Anuncio

Un grupo de educación se opone ‘desde dentro’ a la ley de Carolina del Norte que regula el uso de los baños públicos

Share via

Jennifer Wolfsie, al igual que muchos otros que visitan Raleigh, en Carolina del Norte, no perdió tiempo para explorar esta ciudad meridional de moda, ordenar almejas, papas aligot y ensalada de betabel en Death & Taxes, en la calle Hargett, para rematar con una copa en Fox Liquor Bar.

Pero en cada lugar, esta miembro de la junta escolar no sólo dejaba una propina, sino también una hoja cuadrada de papel blanco con un mensaje sobre una nueva ley estatal que, según dicen sus críticos, discrimina a los gay, lesbianas, bisexuales y personas transgénero (LGBT, por sus siglas en inglés).

“Creo en la igualdad para todos”, decía en el papel, impreso por los organizadores de la conferencia sobre educación a la que ella asistió este mes. “No volveré al estado hasta que [la ley] HB2 sea derogada. Hagan de Carolina del Norte un lugar que quiera volver a visitar otra vez”.

Anuncio

Wolfsie, de Kansas City, Missouri, era una de las 500 asistentes al reciente congreso, que tuvo lugar durante una inusual protesta por el proyecto de ley 2 de la cámara de Carolina del Norte, que ha agitado el debate internacional al exigir que la gente use el baño señalado para el género con el cual fue anotado en su partida de nacimiento.

A raíz de ello, Pearl Jam, Boston y otras bandas y artistas cancelaron conciertos. Gigantes corporativos como PayPal y Deutsche Bank anularon sus planes de expansión al lugar. Las reservaciones a la convención se redujeron, y la Asociación Nacional de Baloncesto (NBA, por sus siglas en inglés) habló de organizar el juego de las estrellas del próximo año, programado para realizarse en Charlotte, en otro estado.

Pero la incipiente Network for Public Education (Red de Educación Pública), un grupo de padres y educadores de inclinación liberal, se aferró a su decisión de celebrar su tercera reunión anual nacional en Raleigh, el 16 y 17 de abril pasado.

El grupo consideró la ley del uso del baño como otra razón para entrar en “la barriga de la bestia” y desafiar a los políticos conservadores ‘Tar Heel’ (o ‘talones de alquitrán’) del estado que, según los activistas del grupo de educación, están decididos a destruir la educación pública.

“Queremos ir allí donde esté la lucha”, señaló Colleen Wood, presidenta de conferencia. “Donde los padres y maestros necesiten apoyo y donde podamos echar luz sobre lo que está sucediendo en su comunidad”.

En los últimos años, los legisladores del estado han impedido que los nuevos profesores reciban protecciones a la titularidad de sus puestos, y los maestros ahora son calificados en base a los resultados que logran sus estudiantes en los exámenes estandarizados.

Carolina del Norte ya es un estado con “derecho al trabajo” que prohíbe la negociación colectiva para los empleados del gobierno, pero los legisladores debilitaron aún más la asociación estatal de maestros mediante la eliminación de la deducción automática de cuotas para los miembros.

El gasto en las escuelas públicas tradicionales ha mejorado recientemente, pero no volvió a los niveles anteriores, antes de varios años de recortes, según analistas de presupuesto.

Al mismo tiempo, la legislatura y el gobernador, Pat McCrory, ampliaron rápidamente el número de escuelas charter. Dichas instituciones probaron ser populares entre muchos padres, pero los sindicatos y otros críticos señalan que éstas socavan las escuelas públicas tradicionales y que algunas charter evitan admitir a los estudiantes que son más difíciles de educar.

El estado también comenzó un programa de vales, que proporciona a algunas familias de bajos ingresos alrededor de $4,000 para gastos de matrícula en escuelas privadas, otra medida detestable para muchos educadores de escuelas públicas.

