Anuncio

OPINIÓN: Grietas en la relación México-Estados Unidos

Los ex presidentes de México
Los presidentes de México, Carlos Salinas de Gortari (i), Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, incluyendo a Andrés Manuel López Obrador han entendido la importancia de la relación con Estados Unidos.
Share via

Para México, la relación con Estados Unidos es fundamental. Eso lo han entendido todas las administraciones recientes y la de AMLO no es la excepción. Las estrategias no han sido todas iguales y siempre ha habido diferencias, temas en donde no se tiene la misma posición. Cuba y Latinoamérica en algún momento, armas, tráfico de drogas, combate al crimen organizado, cuestiones comerciales y otras han aparecido tensando la relación sin que hasta el momento se haya llegado a un rompimiento o a que México pertenezca al grupo de países con los que se tiene de manera explícita una mala relación como Rusia, Corea del Norte, China, Venezuela, Nicaragua y otros.

México no podría permitirse una mala relación con Estados Unidos. No solamente porque ese país representa cerca del 80 por ciento de lo que se exporta sino porque la economía mexicana es totalmente dependiente de Estados Unidos. Incluso los nuevos proyectos dependen del poderoso vecino. Por ejemplo, el tren maya que tanto representa para la administración de AMLO cumplirá sus objetivos sí y solo si las empresas estadounidenses que mueven el turismo en la región (cadenas hoteleras, líneas aéreas, agencias de viaje, etc. etc.) participan activamente. Si por alguna razón deciden no participar o boicotear esa iniciativa, por más atractivos turísticos que tenga ese tren, morirá en el olvido y abandono.

Sin ser catastrofistas y sin predecir un muy poco probable rompimiento de mayores consecuencias entre los dos países, empiezan a aparecer grietas que de no atenderse sí pueden convertirse en problemas mayores.

Anuncio

En general, todos los temas tienen dos dimensiones. Por un lado, la que se refiere al tema en sí mismo y por otro, quizá el mas peligroso, el impacto político que la posición mexicana tiene en Estados Unidos. Veamos algunos ejemplos.

En el tema comercial, las llamadas reglas de origen, que continuamente han sido un problema y cuya interpretación siempre ha favorecido a Estados Unidos, ahora resulta que a México y a Canadá no les conviene. Como se dijo desde que se firmó la nueva versión del tratado de libre comercio que pasó del 62.5% de las componentes para que un producto sea considerado de la región a un 75% inalcanzable para México. Solo recordemos que esa posibilidad era clarísima desde que se firmó con fanfarrias el acuerdo en el primer acto de sumisión ante Donald Trump y sin Canadá en la mesa. Como en muchos acuerdos de esta administración, se sobredimensiona la firma, la foto, el anuncio y no la instrumentación.

Quizá lo mas grave es que, como en otros temas, estas posiciones mexicanas, sea o no su intención, se convierten en instrumentos con los que la oposición ataca y presiona a la administración de Joe Biden alegando que se trata de llevarse los empleos de los estadounidenses y otros argumentos que los republicanos usan con frecuencia y que usarán aun más en el 2022 cuando habrá elecciones intermedias y el congreso puede pasar a mayoría republicana. El cabildeo de los grandes corporativos estadounidenses que se verían afectados se activa casi en automático acusando a México de incumplimientos en muchos otros temas acordados en el llamado T-MEC. Las secretariías de Trabajo y Economía mexicanas pueden presumir en las conferencias matutinas de AMLO que todo va bien y que estamos cumpliendo cabalmente lo acordado y quizá eso baste para su jefe y para el auditorio mexicano, pero en Estados Unidos eso es falso e irrelevante.

Otro tema central es el migratorio. Por más que México ejerce una represión brutal en contra de los migrantes de tránsito, los datos muestran que están llegando cada vez mas inmigrantes que transitaron por México. Más allá de que las estrategias mexicanas sean contrarias a las prometidas por AMLO y violatorias de los derechos humanos, el descontrol migratorio alimenta el discurso anti-Biden según el cual los republicanos en general y Trump en particular demostraron que obtenían mas de México en ese control.

La administración de AMLO parece mas preocupada en que se apoye la extensión de sus programas en Centroamérica para demostrar que son exitosos que en realidad atender de fondo el tema migratorio y mientras tanto sigue persiguiendo y hostigando a los inmigrantes potenciales. La atención, como en muchos otros temas, se centra en publicitar lo que se hace no lo que se logra y la lógica estadounidense es la inversa.

Nada ayuda y las facturas se acumulan. El recuerdo del apoyo a Trump, la tardanza en reconocer el triunfo de Biden, el apoyo a gobiernos antiamericanos como el de Nicaragua o Cuba, la falta de gobierno en grandes extensiones del territorio mexicano o los retrasos en las visas de los agentes de la DEA tienen consecuencias. Más aun en un año electoral que será vital para la administración de Joe Biden.

No es previsible un rompimiento, pero si hay grietas que si no se atienden pueden perjudicar a México, mucho más de lo que se piensa. No será nada fácil caminar entre tantas contradicciones y si además los esfuerzos se concentran en nombrar a la sucesora y en pleitos internos, peor aún.

* Jorge Santibáñez es presidente de Mexa Institute

TW: @mexainstitute

Anuncio