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Análisis: México tiene que pensar en no hacer el ridículo en 2026 y seguir con un proceso

El zaguero mexicano Johan Vásquez reacciona al
El zaguero mexicano Johan Vásquez reacciona al final del empate 0-0 contra Ecuador por el Grupo B de la Copa América, el domingo 30 de junio de 2024, en Glendale, Arizona. (AP Foto/Matt York)
(Matt York / Associated Press)

A dos veranos del Mundial 2026, la selección mexicana no clasificó a la segunda ronda de Copa América, el torneo más importante donde México podía competir antes del Mundial.

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En junio de 2018, México fue elegido para ser sede de la Copa del Mundo junto a Estados Unidos y Canadá. El anuncio fue en vísperas del Mundial de Qatar 2022, en donde México no clasificó por primera vez a la segunda ronda desde 1978.

La decisión de ser una de las sedes del Mundial tampoco fue una sorpresa pues la sede rival era Marruecos y fue derrotada por 134-65. En pocas palabras, México ya sabía muy bien que iba a ganar la sede para acompañar a Canadá y Estados Unidos en el Mundial 2026.

Hubo mucho tiempo para prepararse, pero hoy en día, a dos veranos del Mundial 2026, la selección mexicana no clasificó a la segunda ronda de Copa América, el torneo más importante donde México podía competir antes del Mundial.

La selección mexicana ha tenido cuatro grandes fracasos en los últimos dos años: no clasificar a la segunda ronda de Qatar 2022, no ganar la Liga de Naciones ante Estados Unidos en dos ocasiones (2023 y 2024) y el fracaso en la Copa América 2024.

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Desde el anuncio del Mundial 2026, México perdió cuatro años en un proceso con Gerardo Martino que produjo muy poco, y otro medio año con Diego Cocca, bicampeón con el Atlas y despedido tras la derrota ante Estados Unidos en la Liga de Naciones 2023.

Lozano, con muy poca experiencia a nivel de clubes con Querétaro y Necaxa, y una buena relación con seleccionados por su paso en el equipo olímpico, fue elegido como entrenador interino, a pesar de que él y su cuerpo técnico no eran los más preparados para dirigir a la selección mexicana. Se podría decir que Lozano tuvo dos ligeros triunfos, la medalla de bronce olímpica en 2021 y la Copa Oro 2023, pero nada se compara con tener la presión de la selección mexicana, conocida más por su ambiente tóxico que por éxitos deportivos.

Desde que Juan Carlos Osorio dejó a México en 2018, la selección mexicana ganó Copa Oro bajo la dirección de Martino en 2019 y pero después de eso, México ha vivido un ambiente de crisis. Tampoco debemos olvidar que bajo el mismo Osorio, México tampoco tuvo un buen papel en la Copa América Centenario 2016 y en 2014 estuvo a punto de no ir al Mundial.

Un aficionado mexicano durante el empate
Un aficionado mexicano durante el empate 0-0 contra Ecuador por el Grupo B de la Copa América, el domingo 30 de junio de 2024, en Glendale, Arizona. (AP Foto/Matt York)
(Matt York / Associated Press)

El problema principal de México en los últimos 30 años es la falta de planeación deportiva, pues es algo que se necesita para tener mayores posibilidades de éxito a nivel selección.

Para comenzar, una selección de fútbol depende de la calidad de sus futbolistas. Países como Argentina, Brasil, Colombia y Uruguay, las mejores selecciones de Copa América, son países que tienen como su modelo de fútbol y negocio, enviar jugadores al extranjero. Sus jugadores emigran en docenas a Europa y varios de ellos son protagonistas en los principales equipos del Viejo Continente y en ligas de calidad.

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En México, el modelo de negocio para los equipos principales protagonistas de fútbol, América, Cruz Azul, Monterrey y Tigres, su prioridad es ganar campeonatos, cueste lo que cueste, contratando a extranjeros en el banquillo y en la cancha. En México, los jugadores extranjeros están calificados como Formados en México y No Formados en México. En la actualidad se permiten nueve jugadores registrados No Formados en México, de los cuales siete pueden jugar al mismo tiempo en un partido.

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El entrenador de México Jaime Lozano, izquierda, da instrucciones a Erick Sánchez durante un partido de fútbol del Grupo B de la Copa América contra Ecuador, en Glendale, Arizona, el domingo 30 de junio de 2024. (AP Photo/Rick Scuteri)
(Rick Scuteri / Associated Press)

La cantidad de jugadores extranjeros en México tampoco son garantía de calidad, pero sí son más baratos que los sobrevalorados jugadores mexicanos. Es decir, para un directivo que quiere ganar campeonatos, es más práctico y económico comprar cuatro jugadores sudamericanos que un mexicano, por lo que también te conviene abogar por reglas de la Liga MX que faciliten la llegada de más extranjeros a México. Este sistema, ha hecho que equipos “grandes”, que antes formaban jugadores de calidad mexicanos y ganaban títulos, como Pumas y Chivas, han dejado de producir futbolistas excepcionales y mucho menos han ganado títulos.

