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Agradezca al coronavirus por la caída en esas molestas llamadas automáticas

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Como la mayoría de nosotros, Elaine Regus y su esposo se adaptaron a estar en casa la mayor parte del día, a excepción de una caminata ocasional por el vecindario.

La residente de San Dimas, California, relató que, en el pasado, normalmente encontraban varios mensajes automáticos (de los llamados robocallers) cada vez que volvían. “Y en estos días, nada”, reflexionó la mujer, de 68 años. “Nos preguntamos qué ocurre”.

Lo que sucede es que finalmente hay algo bueno que decir sobre la más bien horrorosa pandemia de coronavirus.

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El volumen de llamadas automáticas en todo el país se desplomó a medida que los centros de atención al cliente en el extranjero cerraron sus puertas por seguridad y ante los pedidos de distanciamiento social, según YouMail, una compañía tecnológica de Irvine que rastrea el volumen de esa actividad mensualmente.

Las llamadas automáticas son ejecutadas por máquinas, por supuesto, pero las más molestas a menudo intentan conectar a quien atiende el teléfono con un operador en vivo para cerrar un trato, que puede ser aceptar una tarjeta de crédito con alto interés o, lo que es peor, algún fraude.

Con los centros de llamadas en India, Filipinas y otros lugares ahora bloqueados por el coronavirus, muchas de estas compañías dudosas simplemente han dejado de llamar. “La pandemia está interrumpiendo todo”, señaló Alex Quilici, director ejecutivo de YouMail. “Se puede decir que este es un beneficio del coronavirus”.

Además remarcó que los hogares estadounidenses recibieron alrededor de 4.1 mil millones de llamadas automáticas en marzo, más de 132 millones por día.

Puede parecer mucho, y lo es, pero fueron unos 700 millones menos que las 4.8 mil millones registradas en febrero, y mucho menor que el récord, de 5.7 mil millones, registrado en octubre de 2019.

Le comenté eso a Regus. “Me encanta”, respondió ella. “Es genial”.

De hecho, una disminución de 700 millones de llamadas no es para desmerecer. Pero no seamos complacientes.

Quilici remarcó que la mayoría de los robocallers en el extranjero pueden carecer ahora de la infraestructura para que sus empleados trabajen desde sus hogares, pero que eso cambiará rápidamente. “Son inteligentes”, aseguró. “Como el resto de nosotros, están descubriendo formas de sortear la pandemia”.

En otras palabras, así como la mayoría de los estadounidenses han tomado un curso intensivo en teletrabajo, también lo harán estas empresas.

Según Quilici, deberíamos esperar que el volumen de llamadas automáticas crezca nuevamente en las próximas semanas a medida que las instalaciones en el extranjero sienten las bases para realizar los llamados desde los hogares de sus empleados.

Y resulta que, la ayuda ya está en camino.

La Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) indicó esta semana que abandonará los planes para que las compañías de telecomunicaciones estadounidenses implementen voluntariamente métodos de vanguardia para reducir las llamadas automáticas.

Ahora tales medidas son obligatorias.

La FCC le dará a la industria hasta el 30 de junio de 2021 para implementar lo que se conoce como “Shaken/Stir”, un sistema que permite a las empresas de telecomunicaciones verificar que una llamada proviene de quien dice que es.

Esto aborda el problema de la “suplantación de identidad”, que es la tecnología empleada por los robocallers para que parezca que los destinatarios reciben un llamado de una fuente conocida, como un vecino, la escuela de su hijo o el departamento de policía local.

Shaken/Stir lleva años en proceso. Un técnico involucrado en el desarrollo del sistema dijo que su equipo “escudriñó el idioma inglés” hasta lograr un acrónimo que les permitiera complacer su fanatismo por James Bond (una alusión a la frase “Shaken, not stirred” -batido, no mezclado-, del personaje).

Cuando se origina una llamada, Shaken/Stir emite un “token” o “firma” digital. Ese marcador se verifica antes de que el llamado llegue al destinatario.

Los consumidores pueden esperar ver un símbolo en su pantalla, una marca de verificación o un pulgar hacia arriba; los cuales corroboran que una llamada es legítima.

Si no recibe dicha notificación, aún puede responder, pero las posibilidades de que sea una llamada automática son mucho mayores.

La FCC estima que “eliminar el tiempo perdido y las molestias causadas por las llamadas automáticas de estafas ilegales” les ahorrará a los consumidores alrededor de $3 mil millones al año en pérdida de productividad (sin mencionar la irritación).

También dice que Shaken/Stir puede ayudar a proteger a las personas de “argucias fraudulentas de llamadas automáticas que cuestan a los estadounidenses aproximadamente $10 mil millones al año”.

Según el presidente de FCC, Ajit Pai, varias compañías de telecomunicaciones atendieron su pedido, el año pasado, para un lanzamiento voluntario de Shaken/Stir.

“Pero está claro que la acción de FCC es necesaria para estimular el despliegue general de esta importante tecnología”, consideró.

Ello es una manera educada de decir que demasiados integrantes de la industria avanzan lentamente o rechazan el costo multimillonario de agregar Shaken/Stir a sus redes, incluso cuando los clientes se quejan a diario de que las llamadas automáticas los vuelven locos.

“La amenaza planteada por estas llamadas es particularmente evidente ahora, con estafadores telefónicos que aprovechan los temores de los estadounidenses durante el brote de coronavirus”, reflexionó Pai.

Además agregó que los estafadores están falsificando números de teléfono para que parezca que la llamada proviene de un departamento local de salud pública, cuando en realidad es “un intento de robar su información de Medicaid y Medicare”.

Las empresas de servicios públicos en California y en otros lugares, remarcó, advirtieron sobre las llamadas falsas que amenazan acerca de un supuesto corte de servicios si los destinatarios no gastan algo de efectivo.

Los expertos coinciden en que Shaken/Stir no resolverá tales problemas de la noche a la mañana. La tecnología “no puede ser efectiva hasta que todos participen”, resaltó Joe Weeden, vicepresidente de Metaswitch, una empresa de software de comunicaciones en Londres. “Va a tomar tiempo”.

Aún así, lograr que toda la industria se sume es un gran paso en la dirección correcta. Y con todo lo demás que está ocurriendo, unos pocos cientos de millones de llamadas automáticas menos realmente ayudan un poco.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

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