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Empleado clave que calificó de inseguro el Titan declara que la empresa sólo quería ganar dinero

ARCHIVO - Esta imagen sin fecha facilitada por OceanGate Expeditions
ARCHIVO - Esta imagen sin fecha facilitada por OceanGate Expeditions en junio de 2021 muestra el sumergible Titan de la empresa. (OceanGate Expeditions via AP, Archivo)
(Uncredited / Associated Press)
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Un empleado clave que calificó de inseguro un sumergible experimental condenado al fracaso antes de su último y fatal viaje testificó el martes que se enfrentó con frecuencia al cofundador de la empresa y que sentía que ésta sólo se dedicaba a ganar dinero.

David Lochridge, exdirector de operaciones de OceanGate, es uno de los testigos más esperados que comparecerán ante la comisión que trata de determinar las causas de la implosión del Titan en su ruta hacia los restos del Titanic el año pasado, en la que murieron las cinco personas que iban a bordo. Su testimonio se hizo eco el lunes del de otros exempleados, uno de los cuales describió al jefe de OceanGate, Stockton Rush, como una persona inestable y con la que era difícil trabajar.

“La idea de la empresa era ganar dinero”, explicó Lochridge. “Había muy poco de ciencia”.

Rush fue una de las cinco personas que murieron en la implosión. OceanGate era propietaria del Titan y lo llevó a varias inmersiones hacia el Titanic que se remontan a 2021.

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El testimonio de Lochridge comenzó un día después de que otros testigos retrataran la imagen de una empresa con problemas que estaba impaciente por poner en el agua su embarcación de diseño poco convencional. El accidente desencadenó un debate mundial sobre el futuro de la exploración submarina privada.

Lochridge se incorporó a la empresa a mediados de la década de 2010 como ingeniero veterano y piloto de sumergibles, y afirmó que pronto tuvo la sensación de que se le estaba utilizando para dar credibilidad científica a OceanGate. Relató que tenía la sensación de que la empresa le estaba vendiendo como parte del proyecto “para que la gente viniera y pagara dinero”, y eso no le gustó.

“Me sentía como un títere”, dijo. “La empresa me obligaba a dar charlas. Era difícil. Tenía que dar la cara y hacer presentaciones. Todo eso”.

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