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Un documento interno de los CDC pinta un panorama terrible de la amenaza que supone la variante Delta

Dr. Rochelle Walensky adjusts her face mask during a Senate hearing.
La Dra. Rochelle Walensky, directora de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, se ajusta la mascarilla durante una audiencia en el Senado sobre la respuesta federal al coronavirus.
(Susan Walsh / Associated Press)
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La variante Delta es un enemigo más temible de lo que se creía, en gran parte debido a su capacidad de infectar y ser contagiada por personas que están totalmente vacunadas, según los datos recogidos por los Centros de Control y Prevención de Enfermedades.

Un documento confidencial elaborado por la agencia cita las pruebas de un brote reciente en Massachusetts en el que participaron al menos 145 personas infectadas con la variante Delta, que se detectó por primera vez en la India. En el brote de Massachusetts, las cargas virales de las 80 personas que estaban inmunizadas fueron esencialmente las mismas que las de las 65 que no estaban vacunadas.

Según estos informes, las cargas virales de las personas inoculadas que se infectaron con el Delta fueron más altas en relación a otra gente vacunada que se infectaron con otras cepas de coronavirus.

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Algunos de los datos del documento fueron descritos el martes por la Dra. Rochelle Walensky, directora de los CDC, cuando anunció nuevas indicaciones sobre el uso de mascarillas. En las partes del país en las que las tasas de transmisión del coronavirus son “sustanciales” o “elevadas”, todo el mundo -independientemente de su estado de vacunación- debe llevar la cara cubierta cuando esté en espacios públicos cerrados, dijo la agencia.

El documento confidencial fue obtenido por el Washington Post y publicado en su sitio web.

Ya se sabía que la variante Delta era un 50% más transmisible que la variante Alfa, que se detectó por primera vez en Reino Unido y que es a su vez un 56% más contagioso que el coronavirus original que desencadenó la pandemia mundial.

Los científicos también han establecido que las personas infectadas con Delta tienen alrededor de 1.000 veces más partículas virales en sus sistemas respiratorios superiores que aquellos contagiados con cepas anteriores de coronavirus.

Esa diferencia permite que el Delta salte de una persona a otra solo cuatro días después de una infección inicial, dijo Chunhuei Chi, director del Centro de Salud Global de la Universidad Estatal de Oregón. Con las cepas anteriores, se necesitaban unos seis días para que eso ocurriera, señaló.

Esta rápida propagación ayuda a explicar por qué la variante Delta, que se cree que llegó a Estados Unidos en marzo, representa ahora un 82% de las infecciones recientes por coronavirus en el país.

El documento de los CDC sugiere que se espera un incremento en los casos de “ruptura” (en los que el virus infecta personas vacunadas), no solo por la mayor capacidad de transmisión de Delta, sino porque también está aumentando el número de individuos inmunizados.

Aunque la capacidad de propagación de Delta está clara desde hace tiempo, los científicos no habían estado seguros de si las infecciones causadas por la misma son más peligrosas. El documento de los CDC cita tres informes que relacionan la variante con afecciones más graves:

En un estudio de Ontario (Canadá), las personas infectadas por Delta tenían más del doble de probabilidades de ser ingresadas en el hospital, casi cuatro veces más de ser tratadas en la unidad de cuidados intensivos y más del doble de riesgo de morir a causa del COVID-19 en comparación con la población contagiada por versiones anteriores del coronavirus.

En un informe de Singapur, los individuos infectados con Delta tenían 4.9 veces más posibilidades de requerir tratamiento con oxígeno, ser ingresadas en una UCI o morir de COVID-19 que las personas contagiadas en los meses iniciales de la pandemia.

En un estudio de Escocia revisado por expertos, las probabilidades de necesitar atención hospitalaria eran un 85% mayores para las personas infectadas por Delta que para las contagiadas por otras versiones del virus.

En otra señal potencialmente aterradora, el documento de los CDC también señalaba que entre las personas que ya habían superado una infección por coronavirus al menos 180 días antes, el riesgo de una posterior con la variante Delta era aproximadamente un 46% mayor que el peligro de un subsiguiente contagio con la variante Alfa.

Estudios de Gran Bretaña, Canadá e Israel sugieren que la dosis de Pfizer-BioNTech pierde algo de efectividad cuando se enfrenta a la variante Delta. Por su capacidad para reducir el riesgo de infecciones por coronavirus, los casos de COVID-19 disminuyeron, la vacuna fue muy eficaz para disminuir el peligro de hospitalización: en un 96% en Inglaterra y Escocia, un 100% en Canadá y 93% en Israel.

En general, las vacunas COVID-19 autorizadas para su uso en Estados Unidos están teniendo un gran impacto, dice el documento de los CDC.

Hasta el 24 de julio, había 178.6 casos nuevos por semana por cada 100.000 individuos no vacunados, en comparación con 21.4 casos nuevos por semana por cada 100.000 personas inmunizadas, lo que supone una reducción de ocho veces. La incidencia semanal de hospitalización y muerte por COVID-19 fue 25 veces menor en los vacunados que en los que no lo están.

Pero con solo el 49.4% de la población estadounidense totalmente vacunada, son necesarias otras medidas para frenar el contagio de la variante Delta, indica el documento de los CDC.

“Dada la mayor transmisibilidad y la cobertura de vacunación actual, el cubrebocas universal es esencial para reducir la propagación de la variante Delta”, dice.

El documento también pide a las autoridades que “consideren la posibilidad de imponer vacunas [a los profesionales de la salud] para proteger a las poblaciones vulnerables”.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

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