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Adiós al dinero fácil

The Federal Reserve building in Washington.
Las tasas de interés están aumentando porque los formuladores de políticas consideran que el impacto de la inflación global ahora representa una amenaza mayor que el daño al crecimiento a la economía causado por el COVID-19.
(Patrick Semansky / Associated Press)

Dos años después de que la pandemia sumiera a la economía mundial en una profunda, pero breve recesión, los bancos centrales están retirando su apoyo de emergencia

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El fin del dinero fácil está cerca.

Dos años después de que la pandemia hundiera a la economía mundial en una recesión profunda, pero breve, los banqueros centrales están retirando su apoyo de emergencia y se encuentran moviendo más rápido de lo que ellos mismos o la mayoría de los inversores habían previsto.

La Reserva Federal de EE.UU se está preparando para aumentar las tasas de interés en marzo, y el informe de empleo del viernes alimentó la especulación de que podría necesitar un movimiento agresivo.

El Banco de Inglaterra acaba de concretar alzas consecutivas y algunos de sus funcionarios querían actuar con más fuerza. El Banco de Canadá se alista para despegar el próximo mes. Incluso, el Banco Central Europeo puede entrar en acción a finales de este año.

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Las tasas de interés están subiendo porque los formuladores de políticas consideran que el impacto de la inflación global ahora representa una amenaza mayor que el causado al crecimiento de la economía por el COVID-19. Algunos afirman que les tomó demasiado tiempo llegar a esa conclusión.

A otros les preocupa que el giro agresivo pueda ralentizar las recuperaciones sin ofrecer mucho alivio de los altos precios, ya que parte del alza está relacionada con problemas de suministro que están fuera del alcance de la política monetaria.

Hay un par de valores atípicos entre las economías más grandes.

El Banco Popular de China parece ir en la dirección opuesta. Es probable que abarate el crédito a medida que nuevos brotes de coronavirus y una caída de la propiedad nublen las perspectivas para la segunda economía más grande del mundo. Y se espera que el Banco de Japón mantenga su política monetaria sin cambios este año, aunque los operadores comienzan a preguntarse si podrá sostenerlo.

En los mercados emergentes, muchos bancos centrales comenzaron a subir las tasas de interés el año pasado, y aún no han terminado.

La semana pasada, Brasil logró un tercer aumento consecutivo de 150 puntos, y la República Checa elevó su punto de referencia al más alto de la Unión Europea. Rusia, Polonia, México y Perú pueden extender las campañas de ajuste esta semana, aunque algunos piensan que el ciclo latinoamericano puede estar llegando a su pico máximo.

Los economistas de JPMorgan Chase & Co. estiman que, para abril, las tasas de interés habrán subido en los países que juntos producen alrededor de la mitad del Producto Interno Bruto (PIB) del mundo, frente al 5% actual. Esperan que los montos por el uso del dinero en promedio global sean alrededor del 2% a finales de 2022, aproximadamente el nivel previo a la pandemia.

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Todo esto sugiere el mayor endurecimiento de la política monetaria desde la década de 1990. Y el cambio no se limita a las tarifas. Los bancos centrales también están reduciendo los programas de compra de bonos que han utilizado para restringir los costos de endeudamiento a largo plazo. Bloomberg Economics calcula que el balance general combinado de las naciones del Grupo de los Siete alcanzará su punto máximo a mediados de año.

“La situación cambió totalmente”, escribió el economista de Bank of America Corp., Aditya Bhave, en un informe el viernes. “El aumento de la inflación mundial ha hecho avanzar los ciclos de alza de los bancos centrales y la contracción de los balances en todos los ámbitos”.

En el proceso, el giro podría haberse obstaculizado con un auge pandémico en los mercados financieros que fue amplificado por la buena liquidez.

El índice MSCI World de acciones bajó un 5% este año. Los bonos cayeron en todo el mundo, elevando los rendimientos. Ello obligó al banco central a repensar en una ola de inflación, impulsada por una desconexión entre la creciente demanda en las economías posteriores al cierre y la escasez en el suministro de algunos productos básicos, materiales y bienes, así como de trabajadores.

Esta semana, se espera que EE.UU informe una tasa de inflación del 7.3% para enero, la más alta desde principios de la década de 1980. El aumento generalizado y sostenido de los precios de la zona del euro acaba de alcanzar un récord.

Hace tan solo unos meses, la mayoría de los funcionarios no esperaban estar en la situación en la que se encuentran ahora. Pasaron gran parte de 2021 argumentando que las presiones sobre los precios resultarían “transitorias”. Vieron con beneplácito el rápido repunte del empleo y desestimaron las alarmas de inflación que ya estaban haciendo sonar algunos comentaristas.

Ahora, los formuladores de políticas decidieron que la inflación tiene poder de permanencia, y que al tolerarla se corre el riesgo de desencadenar una espiral ascendente de precios y salarios, que podría resultar imposible de detener sin provocar una recesión.

Walmart Inc. se está preparando para crear su propia criptodivisa y una colección de tokens no fungibles, según se desprende de los documentos presentados ante la Oficina de Patentes y Marcas de Estados Unidos, preparando el terreno para satisfacer a sus clientes en el metaverso emergente.

Al actuar ahora para calmar un poco las cosas, esperan lograr un “aterrizaje suave” en lugar de un choque. Sin embargo, hay riesgos en ambas direcciones.

La inflación probablemente seguirá siendo alentada por la disminución del desempleo y la renovada demanda de servicios a medida que las economías demuestren ser resistentes a la variante Ómicron del coronavirus, según los economistas de JPMorgan dirigidos por Bruce Kasman.

“Es difícil para nosotros aceptar un empalme de una inflación baja sostenida con una acción limitada del banco central”, agregaron también en un informe.

Algunos economistas e inversores de renombre advierten que los bancos centrales todavía están “atrasados” y no comprenden completamente la escala de medidas que tendrán que tomar.

Pero los aumentos rápidos de tasas de interés ahora podrían ser contraproducentes si la inflación comienza a desvanecerse a medida que las cadenas de suministro se recuperan y los mercados de productos básicos se enfrían. Eso podría hacer que la configuración de las políticas parezca repentinamente demasiado estricta, algo que le sucedió al Banco Central Europeo hace una década.

Y si la inflación se mantiene, es posible que no sea controlable con la política monetaria.

Los estrategas de BlackRock Inc. argumentan que los precios están subiendo más rápido debido a los problemas de suministro, y los banqueros centrales deberían aprender a vivir con eso. Bloomberg Economics calcula que si el Banco de Inglaterra quisiera reducir la inflación a su objetivo del 2% este año, tendría que aumentar las tasas lo suficiente como para dejar sin trabajo a 1.2 millones de personas.

Por ahora, la única forma es elevar las tasas globales, pero más allá de eso, los detalles son confusos.

Las previsiones difieren ampliamente sobre cuántos aumentos de tasas de la Fed se producirán este año. Barclays cuenta con tres, por ejemplo, y Bank of America espera siete. Tampoco está claro qué tan grandes serán los movimientos, cuándo se ejecutarán y dónde terminará finalmente el monto de referencia.

Los banqueros centrales lo prefieren cuando sus intenciones son ampliamente comprendidas. Después de haber hecho un cambio de política abrupto, deben descubrir cómo comunicar sus nuevos planes a los inversores. De lo contrario, los mercados podrían tener un tiempo difícil.

Los reporteros de Bloomberg Zoe Schneeweiss y Jeremy Diamond contribuyeron con este artículo.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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