“En Carolina del Norte no tenemos sindicato y los maestros tienen miedo de hablar”, señaló Kelly Barlett, una maestra de primaria especialista en lectura, que manejó casi 30 minutos desde Apex para asistir a la conferencia. “Me alegro de que la conferencia fuera aquí”.

Si no fuera por el tema político, sería difícil superar a Raleigh en primavera como un entorno agradable. Azaleas rosadas, rojas y blancas adornan los frentes de las casas. Los cerezos silvestres explotan con pétalos blancos o rosados, para luego seguir con hojas de color verde brillante. El clima alterna entre templado y refrescante.

El centro de Raleigh luce ahora grandes rascacielos, elegantes bares y sitios donde comer sándwiches caseros de cerdo acompañados con té dulce. Los mejores hoteles se conectan directamente con el centro de convenciones.

La población es cada vez más diversa y, durante décadas, el estado fue el hogar de una cepa sureña moderadamente liberal, pero bien financiada. Los republicanos a favor de los negocios predominan y tienen un firme puño en el estado, sostenido en las urnas por los votantes blancos que adoptan valores asociados con la derecha religiosa.

El presidente Obama estuvo a punto de perder el estado en 2012, aún con el apoyo abrumador de los votantes negros que surgió en respuesta a la abrumadora oposición de los votantes blancos, especialmente los de fuera de las áreas metropolitanas más grandes, según las encuestas finales.

La ley que regula el uso del baño también limita las demandas por discriminación y restringe el poder del gobierno local, evitando que las ciudades y los condados aumenten el salario mínimo, por ejemplo, o pasen otras medidas a favor de los trabajadores.

Los líderes republicanos estatales muestran pocas señales de retractarse. McCrory ha dicho que él instará a la legislatura para restablecer el derecho del empleado a buscar recursos legales contra la discriminación. Pero las restricciones del uso del cuarto de baño deberán permanecer, así como la prohibición de las leyes de no discriminación locales, señaló.

“El gobernador está respetuosamente en desacuerdo con la agenda nacional de la izquierda política para exigir cambios a las normas básicas y de sentido común del uso de los baños”, afirmó una declaración de la oficina de McCrory, emitida el viernes pasado.

En busca de apoyo puede apuntar a algunos conservadores, como Roger Severino, director de DeVos Center for Religion and Civil Society, en la conservadora Heritage Foundation, de Washington.

A Severino le parece hipócrita que empresas como Apple critiquen a Carolina del Norte y, sin embargo, sigan haciendo negocios con los Emiratos Árabes Unidos, que tienen un historial comparativamente atroz en cuando a derechos humanos [hasta el momento, Apple no retirará sus tiendas de Carolina del Norte ni su gigantesco centro de datos de la ciudad de Maiden, ubicado a 37 millas al norte de Charlotte].

“La izquierda cultural se ha asociado con las grandes empresas para intimidar a los estados en cuanto a proyectos de ley sobre la libertad religiosa y o de protecciones de privacidad y seguridad de sentido común con respecto al uso de los baños”, afirmó Severino.

Es poco probable que un boicot de cualquier tipo pudiera realmente paralizar el comercio en un estado tan grande como Carolina del Norte, manifestó el economista Dean Baker, fundador del Center for Economic and Policy Research, de inclinación liberal, en Washington.

La cancelación de eventos y la reubicación de corporativos ejerce cierta presión, porque “el estado de Carolina del Norte está quedando muy mal”, agregó Baker. “En cuanto a los políticos que impulsaron esto, de repente se ven muy ridículos”.

Eddie Vedder, cantante del grupo de rock Pearl Jam, afirmó la semana pasada ante su audiencia en un concierto en Hampton, Virginia, que el grupo quería enviar un poderoso mensaje al cancelar su presentación en Carolina del Norte. “Porque tienen una ley que discrimina a un grupo entero de personas”, dijo. “La realidad es que no hay nada como el inmenso poder del boicot”.

Twitter: @howardblume

Traducción: Diana Cervantes

Si desea leer esta nota en inglés, haga clic aquí

Anuncio