Anuncio

Antonin Scalia, líder del renacimiento del pensamiento conservador

Share via

Coloso conservador del Tribunal Supremo, el juez Antonin Scalia murió este fin de semana a los 79 años en un lujoso rancho de caza del oeste de Texas dejando atrás un rosario de elegantes y ácidos comentarios que le valieron tanto admiradores como detractores.

Designado para el Tribunal Supremo en 1986 por el entonces presidente Ronald Reagan, el juez Scalia (1936-2016) fue hallado muerto el sábado en una habitación del rancho “Cibolo Creek”, un complejo de lujo construido en torno a tres fuertes del siglo XIX y famoso entre las estrellas de Hollywood y la realeza europea.

Como se encargó de recordar el sábado el presidente Barack Obama, el honorable magistrado era al mismo tiempo un ávido cazador y un amante de la ópera, pasión que compartía con la jueza Ruth Bader Ginsburg, amiga íntima de Scalia durante sus tres décadas en el alto tribunal a pesar de sus diferencias ideológicas.

“Una mente legal brillante, un estilo enérgico, un ingenio incisivo y unas sentencias de colores”. Esa fue la descripción que hizo Obama del magistrado la noche de su fallecimiento, cuando las banderas de EE.UU. languidecieron hasta ondear a media asta y las flores se acumularon huérfanas a los pies del Supremo.

“El juez Scalia dedicó su vida a una piedra angular de nuestra democracia: el Estado de Derecho”, elogió Obama.

Líder del renacimiento del pensamiento conservador, el magistrado defendió vehemente durante toda su vida el “originalismo”, una doctrina judicial según la cual la Constitución de EE.UU. debe interpretarse como lo harían sus autores del siglo XVIII y no conforme a los cambios de la sociedad actual.

Esa lectura literal de la Constitución, favorable al derecho a portar armas y contraria al aborto o al matrimonio homosexual, convirtió a Scalia -”Nino” entre amigos y familia- en una auténtico incordio para los progresistas de Estados Unidos.

Cuando el Tribunal Supremo decidió en 2015 legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo, el juez no dudó ni un minuto en agarrar su afilada pluma para avisar de que la propia corte era “una amenaza para la democracia” porque robaba al pueblo el “derecho a gobernarse a sí mismo”.

Para Scalia, primer estadounidense de origen italiano en el alto tribunal, el derecho a portar armas quedaba perfectamente protegido por la segunda enmienda de la Constitución, que establece que una “milicia bien regulada es necesaria para la seguridad de un Estado libre” y por ello, no debe restringirse el derecho a portar armas.

Esta interpretación de la segunda enmienda sirvió al Tribunal Supremo para reafirmar el derecho a poseer armas en 2008.

Otra de las intervenciones cruciales de Scalia llegó en el año 2000, cuando ayudó a que el Tribunal Supremo pusiera fin al recuento de votos en el estado de Florida para proclamar presidente al republicano George W. Bush después de una cerrada lucha electoral con el demócrata Al Gore.

“Ni yo ni mi corte debemos ninguna disculpa por el caso ‘Bush versus Gore’. Hicimos lo correcto. ¡Es lo que hay! Supérenlo. Eso ya es muy viejo”, dijo en 2007 el magistrado a la aclamada periodista Lesley Stahl durante una entrevista, que se hizo muy famosa por el ácido y atrevido tono del juez.

Nacido el 11 de marzo de 1936 en Trenton (Nueva Jersey), creció en el seno de una familia de inmigrantes italianos, estudió en la Universidad de Georgetown y en Harvard, trabajó en un bufete de abogados y enseñó Derecho antes de entrar a la Corte del Distrito de Columbia para luego saltar al Tribunal Supremo.

Católico, padre de nueve hijos y orgulloso abuelo de 33 nietos, su cuerpo descansa ahora en la funeraria “Anochecer” de El Paso (Texas), donde decenas de personalidades lloraron su muerte antes de que sus restos lleguen a un lugar final de descanso, posiblemente Virginia, donde el juez vivió gran parte de su vida.

Considerado en 2011 por el magistrado Richard A. Posner como “el jurista más influyente del último cuarto de siglo”, su muerte abre en plena campaña presidencial la batalla por encontrar un sucesor, que debe ser nombrado por el presidente Obama y lograr la confirmación del Senado, en manos de la mayoría republicana.

En 2012, el periodista Chris Wallace de Fox News preguntó sobre una eventual jubilación al juez, quien respondió: “No me gustaría ser reemplazado por alguien que automáticamente vaya a revertir todo lo que he tratado de conseguir”.

No obstante, ahora con cuatro miembros de perfil progresista y otros cuatro conservadores, el Tribunal Supremo podría poner fin a cuatro décadas de dominio conservador y abrir las puertas a polémicos asuntos sociales como el aborto, la discriminación positiva o las restricciones al voto de las minorías.

Anuncio