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En Salt Lake City, Luz Escamilla quiere convertirse en la primera alcaldesa latina de la capital de Utah

La senadora demócrata Luz Escamilla observa durante una sesión especial en el Senado de Utah, el 3 de diciembre de 2018, en Salt Lake City.
(Rick Bowmer/AP)
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La candidata a la alcaldía de Salt Lake City, Luz Escamilla, comenzó recientemente un encuentro en una residencia privada con un comentario que a menudo usa para contrastar la Utah que se encontró por primera vez con la actual.

En 1996, la nativa de Tijuana entró en una clase de Filosofía básica como estudiante de primer año de la Universidad de Utah. “Yo era la única con cabello negro; todos los demás eran rubios”, le dijo al auditorio multicultural, que rió con el comentario. “Pero las cosas han cambiado”.

La población latina del estado se ha duplicado desde 2000 a más de 400.000 personas, lo que la convierte en la minoría más grande, con más del 14% de la población total de Utah. La comunidad estableció lentamente una presencia política en Salt Lake, una isla liberal en uno de los estados más rojos (republicanos) del país.

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Los latinos ocupan bancas en el concejo municipal y en la junta escolar local; una latina es sheriff del condado de Salt Lake y Escamilla, de 41 años, está en su tercer mandato como senadora demócrata por el estado.

Ahora quiere hacer historia en más de un sentido.

A lo largo de Bright Avenue en Whittier, en medio de un salón de belleza y un negocio de tutoría, se encuentran la casa y negocio de Amanda Alvarado, propietaria de una compañía de diseño de interiores, que le costó muchísimo esfuerzo en construir.

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Una victoria el próximo 5 de noviembre, la convertiría en la primera persona de color en encabezar Salt Lake, y una de las pocas latinas a cargo de una importante ciudad estadounidense. También sería la primera alcaldesa en 30 años que pertenece a la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (SUD).

Más aún, sería la primera en residir en el lado oeste de Salt Lake, los vecindarios de clase trabajadora, separados del resto de la capital estatal por la Interestatal 15, y descuidados por mucho tiempo por el Ayuntamiento.

“No hemos tenido a nadie que haya sido una voz fuerte”, afirmó Sandra Hollins, quien representa al área en la Cámara de Representantes del Estado de Utah como su primera legisladora afroamericana. “Pero Luz definitivamente lo hará. Ya lo hizo en el Capitolio”.

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“Luz representa una nueva Salt Lake, que disipa este mito nacional de lo que se supone que es Utah”, expuso Enrique Limón, editor del periódico local alternativo Salt Lake City Weekly. “Al principio era una novedad, pero ha demostrado su valor”.

La elección para alcalde llega en un momento crítico para la ciudad, capital del estado de más rápido crecimiento en el país, pero un lugar donde los problemas urbanos —como la calidad del aire, la falta de vivienda y el aumento de los precios de las propiedades— desconciertan a los residentes, que no están acostumbrados a ellos.

La oponente de Escamilla es Erin Mendenhall, de 39 años, concejal durante dos períodos y demócrata con una plataforma casi idéntica: viviendas más asequibles, mejores programas de transporte, la promesa de servir mejor al lado oeste.

Pero no coinciden sobre cómo reparar la relación antagónica de la ciudad con la Legislatura estatal; Escamilla alega que su experiencia allí ayudará, y Mendenhall sostiene que su propia experiencia en el gobierno de la ciudad contribuirá aún más.

Las encuestas muestran a Mendenhall por delante desde agosto, cuando las dos avanzaron a partir de una primaria de ocho candidatos. El sondeo más reciente de la Cámara de Comercio de Salt Lake muestra a Mendenhall por delante en cinco puntos porcentuales, aunque hay un 21% de votantes indecisos.

“Estamos en una encrucijada”, consideró Escamilla en una entrevista desde la sede de la campaña, sentada en lo que solía ser un refrigerador de flores. Una conversadora veloz pero precisa, es diestra en la jerga de la Generación X (acerca del derecho constitucional, dice que es “la bomba”) con largos discursos sobre políticas públicas. “Estamos en un punto en el cual, si no hacemos las cosas bien, ¿qué tipo de ciudad dejaremos a nuestros hijos?”.