De acuerdo a un estudio realizado por Mediotiempo, 160 futbolistas extranjeros se registraron el torneo pasado, de los cuales el 45.6 % disputaron menos de la mitad de todos los minutos disponibles en el torneo regular. Alrededor de tres de cada nueve jugadores extranjeros fueron esenciales en minutos jugados con sus equipos.

Con siete jugadores extranjeros en la cancha por equipo, y varios jugadores mexicanos de escasa calidad para jugar en la selección mexicana, además de muy pocos mexicanos jugando en Europa, es matemáticamente imposible formar una buena selección, ya sea bajo la dirección de Osorio, Martino, Cocca o Lozano.

A todo eso también se le suma la falta de competitividad, al eliminar el ascenso y descenso en México y la ausencia en torneos a nivel de clubes y selecciones que ofrecen mucha experiencia, como la Copa Libertadores y la Copa América.

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En su lugar, los propietarios de los equipos en México, han tomado la decisión de buscar más dólares en la Unión Americana, donde ya cuentan con un negocio lucrativo de partidos amistosos con la selección mexicana, y han brindado apoyo a proyectos enfocados en obtener grandes beneficios monetarios como la Leagues Cup, y la innecesaria Liga de Naciones. Tanto enfoque en el lado de los negocios, ha alejado los ojos por muchos años en el aspecto deportivo y en algo al que nadie parece importarle.

Tras el fracaso en la Liga de Naciones en 2023, se estableció un puesto de Presidente Ejecutivo de la Federación Mexicana de Fútbol, asói como un Comisionado, los cuales iban a tener autoridad para cambiar varios aspectos del sistema del balompié mexicano, pero que poco han podido hacer ante el poder real que tienen los dueños de los equipos. Hay que aclarar que muchos de estos dueños tampoco son los mejores amigos y algunos de ellos saben hacer negocios, pero no son gente de fútbol.

Al elegir a Lozano como entrenador en 2023 tras la obtención de la Copa Oro, parece que fue una decisión basada en ese momento de emoción y no en los méritos de Jaime como entrenador. Desde la llegada de Lozano a la selección, la FMF ha utilizado varios términos cuestionables para este proceso como de “transición”, “renovación” y “empoderamiento” cuando en realidad no existe la materia prima para hacer esa renovación de forma orgánica, ni esos procesos parecen tener el aval de todos los dueños de los equipos.

A dos años del Mundial y después de salir de la Copa América tras tres partidos donde se anotó un gol y se aceptó otro, la FMF debe decidir si se muere con la suya y busca un proceso que debe extenderse más allá del Mundial 2026. La afición, medios y federativos del fútbol azteca deben ser sinceros con ellos mismos y aceptar que hagan lo que hagan, no van a fabricar futbolistas excepcionales en los siguientes dos años. Lo que tienen es lo que van a tener en 2026. Jugadores como Marcelo Flores, quien no jugó un solo minuto en Copa América, o Santi Giménez no van a llevar a México a ser finalista de la Copa del Mundo.

Lo único que puede aspirar la selección mexicana es evitar hacer el ridículo en dos años y replantear si el proceso a largo plazo, más allá de 2026, debe ser con Lozano o no.

“Yo haré un informe, esa decisión no la tengo yo”, indicó Lozano tras la eliminación en Glendale. “Vimos jugadores que no siempre han sido titulares. Esos jugadores me dejaron un buen sabor de boca, de aquí a dos años pueden tener un crecimiento importante y sobre todo tener un crecimiento importante”.

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Lozano ha señalado que bajo su proceso, el seleccionado ha mejorado defensivamente, aunque aceptó tres goles contra Brasil y cuatro contra Uruguay en partidos amistosos previo a Copa América y solamente uno en el torneo. Sin embargo, también solamente anotó un tanto en tres partidos.

“Tenemos que estar convencidos de que este es el camino si queremos cosas distintas”, expresó Lozano, quien para defender su proceso, dijo que su selección intenta tener identidad y un estilo de juego.

Dulio Davino, director deportivo de selecciones nacionales, quiso salir a la conferencia de prensa con Lozano, pero por reglamentos de Conmebol, no le fue permitido. En zona mixta en Arizona, ratificó a Lozano como director técnico de México.

“Jóvenes que no tuvieron participación, participaron”, expresó Davino. “Esta Copa nos duele, pero hay cosas muy positivas. No se cumplió el objetivo de clasificar, pero se lograron otras cosas y sobre ello hay que construir”.

Basado en la historia, Lozano dejará de ser técnico de la selección muy pronto y se buscará un “bombero” para el Mundial 2026, ya sea Javier Aguirre, Guillermo Almada o André Jardine. La historia también dice que no importa quién sea el técnico cuando no se cuenta con la materia prima, ni un proceso para formar esa materia prima.

México, al igual que muchas selecciones en el mundo, tienen muchos problemas y no hay un solo remedio para poder conjuntar una selección que gane torneos. En el caso de México, los problemas son bastantes porque tienen mucha raíz y son de estructura, pero la solución muchas veces es la más simple y en el caso de la selección mexicana, el problema radica en falta de oportunidades para los futbolistas mexicanos y la cantidad de extranjeros de la Liga MX, así como la ausencia de una vía de desarrollo para que los jugadores mexicanos emigren a Europa.

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