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OPINIÓN: ¿Guardia nacional mexicana o patrulla fronteriza estadounidense?

Agentes de inmigración mexicanos revisan las identificaciones de los viajeros guatemaltecos
Agentes de inmigración mexicanos revisan las identificaciones de los viajeros guatemaltecos en un punto de acceso al río Suchiate, en la frontera entre Guatemala y México, cerca de Ciudad Hidalgo, México, el domingo 21 de marzo de 2021.
(Eduardo Verdugo/AP)
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La Guardia Nacional de México, creada en esta administración, formalmente hablando, tiene como función esencial proporcionar seguridad pública a México y los mexicanos. En síntesis, prevenir y perseguir la comisión de delitos. Según el discurso oficial, forma parte medular de la estrategia para combatir la delincuencia organizada.

De acuerdo con el decreto de su creación, tiene asignadas 44 atribuciones, casi todas relacionadas con la prevención o persecución de delitos. Las atribuciones 35 y 36 se refieren a la coordinación con el Instituto Nacional de Migración para la inspección de documentos migratorios de extranjeros y para el resguardo de las estaciones migratorias.

Hoy en día tiene 100 mil elementos, la abrumadora mayoría de origen militar, de los cuales poco más de 27 mil están asignados a las fronteras Norte y Sur de México para “controlar” el tráfico migratorio.

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Estos datos, todos oficiales, motivan algunas reflexiones sobre cómo el gobierno mexicano se subordina a Estados Unidos, enfoca de manera muy equivocada el tema migratorio y se aleja de aquellos discursos de campaña de inicios de gobierno según el cual se atenderían prioritariamente las causas de la migración. No queda ninguna duda, la administración de AMLO ha optado por controlar la migración por la fuerza.

Al otorgarle a la Guardia Nacional la facultad de realizar inspecciones migratorias, ubica a los migrantes en el mismo cajón que los delincuentes. Es decir, según el gobierno mexicano, migrar es un delito y el que migra es un delincuente. Muchos especialistas dicen que los elementos de la Guardia Nacional no están capacitados para nada, pero para tratar migrantes que huyen de la violencia y la inseguridad, menos. Y nosotros que nos quejamos de cómo tratan en Estados Unidos a los inmigrantes mexicanos y nos ofendemos cuando a los indocumentados les llaman ilegales.

¿En qué contribuye la inspección migratoria a la seguridad pública de los mexicanos? Claro habrá quien diga que con eso se combate a las organizaciones criminales asociadas al tema migratorio. Pero no nos engañemos, esas organizaciones funcionan libremente y a quienes se detiene es a los migrantes. De hecho, la presencia de la Guardia Nacional contribuye a que los migrantes busquen a esas organizaciones criminales.

¿Cómo se justifica o explica que poco más de la cuarta parte de sus elementos estén en tareas de control migratorio? Eso querría decir que la cuarta parte de sus recursos humanos se dedican a dos de sus atribuciones -las números 35 y 36-, y tres cuartas partes de ellos a las otras 42 atribuciones.

De hecho, podríamos decir que en el control migratorio es la única de sus atribuciones en las que la Guardia Nacional ha tenido un éxito relativo. A dos años de su creación, ninguno de los delitos ha tenido alguna variación significativa, mientras que el flujo de centroamericanos que transitan por México, en algunos momentos ha disminuido considerablemente. Llama la atención que en el sitio web de la Guardia Nacional se reportan los logros en el combate a la delincuencia, detenciones, decomisos de drogas ilícitas, etc. y nada se dice del tema migratorio.

Surgen más preguntas. Toda vez que la “inspección” se realiza en territorio mexicano, ¿cómo saben los elementos de la Guardia Nacional que a quienes están inspeccionando son extranjeros? Según los datos de la patrulla fronteriza estadounidense el 40% del flujo de migrantes que buscan entrar a Estados Unidos de manera subrepticia, es mexicano. ¿Cómo distingue la Guardia Nacional a los mexicanos para con quienes no tiene ninguna atribución de inspección?

Esos números y atribuciones solo tienen un eje articulador y es la subordinación a Estados Unidos, incluso en temas tan urgentes como la seguridad de los mexicanos. Es innegable que esos 27 mil elementos, a quienes pagan con nuestros impuestos, se distraen de la persecución de delincuentes para detener migrantes. Con la administración de Donald Trump la subordinación fue pública, explícita y hasta oficializada. Con la administración de Joe Biden ha sido más discreta pero igualmente improcedente. De hecho, ahora hay más agentes de la Guardia Nacional en el tema que cuando le regalábamos bates de béisbol a Trump.

Muchos se han decepcionado de AMLO y su gobierno. Gobernar desgasta y el ejercicio del poder es más ingrato que su búsqueda, pero en pocos temas como en el migratorio, la práctica de AMLO se aleja tanto de lo que prometió a los mexicanos y a los centroamericanos y de lo que él llama sus principios.

Jorge Santibáñez es presidente de Mexa Institute

TW: @mexainstitute

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