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Un abrazo con Leo Messi y dos penaltis para Cristiano Ronaldo en triunfo de la Juventus sobre el Barcelona

Álvaro Morata, centro, celebra con sus compañeros Federico Chiesa y Cristiano Ronaldo.
Álvaro Morata, centro, celebra con sus compañeros Federico Chiesa y Cristiano Ronaldo después de un gol de la Juventus durante el partido por el Grupo G de la Liga de Campeones ante el Dinamo de Kiev en el Estadio Allianz de Turín, Italia, el miércoles 2 de diciembre de 2020.
(ASSOCIATED PRESS)

CR7 salió sonriente del Camp Nou cuando su equipo venció al Barsa en un juego válido por la Champions

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Todo empezó con un abrazo antes del pitido inicial entre Leo Messi y Cristiano Ronaldo y terminó con la sonrisa del jugador portugués después de vencer por 0-3 en el Camp Nou con el Juventus de Turín y lograr dos tantos de penalti.

Ellos se echaban de menos y el mundo del fútbol anhelaba un nuevo reencuentro para convencerse de que aún se podían sentir grandilocuentes emociones de antaño antes del apagón final.

Messi y Cristiano no se veían las caras en un terreno de juego desde el 6 de mayo de 2018, cuando Barcelona y Real Madrid empataron a dos en partido de Liga en el Camp Nou. Ambos jugadores marcaron un gol.

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A pesar del triunfo y de los dos tantos de penalti para el portugués ninguna de las dos estrellas mundiales, en su primer enfrentamiento sin el clamor de las gradas, se acercó al nivel desmesurado mostrado en sus enfrentamientos anteriores, sobre todo el de los pertenecientes a la etapa madridista de Cristiano Ronaldo.

De todas maneras, Messi fue la única razón para que el Barça se convenciera durante algunos instantes del partido que no tenía por qué hacer el ridículo ante el Juventus que acabó haciendo y Cristiano abrió el camino del triunfo para el equipo italiano forzando un penalti (dudoso) y transformándolo él mismo.

Cristiano también fue el encargado de hacer el tercero del Juventus en el inicio del segundo tiempo, otra vez desde el punto de penalti. El gol número 14 del portugués en 16 partidos disputados en el Camp Nou.

De las botas de Messi llegaron las dos únicas ocasiones de gol azulgranas del primer tiempo (una de ellas mediante la obsesiva y fructífera conexión con Jordi Alba) y la primera en la segunda parte. Ninguna terminó felizmente para él. Tampoco los siguientes intentos.

Alrededor del jugador argentino hubo un desierto, un conjunto en plena decadencia, angustiado y triste, que sabe que no cobrará las nóminas en enero porque el club no tiene dinero para pagarlas. Y Messi seguía disparando infructuosamente, esta vez apoyándose en Frenkie de Jong, para intentar batir al histórico Buffon.

Tan solo hizo falta mandar la vista al centro de la defensa para darse cuenta de la gravedad de la situación en clave azulgrana: en el segundo tiempo Ronald Araújo y Samuel Umtiti, ambos suplentes habituales y acabados de salir de largas lesiones, ante Cristiano y Álvaro Morata.

Pero la debilidad defensiva del Barça no comportó que la catástrofe en el marcador se incrementara más allá de la diferencia de tres goles.

En el partido 37 entre Messi y Cristiano el del Juventus de Turín logró su triunfo número 11, aún lejos de los 16 que acumula el argentino. Más cerca se quedó en la clasificación goleadora: 22-21 para el del Barça.

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