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Repliegue de Siria marca vuelco de la estrategia militar de EEUU en O. Medio

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EFE

La decisión del presidente, Donald Trump, de retirar las tropas de Estados Unidos de Siria supone un vuelco a su estrategia militar en Oriente Medio y se ha visto influenciada, entre otros, por el caso de asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi.

Sin previo aviso, Trump anunciaba el miércoles el repliegue de los soldados estadounidenses, que ascienden a unos 2.000, del territorio sirio, lo que ha suscitado críticas dentro del país, e incluso las dimisiones del secretario de Defensa, James Mattis, y del enviado especial para la coalición contra el Estado Islámico (EI), Brett McGurk.

Para el director del Centro de Oriente Medio de la Universidad de Oklahoma, Joshua M. Landis, se trata de un cambio importante en la estrategia castrense de la potencia respecto a Oriente Medio.

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“Trump acaba de terminar las elecciones de medio mandato (los comicios legislativos de noviembre pasado) y ahora se dirige a elecciones generales en dos años, y quiere atraer a la gente estadounidense que está cansada de guerras en Oriente Medio”, subrayó Mattis.

No obstante, el experto auguró, en declaraciones a Efe, que los soldados se retirarán lentamente, pese a que “Trump hizo esas declaraciones drásticas, porque le gusta llamar la atención, y quería reasegurarle a su amigo (Recep Tayyip) Erdogan que Estados Unidos se va (de Siria) y va a parar el suministro de armas a los kurdos, que es lo que Erdogan quería”.

Y es que si el presidente ha tomado esta decisión ahora es porque “Turquía estaba amenazando con bombardear e incluso invadir el norte de Siria, ya que Estados Unidos ha estado armando a sus enemigos, el kurdo YPG”, el Partido de la Unión Democrática, el principal partido político kurdosirio.

Desde septiembre de 2014, Estados Unidos ha intervenido militarmente en Siria en el marco de la coalición internacional contra el grupo terrorista Estado Islámico (EI) a través de bombardeos y, sobre el terreno, apoyando a las milicias kurdosirias.

Ankara, que teme la creación de un Estado kurdo en su frontera, considera “terroristas” a dichas milicias y se ha mostrado crítica con el respaldo estadounidense.

En consecuencia, según Landis, Erdogan ha sabido jugar sus cartas a través del caso del periodista saudí asesinado en octubre pasado en Estambul, Jamal Khashoggi, que, a su juicio, tiene “conexión” con el repliegue de Estados Unidos.

“Erdogan lo dejó muy claro, si Estados Unidos va a perjudicar a Turquía, Turquía puede perjudicar a Estados Unidos, y Erdogan avergonzó a Mohamed bin Salmán, el príncipe heredero saudí, pero también a Estados Unidos”, afirmó.

Tras la muerte de Khashoggi, el Gobierno turco compartió con varios países, entre ellos Estados Unidos, una serie de grabaciones de audio que prueban que el periodista, crítico con Riad, fue asesinado en el consulado saudí en Estambul por un equipo de agentes enviados desde el reino para cometer el crimen, en medio de los indicios que apuntaban al círculo próximo de Bin Salmán, aliado de Washington.

“Estados Unidos quiere reforzar a Arabia Saudí para confrontar a Irán en la región, pero el caso Khashoggi, especialmente la manera en que se ha desvelado, especialmente por parte de Erdogan, lentamente y de una manera tortuosa, ha herido la política de Estados Unidos en Oriente Medio de manera tremenda”, indicó Landis.

Como consecuencia de este caso, el Senado votó este mes a favor de una ley que pide al Gobierno que ponga fin al apoyo militar que brinda a Arabia Saudí en la guerra en el Yemen, donde Riad encabeza una coalición frente a los rebeldes hutíes, respaldados por Teherán.

Dentro de Estados Unidos, el repliegue ha recibido numerosas críticas, incluso del Partido Republicano, donde un grupo de legisladores, liderados por el senador Lindsey Graham, denunció que Trump está “empoderando” a Moscú, Teherán, al presidente sirio, Bachar al Asad, y a los remanentes del EI con el abandono de Estados Unidos a sus aliados en la región y en el mundo.

Landis descartó que Siria acabe siendo un “premio” para Rusia e Irán, que apoyan a Al Asad, ya que “es un país destrozado con muchos problemas y pobre”.

“Es como el carbón que se pone en los calcetines de los niños si se han portado mal por Navidad”, concluyó.

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