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Los californianos LGBTQ temen ser los siguientes en perder sus derechos tras la decisión de Roe

Elleana Tanner, a la izquierda, de Laguna Hills, y Alejandra Barba, de Orange, asisten al festival del Orgullo Gay de OC.
Elleana Tanner, a la izquierda, de Laguna Hills, y Alejandra Barba, de Orange, asisten al festival del Orgullo Gay de OC.
(Paul Rodriguez / For The Times)
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El desfile del Orgullo de OC fue corto y dulce, con una procesión de carrozas adornadas con el arco iris, gente bailando y activistas agitando pancartas que pasaron por los escaparates de principios de siglo del centro de Santa Ana en aproximadamente media hora.

El ambiente de celebración hizo que Jeffrey Dixson hiciera un balance de los derechos y libertades por los que los miembros de la comunidad LGBTQ han luchado durante tanto tiempo y también de lo rápido que los jueces del Tribunal Supremo y los legisladores pueden arrebatárselos.

“Eso es lo que están haciendo con nuestras opciones: parpadeas y las pierdes”, dijo Dixson, una asistente de enfermería jubilada de 40 años de Signal Hill que sueña con la transición a mujer. “Los estadounidenses tienen que despertar”.

El sentimiento de Dixson fue compartido por muchos en el desfile, que tuvo lugar un día después de que el Tribunal Supremo anulara Roe vs. Wade, la histórica sentencia de 1973 que legalizaba el aborto en todo el país. La decisión de 5 a 4 supuso un amplio rechazo a los derechos reproductivos que podría tener implicaciones de gran alcance.

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Jeffrey Dixson, right, of Signal Hill, helps Ernie Alvarado, left, of Victorville.
Jeffrey Dixson, a la derecha, de Signal Hill, ayuda a Ernie Alvarado, de Victorville, a peinarse en el festival OC Pride en Santa Ana el sábado.
(Paul Rodriguez / For The Times)

Los defensores de la comunidad LGBT temen que ellos sean el próximo objetivo de la mayoría conservadora del tribunal, posiblemente revocando fallos anteriores como la legalización de la intimidad y el matrimonio entre personas del mismo sexo.

A pesar de estas preocupaciones, el ambiente del desfile siguió siendo festivo, ya que cientos de personas se alinearon en las calles y se contoneaban al ritmo de las canciones que sonaban en los altavoces y cuyas letras hablaban de autoestima, los desafíos y la aceptación de lo que uno es incluso cuando el mundo lo rechaza.

Se podía escuchar a Aretha Franklin cantar que el orgullo propio es un “amor más profundo” al que todos deberíamos aspirar. Como cantaba Whitney Houston: “No está bien, pero está bien. I’m going to make it anyway” (No está bien, pero no pasa nada. Voy a lograrlo de todos modos), la clásica melodía parecía captar el espíritu de perseverancia que ha sostenido a los miembros de la comunidad LGBTQ en las guerras culturales del pasado y del presente.

Gloria Gaynor dio voz a la batalla de los LGBTQ contra el odio y la discriminación al cantar el estribillo de su himno “I Will Survive”.

Muchos de los asistentes llevaban camisetas que proclamaban “El amor es el amor”, mientras que otros sostenían carteles que pedían la igualdad de la mujer y la protección federal del aborto.

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Alejandra Barba, de 20 años, acudió simplemente para estar presente y solidarizarse en un momento en el que las mujeres, las personas LGBTQ y las personas de color parecen estar siendo atacadas.

“Los republicanos dicen: ‘Cada vida importa’, y que la gente tiene derecho a su privacidad, pero con lo que se esán metiendo es con mi privacidad, con mi decisión de tener o no un hijo”, dijo Barba, estudiante de tercer año en la Universidad de Chapman en Orange.

“Las cosas que están diciendo no se ajustan a los problemas que afectan a la gente de a pie”.

Ni Barba ni su amiga Elleana Tanner, estudiante de primer año de 19 años en el Irvine Valley College, confían en que los demócratas de la capital del país -el presidente Biden y los legisladores del Congreso- sean capaces de cumplir sus promesas de contrarrestar la sentencia del tribunal formalizando el derecho al aborto a nivel federal.

Y es esta sensación de inutilidad lo que más entristece y enfurece a Tanner.

“El Congreso es nuestro último recurso, y no creo que vaya a pasar nada”, dijo, señalando la disfunción política en Washington.