Casada, con seis hijos entre ella y su esposo, Escamilla pensó que siempre permanecería cerca de la frontera entre Estados Unidos y México. En sus últimos años de preparatoria viajaba desde Tijuana a una escuela católica de San Diego, y tuvo una buena relación con sus padres, ambos profesores de ingeniería química. Asistió a la universidad en Utah porque “era un lugar seguro para que su hija se fuera de casa a un país extranjero”.

Pero poco después de su llegada, Escamilla encontró otra forma de choque cultural, cuando enseñaba a niños en el lado oeste. “Uno tiene un sueño acerca de EE.UU”, dijo. “Pero hay recursos limitados para los menores. Me rompía el corazón ver a los chicos sufrir”.

Escamilla decidió quedarse y se convirtió en ciudadana estadounidense en 2004.

El gobernador republicano Jon Huntsman Jr. la contrató en 2005 como directora de la Oficina de Asuntos Étnicos del estado, con base en su experiencia como voluntaria en causas de justicia social. Probablemente habría seguido siendo empleada gubernamental si no hubiera escuchado a los legisladores en una reunión hablar en contra de los “bebés ancla”: niños nacidos e Estados Unidos de padres que se encuentran en el país sin autorización.

Cuando Escamilla preguntó a los demócratas que estaban presentes por qué no habían dicho nada, le respondieron que esos niños no eran sus electores. “Fue entonces cuando me di cuenta de que podría quejarme todo lo que quisiera”, comentó, “o forzar conversaciones incómodas desde la política”.

En 2008, se postuló para su escaño actual en el Senado estatal; superó al titular demócrata en las elecciones primarias y a un republicano en las elecciones generales. Desde entonces, la Legislatura liderada por los republicanos ha aprobado más de 50 de los proyectos de ley de Escamilla.

“Ella reúne a los conservadores y las comunidades de color y nos lleva hacia el consenso”, consideró la representante estatal Angela Romero, quien conoce a Escamilla desde la universidad.

Escamilla ha intentado usar esa reputación de constructora de puentes para atraer a los votantes más allá del lado oeste. Sus letreros de campaña presentan una colmena —el símbolo del estado— incrustada en su primer nombre.

Pero eso no es necesariamente un atributo en Salt Lake, sede de la Iglesia mormona pero también una ciudad con una alcaldesa abiertamente homosexual, Jackie Biskupski, quien respaldó a Escamilla.

Quizás en ningún otro lugar de Utah Escamilla tendría que defenderse de quienes insinúan que es una marioneta del grupo religioso predominante del estado. Pero esa es la posición en la que se encuentra, especialmente después de una publicación en Facebook del 17 de agosto pasado, que realizó el ex alcalde, Rocky Anderson, en la que afirmó que Salt Lake estaba “amenazada con la perspectiva de una alcaldesa mormona... que parece dispuesta a competir por la iglesia”.

“Siempre ha habido gente que me dice: ‘Los votantes nunca elegirán a un mexicano, ni a un inmigrante”, confesó Escamilla. “Ahora mencionan mi religión. La gente ha intentado meterme en una caja siempre. No va a funcionar. No soy una cosa”.

En el encuentro, respondió a preguntas sobre su fe mencionando proyectos de ley que ella patrocinó o respaldó, y a los que se opusieron los líderes de la SUD, como aliviar las restricciones sobre las ventas de alcohol y la prohibición de la terapia de conversión para personas LGBTQ. También señaló las veces que trabajó con la iglesia en temas de inmigración.

El discurso de Escamilla funcionó. La reunión duró 20 minutos más de lo programado debido al fuerte interés. Una mujer, que la presionó más que otras, sacó su tarjeta American Express para ofrecer una donación en el acto. Mientras tanto, Jon Marshall, biólogo de Weber State, también quedó impresionado. “Ella tiene una interseccionalidad y experiencia que la ayudan a moverse entre personas con diferentes puntos de vista”, comentó. “Y es refrescante que, en un momento de división entre rojo y azul, haya alguien como Luz”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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