió el amor de su pueblo”, asegura.
Aún no se puede creer la noticia de su muerte.
“Pensaba que era una broma, una noticia falsa. Se ha ido demasiado pronto. No es justo. Aún estoy conmocionado. El mundo ha perdido un grandísimo jugador. No sólo era por sus goles, sino porque fue un auténtico capitán”, subraya.
Rememora las tres-cuatro veces que jugaron juntos en la selección mundial y la ocasión en la que la URSS derrotó a Argentina en un amistoso en Alemania.
Al despedirse de Maradona en Facebook lo consideró el mejor futbolista del siglo XX, pero en declaraciones a Efe, matizó sus palabras.
“Maradona fue el mejor de su tiempo. El año 1986 fue su año. Llevó a su equipo a la victoria en el Mundial. Tenía una técnica fantástica. Pero antes hubo otros como Pelé”, insiste.
Le hubiera gustado enfrentarse a la Argentina de Maradona en el Mundial, pero Bélgica les derrotó en octavos de final (4-3), no sin ayuda del árbitro.
“Teníamos opciones de llegar lejos en el Mundial”, afirma.
Esa temporada, Belánov se encontraba en plenitud. Había marcado el mayor número de goles de su carrera, ganó la liga soviética y la Recopa de Europa al derrotar en la final al Atlético de Madrid (3-0).
“Aquel fue un buen año. Era muy difícil pararme. Estaba en mi mejor momento. Creo que fue justo que me dieran el trofeo, ya que marqué en la liga, en Europa y en el Mundial”, asegura.
Con todo, cree que el Balón de Oro no le pertenece solo a él, sino a todo el Dinamo y, en especial, al principal valedor, el legendario técnico Valeri Lobanovski.
“Nunca diré que lo recibí yo. Fue un premio para el Dinamo de Kiev de Lobanovski, un equipo imparable. Jugábamos un fútbol moderno. No teníamos miedo a nadie”, explica.
Belánov, de 60 años, cree que Lobanovski es uno de los creadores del fútbol moderno y da algunos ejemplos.
“Lobanovski era un genio. Nos enseñaba la liga inglesa para explicarnos cómo no debíamos jugar. El fútbol no debía ser un correcalles, aunque nos pedía luchar como los ingleses. Sabía cómo sacar lo mejor de cada jugador”, sostiene.
Recuerda que el técnico les mostraba partidos de fútbol americano para que entendieran la importancia de la presión sobre el rival.
“Si mira el segundo gol de la final ante el Atlético, que marcó (Oleg) Blokhín, es parecido a una jugada de rugby. Lo habíamos practicado en los entrenamientos”, subraya.
Y como ejemplo también recuerda la victoria del Dinamo sobre el Real Madrid de Butragueño en el Trofeo Santiago Bernabéu (2-3) en agosto de 1986, partido en el que él marcó un gol de penalti.
“La afición no acabó contenta con el equipo ¿Por qué sacaron pañuelos blancos? ¿Qué significa?”, pregunta intrigado.
Al ucraniano, Messi le recuerda a Maradona, ya que ambos son muy zurdos y “apenas utilizan la pierna derecha”.
“Messi no ha sido capaz de llevar a su selección a ganar el Mundial. Quizás porque no tiene a su lado a un Iniesta o Xavi, o quizás necesite también alguien como Neymar”, apunta.
En su opinión, todo radica en el carácter del futbolista.
“Maradona era apasionado y muy extrovertido. Messi no es un líder ya que tiene otro carácter, más cerrado. Pero ambos futbolistas fueron tocados por la mano de Dios”, dijo.
En cuanto al momento actual, no le gusta que ahora todo circule exclusivamente alrededor de Messi.
“Un jugador solo no puede ganar. Se ve que el Barcelona está en crisis”, afirma.
En la casa de Belánov en su querida Odessa no hay ninguna estantería donde encontrar el Balón de Oro.
“Lo tengo en el banco ¿Para qué arriesgarse?”, asegura.
Belánov trabaja ahora para la federación ucraniana con su amigo Blokhín, que logró el Balón de Oro en 1975, organizando torneos infantiles y juveniles.
“Antes le miraba con mucho respeto y ahora somos amigos. Y seguimos jugando partidos de veteranos con los compañeros del Dinamo y la selección. Me mantengo en forma, no he perdido la velocidad”, señala entre risas.
Reconoce que le aburre el fútbol de hoy y es muy crítico con los jugadores que, nada más recibir su primer contrato, dejan de esforzarse.
“Nosotros no jugábamos por dinero. Además, los equipos son muy aburridos. Ya no hay incursiones rápidas. Si cabe, el Liverpool. Hay demasiado fútbol-control. Apenas hay pressing como con Lobanovski”, afirmó.
En una demostración de su visión romántica del fútbol, muestra siempre que puede una vieja fotografía en la que él abraza a Lobanovski, que llora de emoción.
“Eso es fútbol”, dice.
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