Anuncio

La fiebre del desierto, la “enfermedad silenciosa” que amenaza Arizona (EEUU)

Share via

Para Norman Cruz, los síntomas eran los de una gripe cualquiera. Tos recurrente y fiebres altas que, sin embargo, no cedían a los antibióticos y se alargaron por meses hasta que dieron con el diagnóstico: Padecía la fiebre del desierto, una enfermedad que tiene en alerta al estado de Arizona.

La coccidioidomicosis, producida por la respiración de esporas de los hongos Coccidioides, es una enfermedad que puede ser mortal y suele ser ignorada por quienes la padecen al confundirla con una gripe o un resfrío, lo que produce que avance paulatinamente y afecte órganos como el pulmón o el tejido óseo.

Esta “enfermedad silenciosa”, también llamada la fiebre del valle y común en áreas desérticas de Arizona y el Valle Central de California, donde la incidencia de casos es alta, mantiene en alerta especialmente a las autoridades del primero.

Anuncio

El Departamento de Servicios de Salud de Arizona dio a conocer que el pasado noviembre se registraron 926 casos, una de las cifras más altas desde septiembre de 2015, año en que se contabilizaron en total 7.622 casos, el récord en el estado.

“Al principio te das tos y fiebre, pero luego todo empieza a empeorar. Me empezaron unos ataques de tos muy feos, luego apareció una mancha en el pulmón y cuando me hicieron los estudios resultó que padecía de fiebre del valle”, relató Cruz a Efe.

Este joven de 29 años, que reside en Glendale (Arizona) y contrajo la enfermedad hace seis años, llegó al punto de toser sangre y debió ser operado del pulmón.

“Tengo que tomar medicinas siempre, con la medicina adecuada es controlable”, señaló Cruz, quien se considera afortunado de que su seguro cubra el tratamiento que implica 850 dólares por un paquete de 30 pastillas.

Según cifras oficiales, en Arizona 705 personas con fiebre del valle debieron ser hospitalizadas durante 2016, y ello representó 55 millones de dólares.

La enfermedad fue descubierta en 1892, en Buenos Aires (Argentina), por el estudiante de medicina Alejandro Posadas, quien trató a un paciente que sufría un problema dermatológico, pero la posterior biopsia reveló la presencia de organismos similares a Coccidia. El paciente murió tras siete años de fiebre recurrente y lesiones cutáneas progresivas.

Esta enfermedad es muy difícil de prevenir, dado que no hay manera de limitar el contacto con las esporas, pero la detección temprana resulta fundamental, así como evitar en lo posible los lugares donde el polvo se levante fácilmente, si bien en Arizona, un estado con grandes extensiones desérticas, resulta complicado.

“No toda las personas son sensibles a la espora, no importa si eres sano o estas enfermo, puedes contagiarte, pero los perros sí son muy sensibles a esta enfermedad, aunque no pueden transmitirla”, señaló a Efe Dan Quan, médico de emergencias en Maricopa Integrated Health System.

El especialista confirmó que la fiebre del valle se incrementa en las zonas desérticas, y por eso está más presente en Arizona y el Valle Central de California, y agregó que los nódulos dolorosos en la quijada puede servir de aviso a las personas con esta enfermedad de que lo que padecen no es una gripe común.

John Galgiani, director del Valley Fever Center for Excellence, de la Universidad de Arizona, señaló que los médicos necesitan mayor conciencia del riesgo de esta enfermedad y citó un estudio de las autoridades sanitarias estatales, que encontró que solo un pequeño porcentaje de personas diagnosticadas con neumonía se someten a pruebas de fiebre del valle.

Recomendó en ese sentido que los médicos casi siempre deben ordenar pruebas de fiebre del valle cuando los pacientes muestran signos de neumonía.

Y es que la enfermedad generalmente afecta a los pulmones, y en algunos casos atrofia otros órganos del cuerpo y puede ocasionar la muerte, tal como lo resaltó Quan.

“Si el hongo llega a expandirse al cerebro u otra parte central del cuerpo, puede causar complicaciones serias. Pero con el medicamento antimicótico los síntomas mejoraran mucho, en algunos casos sí se cura, otros requieren tomar el medicamento durante toda la vida”, manifestó.

Anuncio