Rowan Hepps Keeney, a la izquierda, y su pareja, Yashia García, en el festival de Santa Ana.
(Paul Rodriguez / For The Times)
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Yashia García condujo hasta el desfile desde San Diego para ayudar a su compañera Rowan Hepps Keeney a atender un puesto durante el desfile. Llevando un pin en su chaleco de mezclilla que decía “Lucha contra el estigma”, dijo que sollozaba el viernes por la mañana después de leer la noticia del fallo del tribunal.

Aquí está, una orgullosa afrolatina de 36 años que trabaja como asistente en una clínica de sexología y que forma parte de una relación poliamorosa con Keeney y un marido transgénero. Vive exactamente como ha elegido vivir. Sin embargo, con el fallo del tribunal sobre el aborto que indica que los estadounidenses LGBTQ podrían ser los siguientes, García siente que ella y el resto de la nación han sido repentinamente catapultados a una época más represiva.

“Mi madre, que llegó al país como inmigrante desde la República Dominicana en 1978, tenía más derechos que yo hoy”, dijo García. “No tengo la palabra de describir lo que se siente. Bueno, sí la tengo, pero todas son palabras malsonantes.

“No estoy tan preocupada por mí, como residente de California, un estado que tiene protección contra el aborto, sino por todas esas mujeres y personas no binarias del Medio Oeste y del Sur que no van a tener esa posibilidad”, dijo García.

Dixson se mantuvo erguida con un vestido de malla tejido en tonos de arco iris, un peinado de moño trenzado y una visera rosa. Tratar de mantener el ánimo entre la multitud del orgullo que festejaba era difícil, dadas las presiones que sufren ahora los estadounidenses que históricamente han tenido que luchar para ser quienes son y ser tratados como iguales.

Allie Vechil of the Vixen Show
Allie Vechil, del Vixen Show, participa en el desfile del Orgullo de OC.
(Paul Rodriguez / For The Times)
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El juez conservador Clarence Thomas pareció indicar lo que les espera a personas de la comunidad queer como Dixson. Thomas rechazó la idea, largamente sostenida, de que las garantías de la Constitución de EE. UU. y protección ante la ley son aplicables a todos los ciudadanos.

Escribió que los precedentes judiciales anteriores que se basan en gran medida en este derecho implícito a la privacidad, incluyendo el fallo de 2015 que legalizó el matrimonio entre personas del mismo sexo y el fallo de 2003 que legalizó la intimidad del mismo sexo, eran “erróneos”. Thomas prosiguió diciendo que esas decisiones que conceden derechos que no están explícitamente recogidos en la Constitución deberían ser reconsideradas en futuras impugnaciones del Tribunal Supremo.

A Dixson le preocupa que, debido a este amplio lenguaje, los desafíos a las libertades civiles no se detengan en el aborto y los derechos LGBTQ: “¿Qué será lo siguiente? ¿Van a quitarme mis derechos porque soy negra?”.

A García también le sorprendió la dureza del tono de Thomas.

“Siempre hemos sido marginados en esta comunidad”, dijo.

Incluso antes de que el tribunal anulara el caso Roe vs. Wade, la comunidad LGBTQ ya estaba en vilo por los recientes casos de acoso por parte de grupos de extrema derecha que han atacado eventos relacionados con el orgullo en el Área de la Bahía, Idaho y otros lugares.

Los legisladores de Florida, Texas y otros estados han señalado a la comunidad LGBTQ en cientos de proyectos de ley sobre educación que prohíben a los atletas transgénero competir en equipos deportivos y prohíben las lecciones en el aula sobre orientación sexual e identidad de género, entre otras restricciones.

Tanner dijo que, dado el clima hostil que enfrentan los estadounidenses LGBTQ, era sorprendente que no hubiera un estado de ánimo más sombrío o más protestas callejeras en el desfile del Orgullo de OC. Pero García dijo que podía entender por qué muchos en la multitud parecían decidido a centrarse en la celebración y la comunidad en lugar de insistir en lo negativo.

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El hecho es, dijo, que los tribunales y los legisladores no la obligarán a volver al armario ni a dejar de defender los derechos de las mujeres, independientemente de las sentencias que dicten o las leyes que aprueben. Al menos en el OC Pride, hubo una oportunidad de contemplar la belleza y la diversidad de la comunidad LGBTQ, una oportunidad de sentirse bien sabiendo que la unión hace la fuerza.

“Creo que merecemos tener un espacio para la alegría”, dijo García, “porque siempre estamos luchando”.

Los espectadores toman fotos durante el desfile del Orgullo de OC de este año.
(Paul Rodriguez / For The Times )
People stand and wave at the crowd.
Los espectadores se alinean en la calle 3 en Santa Ana durante el desfile del Orgullo de OC.
(Paul Rodriguez / For The Times)

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

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