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El hermano de George Floyd le dice a la nación que detengan los disturbios: “Eso no va a revivir a mi hermano”

Terrence Floyd, al centro, rinde homenaje en el improvisado
Terrence Floyd, al centro, rinde homenaje en el improvisado monumento a las afueras de Cup Foods, donde su hermano George Floyd fue asesinado el 25 de mayo por un oficial de policía de Minneapolis.
(Jason Armond / Los Angeles Times)
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En el contexto de una nación en crisis y una ciudad en medio de protestas, el hermano menor de George Floyd se arrodilló el lunes en la esquina donde murió a manos de la policía hace una semana.

Terrence Floyd llegó de Brooklyn con una mascarilla con la imagen impresa de su hermano mayor y una referencia a sus últimas palabras, un grito de protesta para los manifestantes en todo el país contra la brutalidad policial: “No podemos respirar”.

Floyd se abrió paso entre la multitud de varios cientos de seguidores poco después del mediodía, protegido por un grupo de seguridad que vestía camisetas de Black Lives Matter. En una escena acorde a los tiempos, fue flanqueado por un abogado que maneja casos de brutalidad policial, un pastor y un activista local.

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Terrence Floyd, centro, con el reverendo Kevin McCall.
(Jason Armond / Los Angeles Times)

Floyd se detuvo primero frente a un mural de la cara de su hermano en la pared de la tienda donde George Floyd se había detenido antes de que la policía fuera llamada para investigar si había pagado con un billete falso de $20. Flores y notas de condolencias se apilaban al pie del mural; Floyd pidió que nadie los pisara.

Él inclinó la cabeza y lloró.

Un emotivo Terrence Floyd se sienta en la intersección de 38th Street y Chicago Avenue
Un emotivo Terrence Floyd se sienta en la intersección de 38th Street y Chicago Avenue en Minneapolis, donde su hermano George Floyd se encontró con la policía y murió mientras estaba bajo su custodia.
(Bebeto Matthews / Associated Press)

Luego se dirigió a la esquina donde la policía esposó a su hermano y lo sostuvo contra el suelo, un oficial mantuvo su rodilla sobre su cuello presionando durante casi nueve minutos, como fue capturado en los escalofriantes videos vistos en todo el mundo.

Floyd se arrodilló. También lo hizo la multitud. Al principio, corearon el nombre de George Floyd, luego la calle quedó en silencio. El pastor puso sus manos sobre los hombros del hermano, sacudió la cabeza y lloró un poco más.

Alguien gritó: “¡Estamos aquí contigo, hermano!”.

Después de unos nueve minutos, Floyd se levantó. El pastor a su lado se apoderó del megáfono de un manifestante.

“Venimos en solidaridad con aquellos que han estado protestando pacíficamente en las calles”, dijo el reverendo Kevin McCall, un activista de derechos civiles de Brooklyn que llevaba una gorra de béisbol con la etiqueta “Paz”.

“Estamos enviando un mensaje a las personas de todo el país: no dejen de protestar”, manifestó.

La multitud comenzó a cantar, “Encierren a los cuatro”, una referencia a los cuatro oficiales que restringieron a George Floyd, de 46 años. Todos fueron despedidos, pero sólo uno, Derek Chauvin, de 44 años, fue acusado de asesinato la semana pasada.

Una autopsia encargada por la familia Floyd descubrió que murió por asfixia causada por la compresión de la espalda y el cuello.

“No descansaremos hasta que sean encerrados”, dijo McCall.

Terrence Floyd tomó el megáfono para condenar los saqueos y disturbios que siguieron a la muerte de su hermano. No quería que el fuego y la violencia oscurecieran el significado más profundo que se podría obtener de la tragedia de su familia. Quería una resolución, pero una no estropeada por la furia.

“No estoy aquí para hacer estallar más las cosas”, dijo, de forma apasionada. “¿Qué están haciendo? No están logrando nada. Eso no va a traer de vuelta a mi hermano”.

Alguien en la multitud gritó: “No somos nosotros”.

“Quién lo esté haciendo, relájese”, dijo Floyd.

Instó a la multitud a responder a este último caso de brutalidad policial de manera constructiva.

“Edúquese y sepa por quién vota. Así es como lo va a conseguir. Somos muchos de nosotros”, manifestó. “Haz esto pacíficamente”.

La multitud aplaudió.

“Antes de irme”, dijo Floyd, “¿cómo se llama?”

La multitud lo recitó: “George Floyd, George Floyd”, como lo han hecho en las protestas durante toda la semana.

“Mantengan sonando el nombre de mi hermano”, dijo.

El activista local Tommy McBrayer agradeció a Floyd por venir a la “tumba” de su hermano y “por bendecirnos con su fuerza, su coraje y hacerse vulnerable”.

El mural y el monumento improvisado fuera de Cup Foods, donde George Floyd fue asesinado.
(Jason Armond / Los Angeles Times)

Floyd regresó a su auto, deteniéndose brevemente para admirar un círculo de flores, notas y mensajes de tiza en la intersección. Alguien había pintado con spray en una cerca cercana “Descansa en el poder, George Floyd”. Antes de que Floyd entrara en su automóvil, levantó el puño a los espectadores en un saludo por el poder negro.

El funeral de su hermano está planeado para el jueves en Houston.

“Siento que tuvo un pequeño cierre”, comentó McBrayer, de 30 años, que creció en el vecindario históricamente negro que rodea el lado sur de la ciudad.

Él y sus vecinos han desafiado el toque de queda de la ciudad durante los últimos dos días para proteger el sitio del saqueo y los forasteros. Su amigo Duwayne Mitchell, de 33 años, dijo que vio a hombres blancos en camionetas sin placas con la insignia de la Cruz de Hierro asociada con grupos de supremacía blanca en el lado norte de la ciudad el domingo por la noche. McBrayer y otros manifestaron que planeaban continuar vigilando el monumento.

“Queremos hacer de este rincón un lugar histórico”, destacó McBrayer.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

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